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La Universidad Particular Antenor Orrego (UPAO) me ofrece el 26 de marzo un homenaje en Trujillo. A los lectores amigos, les reitero mi invitación para ese acto.
Por Eduardo González Viaña
egonzalezviana@yahoo.com
En toda América, e incluso en España, se está celebrando desde hace un año el Bicentenario de la Independencia Americana. Se considera como tal el momento en que cada una de nuestras naciones proclamó su voluntad de liberarse del dominio colonial.
El 25 de mayo del 2009, la conmemoración comenzó en Bolivia. Los próximos países en hacerla serán por un lado, Colombia el 20 de julio y por el otro, México el 16 y Chile el 18 de septiembre del 2010. En cuanto a Paraguay, el festejo se realizará el 14 de mayo de 2011, mientras que Perú no lo hará hasta el año 2021.
En un sitio web de la empresa española “Prisa”, se muestra un mapa animado de América en el que se van prendiendo luces conforme un país se emancipa. Uno de los últimos en ver esa lucecita es el Perú. Por su parte, el Ministerio de Educación de Lima ha convocado a un concurso nacional denominado “Hacia el bicentenario de la independencia del Perú 2021”.
La lucecita de “Prisa” se prende sin prisa y muy tarde, y la fecha que el ministerio da para el bicentenario es un error.
Lo que se está celebrando en el mundo de nuestra habla no es necesariamente la proclamación de la independencia en alguna de las actuales capitales. Lo que en realidad se recuerda la primera expresión de la voluntad de ser libres y de fundar una identidad propia diferente frente a los poderes coloniales.
En efecto, lo que Bolivia ha evocado es la sublevación de Charcas, hoy Sucre, el 25 de mayo de 1809. Como sabemos, la completa independencia sólo vendría después de la victoria de Ayacucho el 9 de diciembre 1824.
Lo que recordará México será la mañana del 16 de septiembre de 1810, en la que el párroco del pueblo de Dolores, Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla, llamó a misa, y con las proclamas de¡"Viva la Virgen de Guadalupe"!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!; incitó al pueblo a levantarse contra los españoles. A este suceso se le conoce como "Grito de Dolores".
La larga guerra de la independencia sólo culminaría en México el 27 de setiembre de 1821.
De la misma forma y por las mismas razones, celebran Chile, Colombia, Venezuela este año el inicio de este mismo proceso que sólo culminaría muchos años más tarde.
Si la decisión de esperar en el Perú hasta el año 2021 hubiera sido tomada por la municipalidad de la provincia de Lima se entendería el asunto. Que lo haga el Ministerio de Educación significa una grave distorsión y tergiversación de la historia.
El Bicentenario en el Perú debería haberse celebrado hace 30 años en conmemoración de la gesta de Túpac Amaru. Fue él quien con su proclama, con su propia vida y con la más formidable guerra dada en el continente demandó la libertad de toda América tanto de España como de su rey. La libertad para él no supuso sólo una separación política sino la supresión de todas las formas de explotación humana desde la mita y los corregimientos de indios hasta la esclavitud de los negros. Por él, la abolición se decretó en el Perú antes que en toda América. La fecha central del levantamiento tuvo su bicentenario en 1980… y ya estamos en el 2010.
Los levantamientos de Tacna, 1811 y 1813, Huánuco, 1812 y Cusco, 1814, tampoco han sido tomados en cuenta por los festivos iniciadores del Ministerio de Educación.
Por fin, si por frívolo centralismo o por ignorancia tendenciosa, se le pasó todo eso al Ministerio de Educación, al menos puede adelantar la fecha hasta el 29 de diciembre de 1820 en que se produjo la declaración de la Independencia en Trujillo.
Manuel Cabero y Muñoz, Luis José de Orbegoso, Jerónimo de la Torre, José Modesto de la Vega, José María Lizarzaburu, José Tadeo Effio y el Marqués de Torre Tagle, entre otros vecinos, suscribieron el acta y, con el pueblo reunido en la plaza, proclamaron allí la libertad de la patria.
Fue en ese acto en que se arrió el pendón colonial y se le reemplazó por la nueva bandera del Perú.
Fue en Trujillo donde –ocupados por los españoles el centro y sur más todo el altiplano (Bolivia), se refugió la República.
Dos veces capital del país, fue en esa misma ciudad donde se fundarían las primeras instituciones republicanas, la Corte Suprema de la República y la primera universidad laica de América. Por todas razones, el Congreso denominó a este departamento, de La Libertad.
Este año se cumplirán 190 años de la proclamación de Trujillo, y si se olvidaron las pasadas gestas, por lo menos es aquí donde debe comenzar ahora a celebrarse el Bicentenario.
La Universidad Particular Antenor Orrego (UPAO) me ofrece el 26 de marzo un homenaje en Trujillo. A los lectores amigos, les reitero mi invitación para ese acto.
Por Eduardo González Viaña
egonzalezviana@yahoo.com
En toda América, e incluso en España, se está celebrando desde hace un año el Bicentenario de la Independencia Americana. Se considera como tal el momento en que cada una de nuestras naciones proclamó su voluntad de liberarse del dominio colonial.
El 25 de mayo del 2009, la conmemoración comenzó en Bolivia. Los próximos países en hacerla serán por un lado, Colombia el 20 de julio y por el otro, México el 16 y Chile el 18 de septiembre del 2010. En cuanto a Paraguay, el festejo se realizará el 14 de mayo de 2011, mientras que Perú no lo hará hasta el año 2021.
En un sitio web de la empresa española “Prisa”, se muestra un mapa animado de América en el que se van prendiendo luces conforme un país se emancipa. Uno de los últimos en ver esa lucecita es el Perú. Por su parte, el Ministerio de Educación de Lima ha convocado a un concurso nacional denominado “Hacia el bicentenario de la independencia del Perú 2021”.
La lucecita de “Prisa” se prende sin prisa y muy tarde, y la fecha que el ministerio da para el bicentenario es un error.
Lo que se está celebrando en el mundo de nuestra habla no es necesariamente la proclamación de la independencia en alguna de las actuales capitales. Lo que en realidad se recuerda la primera expresión de la voluntad de ser libres y de fundar una identidad propia diferente frente a los poderes coloniales.
En efecto, lo que Bolivia ha evocado es la sublevación de Charcas, hoy Sucre, el 25 de mayo de 1809. Como sabemos, la completa independencia sólo vendría después de la victoria de Ayacucho el 9 de diciembre 1824.
Lo que recordará México será la mañana del 16 de septiembre de 1810, en la que el párroco del pueblo de Dolores, Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla, llamó a misa, y con las proclamas de¡"Viva la Virgen de Guadalupe"!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!; incitó al pueblo a levantarse contra los españoles. A este suceso se le conoce como "Grito de Dolores".
La larga guerra de la independencia sólo culminaría en México el 27 de setiembre de 1821.
De la misma forma y por las mismas razones, celebran Chile, Colombia, Venezuela este año el inicio de este mismo proceso que sólo culminaría muchos años más tarde.
Si la decisión de esperar en el Perú hasta el año 2021 hubiera sido tomada por la municipalidad de la provincia de Lima se entendería el asunto. Que lo haga el Ministerio de Educación significa una grave distorsión y tergiversación de la historia.
El Bicentenario en el Perú debería haberse celebrado hace 30 años en conmemoración de la gesta de Túpac Amaru. Fue él quien con su proclama, con su propia vida y con la más formidable guerra dada en el continente demandó la libertad de toda América tanto de España como de su rey. La libertad para él no supuso sólo una separación política sino la supresión de todas las formas de explotación humana desde la mita y los corregimientos de indios hasta la esclavitud de los negros. Por él, la abolición se decretó en el Perú antes que en toda América. La fecha central del levantamiento tuvo su bicentenario en 1980… y ya estamos en el 2010.
Los levantamientos de Tacna, 1811 y 1813, Huánuco, 1812 y Cusco, 1814, tampoco han sido tomados en cuenta por los festivos iniciadores del Ministerio de Educación.
Por fin, si por frívolo centralismo o por ignorancia tendenciosa, se le pasó todo eso al Ministerio de Educación, al menos puede adelantar la fecha hasta el 29 de diciembre de 1820 en que se produjo la declaración de la Independencia en Trujillo.
Manuel Cabero y Muñoz, Luis José de Orbegoso, Jerónimo de la Torre, José Modesto de la Vega, José María Lizarzaburu, José Tadeo Effio y el Marqués de Torre Tagle, entre otros vecinos, suscribieron el acta y, con el pueblo reunido en la plaza, proclamaron allí la libertad de la patria.
Fue en ese acto en que se arrió el pendón colonial y se le reemplazó por la nueva bandera del Perú.
Fue en Trujillo donde –ocupados por los españoles el centro y sur más todo el altiplano (Bolivia), se refugió la República.
Dos veces capital del país, fue en esa misma ciudad donde se fundarían las primeras instituciones republicanas, la Corte Suprema de la República y la primera universidad laica de América. Por todas razones, el Congreso denominó a este departamento, de La Libertad.
Este año se cumplirán 190 años de la proclamación de Trujillo, y si se olvidaron las pasadas gestas, por lo menos es aquí donde debe comenzar ahora a celebrarse el Bicentenario.
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