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La calamitosa situación de las antiguas casonas del centro histórico de Trujillo y la permanente pérdida de identidad trujillana que durante los últimos siglos mantuvo a Trujillo como una ciudad señorial, está al borde del colapso, lo que exige una inmediata y profunda acción de todos los sectores, exigiendo a los responsables, sea quien fuere, un plan integral que concilie el interés de cada uno de los propietarios de las viejas casonas con el interés público, para mantener su valioso patrimonio.
Con este propósito, nos permitimos señalar algunas propuestas:
1. Antagonismo Público y Privado
Existen normas que otorgan el Instituto Nacional de Cultura y a la Municipalidad Provincial, la conservación de los monumentos históricos, ambientes monumentales, así como la construcción de nuevos edificios dentro del casco urbano comprendido dentro del perímetro de las antiguas murallas de Trujillo (hoy Av. España). Lo importante y necesario es compatibilizar ambos intereses. Es el caso que, en su mayoría, los propietarios de estas casonas hacen lo imposible por derruirlas pues no tienen el dinero para recuperarlas y les resulta altamente oneroso el mantenerlas.
En ciudades como Cartagena, La Habana y San Juan, se han realizado acciones exitosas para la recuperación de su centro histórico que bien podrían ser tomadas como ejemplo para nuestra ciudad.
Recordemos que la UNESCO estuvo a punto de negarle a Trujillo el título de Patrimonio de la Humanidad y solo por algunas influencias se dejó en suspenso esta designación en vez de negarla rotundamente. La razón que argumentó el ente calificador fue que el patrimonio estaba prácticamente arruinado y que no existían acciones de recuperación y que pronto el Trujillo monumental dejaría de existir.
2. Titánica labor
Poco se ha hecho en las últimas décadas, aunque debemos reconocer que la toma de conciencia es mayor de la que

La coordinación, ejecución y dirección requiere de un ente y de una personalidad que sea capaz de articular los esfuerzos conjuntos y señalar las acciones que puedan realizarse en el corto, mediano y a largo plazo.
3. El apoyo a los propietarios
Si los propietarios individuales, sucesiones o empresas que tienen un inmueble bajo las pautas del INC no cuentan con recursos para la puesta en valor de la casa, puede interesarles que una entidad financiera les proporcione dinero con garantía hipotecaria a un porcentaje especial y con plazos de hasta 20 años incluyendo también el financiamiento de los proyectos de restauración del inmueble. Lo ideal será que luego de la recuperación estos inmuebles no sean destinados para uso personal, salvo que el propietario así lo exija, sino con opciones de rentabilidad para pagar la hipoteca, así podrán habilitarlos en hoteles, boutiques, hostales, oficinas turísticas, ambientes comerciales selectos para artesanía, antigüedades, restaurantes, y diversos usos compatibles con el ambiente monumental como ocurre en otras latitudes del mundo, en que los palacios y monumentos no son locales muertos sino vivos, pues además de los beneficios de propietarios, arrendatarios o inquilinos, estos inmuebles le dan vida a la calle y a la ciudad.
La Caja Trujillo podría destinar varios millones para dar inicio a esta obra, como muestra palpable que la Municipalidad Provincial quiere su recuperación, por cierto con reglamentos especiales y sumamente eficientes y rápidos.
4. Labor conjunta
Otros bancos que tendrían como ejemplo a la Caja Trujillo, podrían también sumarse a esta cruzada, otorgando créditos en las mismas condiciones, acción que definitivamente animaría a los propietarios quienes serían los primeros autorizados en solicitar préstamos, sin embargo, esto exigiría una eficiente y rápida acción del INC para que con apoyo privado y municipal pueda tener una dirección especial para tramitar de inmediato estos expedientes y convertirse en organismo amigo de los propietarios de monumentos históricos, quienes hoy lo ven tan solo como un ente fiscalizador y no promotor.
En una acción conjunta y de apoyo a esta recuperación, las Facultades de Arquitectura de las universidades locales deberían colaborar estrechamente para mantener los lineamientos arquitectónicos en las nuevas construcciones y evitar los edificios, que no solo desnaturalizan el corte virreynal sino que son atentados contra el buen gusto. Las tesis prácticas de las Facultades de Arquitectura podrían estar enfocadas hacia esta finalidad. Igualmente, las Facultades de Ingeniería Civil y en estrecha colaboración con las Facultades de Turismo, para que se involucren y conozcan al Trujillo de las grandes casonas, de los balcones con celosías, de las bancas, rejas, de los pórticos tachonados con clavos de bronces, zaguanes con pórticos de medio punto, de patios de lajas y demás características, no para donarlas sino para que sirva de inspiración a las nuevas edificaciones, como ocurrió en Cartagena, Bogotá, Quito, La Habana y otras ciudades Latinoamericanas.
No estarían ausentes las Facultades de Derecho y hasta de Economía y Administración de Empresas para el apoyo en temas como el saneamiento legal, la preparación de los expedientes técnicos, la elaboración de presupuestos; así se podrá apoyar a aquellos propietarios que actualmente carezcan de recursos económicos y sin embargo son propietarios de valiosos inmuebles que pueden ser restaurados.
Indudablemente se requiere de una labor tesonera, integral y de conjunto para lograr armonizar todos los intereses sin caer en el paternalismo, lo que se busca es que todos tengan de algún modo un interés legítimo compatibilizando el interés individual con el interés común que es Trujillo y la conservación de su ambiente monumental.
Ciudades como Lima ha tenido la suerte de que varios Alcaldes se hayan preocupado por el centro histórico y que personas e instituciones promovieran su recuperación. Trujillo también ha logrado recuperar durante las últimas décadas, casonas como la Casa del Marques de Herrera, que fuera del Banco Hipotecario y ahora de ESSALUD, la Casa Urquiaga hoy del BCR, la Casa del Mayorazgo hoy local del Scotiabank, la Casa Risco que fuera del Banco de Vivienda hoy de la UNT, la Casa del Mariscal Orbegoso hoy del Interbank, la Casa Madalengoitia hoy propiedad del BBVA, etc. Sin embargo, se trata hoy de extender ese esfuerzo a la recuperación de las muchas otras casonas para mantener la identidad de un Trujillo con historia.
Manos a la obra
Cada minuto de retrazo en el inicio de esta gesta puede significar un muro derruido y un espantoso palo de eucalipto apuntalando otro por caerse. No es tarea fácil lo propuesto en estas líneas pero si factible, una ciudad con tanta historia tiene que ser capaz de despertar entre sus habitantes un deseo natural de pertenencia, una legitima ambición por querer caminar orgullosos entre balcones y ventanas que otras ciudades no tuvieron la suerte de lucir. Es momento de consensuar intereses y ser creativos con nuestra ciudad.
Ha llegado la nueva hora de Trujillo, la hora de recuperar la casa que es de todos.
*Regidor de la Municipalidad Provincial de Trujillo
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