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En la reciente feria internacional del libro realizada en Lima, dos escritores peruanos consagrados presentaron sendas novelas.
La de Luis Freire Sarria lleva por titulo " El perro sulfúrico" y la de Víctor Coral Cordero se llama "Migraciones”.
Es increíble como existen tantas similitudes en las dos historias a pesar que la diferencia de edad entre los autores es de 23 años.
En ambos relatos el protagonista es un periodista soltero limeño que domicilia en un cuarto alquilado.
Lucho tuvo de novias a la pintora Claudia, Fedora, la antropóloga Solange y Marcia. Fedora fue la mujer más importante de su vida pero lo abandono para irse a Miami. Las otras tres fueron encuentros pasajeros y el personaje se sintió utilizado sexualmente por las damas.
Bruno amo a Carol, Cecilia, Sheyla y Ariana. Cecilia rompió su relación para ingresar de militante senderista. Sheyla, estudiante de artes plásticas, era la mas maternal y comprensiva. Sin embargo, lo dejo para irse también a Miami. Ariana era su casera, una viuda de 35 años que mantenía y cuidaba un hijo gravemente drogadicto.
Lucho pertenece a una comunidad intelectual que edita el semanario humorístico "El perro sulfúrico". Sus hazañas se miden por la hostilización permanente del gobierno de turno, así como a los frecuentes ataques y amenazas del terrorismo de sendero luminoso. Lucho también admira a una cooperativa de artistas llamada Rayo Azul, quienes son sus vecinos.
Bruno pertenece a una comunidad de poetas bebedores y consumidores de cannabis que se reúnen en los bares del centro de Lima. Las proezas se valorizan en anécdotas memorables y únicas. Bruno es apreciado por sus congéneres, pues es generoso invitando cervezas y respetuoso con las parejas de su prójimo.
Coral es de una generación individualista que no llego a disfrutar de la moda comunitarísta difundida por los hippies.
Llama la atención que tanto Freire como Coral describan al ciudadano limeño como amante pasivo que se deja abandonar por sus novias y se desvela afligido del corazón. Según estos narradores el machismo desapareció del país. El discurso feminista venció en la novela peruana. Los pantalones son ahora victima de la agresividad de las faldas. ¿El varón domado ya se instalo en nuestra literatura?
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