martes, 11 de mayo de 2010

¡QUÉ PARTIDOS LOS NUESTROS!

Autor: Carlos Basombrío
Fuente:
El Diario Perú 21

Es una verdad de Perogrullo y todos los que estamos en estas lides lo repetimos hasta el cansancio: no existe posibilidad alguna de tener una democracia fuerte y saludable, sin un sistema de partidos sólido y legitimado ante la población. Los acontecimientos de las últimas semanas nos indican que cada día damos pasos hacia atrás en ese lejanísimo objetivo.

Por un lado está la archiconocida crisis interna del Apra. No es poca cosa que en medio de feroces pugnas internas los dos secretarios generales, con menos de dos meses en el cargo, elegidos en un congreso turbulento y como fruto de un acuerdo dificilísimo, hayan tenido que ser licenciados por las acusaciones de corrupción que rondan en torno a ellos.

Importa más, dado que el Apra es el único partido político realmente existente en el país. Es verdad que el PPC, Acción Popular y algunos grupos pequeños de izquierda han trascendido a sus fundadores, tienen cierta vida orgánica y alguna presencia en diferentes lugares del país; pero llamarlos partidos políticos sería una exageración.

El resto son pequeños grupos de personas organizados en torno al influjo de un caudillo que les da vigencia. Perú Posible, Partido Nacionalista y los grupos fujimoristas, entre los “grandes” y algunos otros chiquitos, como el Partido Humanista de Simon, Solidaridad Nacional de Castañeda o Alianza para el Progreso de Acuña.

Pero además de esto hay una media docena de vientres de alquiler, como muy bien se les ha bautizado. Es decir gente que logró, por sabe dios qué medios, cumplir los requisitos formales para convertirse en partido y por defectos de la ley electoral siguen vigentes, a la espera del mejor postor.

En el 2006 uno de ellos, UPP, fue alquilado a Humala a cambio de que unos cuantos de sus “dirigentes” consiguieran asiento en el Congreso, los que no bien llegados emigraron a otros lados.

Un caso de hoy es el del membrete, Cambio Radical, propiedad de José Barba y que lo usa a la a vez para una candidatura presidencial, la de Bayly, y una municipal, la de Kouri. En el primer caso Bayly tiene la disculpa de que él mismo no se toma muy en serio, pero en el de Kouri su “afiliación” a Cambio Radical es una muestra más del tipo de valores que lo acompañan en política.

¿Cómo puede un “partido” tener un candidato presidencial que ha planteado, si es que no abolir, por lo menos reducir drásticamente las Fuerzas Armadas y uno municipal cuyo militarismo es ampliamente conocido y que tiene como aliado incondicional al almirante Giampietri? ¿Cómo puede el mismo “partido” tener como candidato presidencial a alguien que plantea la legalización del aborto y el matrimonio homosexual y a uno para el municipio, con quien el cardenal Cipriani comulga tan bien?

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