utguerrero31@yahoo.es
Analista Global.
El Perú del siglo XXI, mantiene la misma sordera política propia de caudillos ególatras, mesiánicos, conservadores en su práctica mas que en sus membretes. Al iniciarse el proceso electoral de admisión a la carrera profesional de “político”, la meritocracia no existe como requisito para los postulantes, sólo se aplica a trabajadores como mandato neoliberal; ello no existe para aspirantes a regidores, consejeros, presidentes regionales o presidentes a la república. Ellos sólo necesitan DNI, una ligera hoja de vida y mucho dinero.
José Campo Verde Ayres, peruano investigador de una ciencia administrativa con sabor nacional nos dice: “...el poder político se aplica para cambiar lo que no funciona y los mismos políticos comienzan a descubrir que la orden no da resultado, pues el poder político no basta para conseguir el cambio-pues-a todo el género humano les será demandado hacer cambios no sólo en los político, cultural, científico, ideológico o social, sino también en lo humano, como son las costumbres, las creencias y los valores-pero existe una condición-buscar primero el mejoramiento personal para luego mandar” (“Eficacia con desarrollo organizacional-Lima 1988). Es decir no sólo son alternativas, sino cuadros regenerados.
La derecha peruana en sus diversos matices, con mucho poder financiero neoliberal; utiliza el manejo mediático para echar cartas de sus posibles candidatos: Castañeda Lossio, Keiko Fujimori, Kouri, Lourdes Flores, incluyendo al humorista Jaime Bayly, todos examinados por chamanes, pallares, brujos y adivinos. Al final sólo será cuestión de quien sea mejor caudillo que garantice el modelo excluyente de las mayorías nacionales.
Mientras socialistas, nacionalistas, progresistas y populares, siguen sin entender que el pueblo tiene claro la unidad que garantice crecimiento económico con desarrollo humano, democracia representativa y participativa, inclusión de desocupados, informales, jóvenes profesionales, asalariados y pensionistas en la tarea de regeneración moral del Estado. ¿Qué dirá Ollanta Humala, Marcos Arana, Alberto Pizango, José Ñique de la Puente?
Hoy el pueblo peruano está en la búsqueda de liderazgos creíbles, ello implica comprender que el pueblo no sólo sigue causas justas de buenas a primera: ellos siguen a líderes creíbles que promueven causas justas. El pueblo primero se compromete con el líder y luego con la visión del líder; es así como se entiende el significado de “carisma” o influencia. Ello obliga a un cambio de actitud para abandonar el “caudillismo ególatra” y cambiarlo por el “liderazgo de equipo”, donde la incomunicación es producto de la falta de motivación a la masa y la mejor manera, es demostrar credibilidad practicando lo que se predica. Recordemos que hoy el pueblo peruano está impotente frente a la corrupción,
En un espacio de su recargada agenda, a mi amigo José Antonio de la Puente en su visita a Trujillo (05-01-10) le pregunté ¿Porqué el pueblo peruano identifica política con corrupción? Él reflexivamente me respondió: “Los caudillos políticos no entienden que la política no es básicamente un campo que pueda divorciarse de los valores morales y de la autorrealización del hombre, eso se llama principios que sustentan la actitud frente al prójimo”. Acertada opinión para un Perú donde es un delito ligar moral y política.
Los peruanos ingresamos el 2010-2011 a escenarios muy parecidos a la corrupción fujimorista, de fuerte resistencia a las encuestas políticas a gusto del cliente y de los grupos de poder limeño, de castas políticas prestas a ponerse de acuerdo para imponer candidatos; como siempre ignorantes que en los movimientos y partidos regionales está la clave para entender el nuevo mapa electoral de un Perú mayoritariamente urbano y provinciano de cuya decisión dependerá el futuro de nuestra patria.
0 comentarios:
Publicar un comentario