Por: Isabel Barrantes Zurita
isarrobles@yahoo.es
Comenzó la fiesta del fútbol, una ceremonia sencillamente maravillosa, donde es protagonista el continente africano, esa África ardiente, con culturas fabulosas, pero en muchos lugares de ella, la pobreza económica hace trizas sus desvelos. Millones de niños igualmente devienen en trabajos forzados, peligrosos, de las peores formas, para poder incrementar el ínfimo presupuesto familiar, casi siempre con tan solo una mujer abandonada a su suerte y a la de sus hijos. En los países del mundo qué bonito fuera si se esforzarán, así como en el fútbol, para evitar el trabajo de niños y niñas cuyos índices incrementa tras las duras condiciones de historias sin futuro promisor.
Queremos que la equidad llegue para estos niños y niñas, que por lo menos hasta los catorce años la prioridad sean sus estudios escolares, su salud integral, el buen trato de padres y madres, de profesores, de vecinos, de colectividad. Que la sociedad y sus estamentos de gobierno, de administración, de gestión cumplieran efectivamente con leyes nacionales e internacionales que existen, para que la prioridad de los niños sean los aspectos que hemos citado líneas arriba. Que no sólo se trabaje por este día en campañas altamente movilizadoras, sino que el trabajo por la efectividad de sus derechos y deberes, la vigilancia, el acompañamiento, la defensa de estos, fuese como el trabajo dedicado y permanente de las hormigas.
Los niños y las niñas son el mejor y más bonito presente que tenemos. Es obligación de nosotros los mayores, propiciar oportunidades en la casa, en la escuela, en la comunidad para su desarrollo armonioso.
NO quisiéramos seguir viendo niños con el balay a cuestas por calles y plazas; por días e interminables noches, venciendo el sueño, cayendo en la inseguridad de una sociedad violenta.
NO queremos en las casas de terceros a niñas, menores da catorce, limpiando, barriendo, cocinando, a cargo de niños, con responsabilidades hechas para los mayores, explotadas desde la niñez en una cadena de abuelas, de madres, de nietas trabajadoras del hogar
NO queremos a niños en los campos de guerra, defendiendo razones que no son sus razones, a punto de morir en cada estallido
NO queremos a los niños en las ladrilleras, en la minería informal, en la prostitución infantil, ni cargando bultos o lavando pollos desde las tres de la mañana con agua hirviendo y vacía el alma
NO queremos que sigan trabajando los niños y las niñas, mientras los padres no tienen trabajo, ellos no pidieron venir a este sociedad injusta, ni a esta pobreza económica y moral de los mayores
Queremos verlos crecer como arbolitos de raíces fuertes, de tallos seguros, de hojas llenas de esperanza, de flores hermosas y sabias semillas
Queremos que rían, que jueguen, que canten, versando la vida llenos de contento en una casa, en una escuela, llenita de amor, de enseñanza buenas, de vastos valores, de finos humores, de imaginación creadora, para re-crear el mundo saludable, humano, equitativo, feliz
Es un sueño todavía, pero nuestros niños y niñas que ahora trabajan merecen que soñemos un mundo donde no trabajen con diarios riesgos y peligros, una realidad que les asegure un mundo de fiesta de lindos colores.
Cajamarca, 12 de junio del 2010
isarrobles@yahoo.es
Comenzó la fiesta del fútbol, una ceremonia sencillamente maravillosa, donde es protagonista el continente africano, esa África ardiente, con culturas fabulosas, pero en muchos lugares de ella, la pobreza económica hace trizas sus desvelos. Millones de niños igualmente devienen en trabajos forzados, peligrosos, de las peores formas, para poder incrementar el ínfimo presupuesto familiar, casi siempre con tan solo una mujer abandonada a su suerte y a la de sus hijos. En los países del mundo qué bonito fuera si se esforzarán, así como en el fútbol, para evitar el trabajo de niños y niñas cuyos índices incrementa tras las duras condiciones de historias sin futuro promisor.
Queremos que la equidad llegue para estos niños y niñas, que por lo menos hasta los catorce años la prioridad sean sus estudios escolares, su salud integral, el buen trato de padres y madres, de profesores, de vecinos, de colectividad. Que la sociedad y sus estamentos de gobierno, de administración, de gestión cumplieran efectivamente con leyes nacionales e internacionales que existen, para que la prioridad de los niños sean los aspectos que hemos citado líneas arriba. Que no sólo se trabaje por este día en campañas altamente movilizadoras, sino que el trabajo por la efectividad de sus derechos y deberes, la vigilancia, el acompañamiento, la defensa de estos, fuese como el trabajo dedicado y permanente de las hormigas.
Los niños y las niñas son el mejor y más bonito presente que tenemos. Es obligación de nosotros los mayores, propiciar oportunidades en la casa, en la escuela, en la comunidad para su desarrollo armonioso.
NO quisiéramos seguir viendo niños con el balay a cuestas por calles y plazas; por días e interminables noches, venciendo el sueño, cayendo en la inseguridad de una sociedad violenta.
NO queremos en las casas de terceros a niñas, menores da catorce, limpiando, barriendo, cocinando, a cargo de niños, con responsabilidades hechas para los mayores, explotadas desde la niñez en una cadena de abuelas, de madres, de nietas trabajadoras del hogar
NO queremos a niños en los campos de guerra, defendiendo razones que no son sus razones, a punto de morir en cada estallido
NO queremos a los niños en las ladrilleras, en la minería informal, en la prostitución infantil, ni cargando bultos o lavando pollos desde las tres de la mañana con agua hirviendo y vacía el alma
NO queremos que sigan trabajando los niños y las niñas, mientras los padres no tienen trabajo, ellos no pidieron venir a este sociedad injusta, ni a esta pobreza económica y moral de los mayores
Queremos verlos crecer como arbolitos de raíces fuertes, de tallos seguros, de hojas llenas de esperanza, de flores hermosas y sabias semillas
Queremos que rían, que jueguen, que canten, versando la vida llenos de contento en una casa, en una escuela, llenita de amor, de enseñanza buenas, de vastos valores, de finos humores, de imaginación creadora, para re-crear el mundo saludable, humano, equitativo, feliz
Es un sueño todavía, pero nuestros niños y niñas que ahora trabajan merecen que soñemos un mundo donde no trabajen con diarios riesgos y peligros, una realidad que les asegure un mundo de fiesta de lindos colores.
Cajamarca, 12 de junio del 2010
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