martes, 26 de enero de 2010

Si tan sólo el país estuviese interconectado (2)

Enviado por: Roberto Bustamante (r13377@hotmail.com) atravez del grupo Río abierto (rio_abierto_peru@yahoogroups.com)

Tomado de: http://mildemonios.lamula.pe/?p=1450

En un post de la semana pasada estuvimos hablando sobre los trenes en el Perú. Esto a raíz de otro post en el cual comentaba la necesidad de meter más plata a infraestructura de transporte. Alguien me preguntó por qué los trenes estaban tan dejados de lado en este país. Primero repasé un poco lo que hay. En el Perú hay apenas cinco redes ferroviarias, de las cuales dos están concesionadas, dos están en manos del Estado y una es privada.
Y bueno, ante la estimación del IPE de que es necesario US$2,415 millones para poder aspirar a tener un sistema ferroviario decente a nivel nacional, cabía la duda de si vale aún la pena preocuparse por tener trenes chéveres. ¿O es que acaso la tecnología ya los superó? ¿O quizás el Perú tiene una geografía tal que hace que los trenes no sean una opción eficiente?
Estas preguntas se hacen más pertinentes en un momento como el actual, en el que fuertes lluvias en zonas del país nos muestran lo que pasa con las carreteras y los puentes en una geografía difícil. Más allá de si estuvieron bien diseñados o no, es un momento en el que cabe la pregunta: ¿reconstruimos esa carretera que se cayó o mejor mandamos construír una línea de tren?
De hecho, como lo podrán ver resumido en la página 81 del estudio del IPE, la promoción de un sistema ferroviario resulta harto eficiente para el transporte de carga por trayectos largos. Calcula que un ferrocarril moderno cuenta con una capacidad de carga que equivale aproximádamente a diez carreteras de doble vía. Imagínense lo que serían los paros de transportistas de carga si se contase con un tren que llegase a Lima con comida todos los días.
Pero no sólo eso, sino que además el costo de la construcción y operación de una línea ferroviaria se estima en un tercio del costo de una carretera. Así reducimos también el dinero que el Estado le mete a esta vaina y liberamos recursos para otras cosas, como programas sociales o qué sé yo.
Y por si fuera poco, un tren moderno convencional usa menos energía que un vehículo que en carretera transporte una carga comparable. Así que es una opción más ambiental.
Entonces, para resumir. ¿Nos conviene promocionar que se invierta más en ferrocarriles? La respuesta es un enfático “hell, yeah”. Ahora lo que falta es que ProInversión se ponga las pilas y fomente con más ganas esta vaina.

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