CARACAS (Reuters).- Venezuela inició el miércoles la campaña para los comicios legislativos, en los que la oposición busca aprovechar la crisis económica y un descenso en la popularidad del presidente Hugo Chávez para frenar el avance de su proyecto socialista.
Partidarios y detractores de Chávez se medirán de nuevo en las urnas el 26 de septiembre en un ambiente muy polarizado entre los que defienden al mandatario antiestadounidense como el campeón de los pobres y los que lo acusan de seguir el modelo comunista de su aliado cubano Fidel Castro.
Mientras el oficialismo advierte que una victoria de la "contrarrevolución" eliminaría los programas sociales del Gobierno para los pobres, sus críticos quieren centrar la campaña en las alarmantes cifras de inseguridad y un escándalo de corrupción en una empresa estatal de alimentos.
Durante cinco años, la Asamblea Nacional dominada por el chavismo cambió desde el sistema financiero y educativo hasta la agricultura y las Fuerzas Armadas, aprovechando la ausencia de los partidos de oposición, que se retiraron en bloque de las elecciones del 2005 alegando falta de garantías electorales.
"No pretendemos corregir los errores del capitalismo, rectificar sus asimetrías ni maquillar su rostro. Nuestro deber ineludible es la transformación estructural de todo el sistema económico y social de la nación (...) que comienza por cambiar parte del ordenamiento jurídico", reflexionó el gobernante en su última columna dominical "Las líneas de Chávez".
Además, los comicios serán un barómetro sobre el respaldo de los venezolanos a Chávez de cara a las presidenciales del 2012, cuando el militar retirado de 56 años buscará su tercera reelección desde que llegó al poder hace 11 años.
Aunque es poco probable que ganen la mayoría parlamentaria, los adversarios del líder izquierdista aspiran a lograr al menos un tercio del hemiciclo, suficiente para impedir que el oficialismo apruebe cambios legislativos de gran alcance.
Para ello, la oposición concurrirá con listas unitarias para capitalizar la caída de popularidad de Chávez, que por primera vez en cinco años bajó del 50 por ciento arrastrada por la alta inflación, el racionamiento de luz, el auge del crimen y el decaimiento de los programas sociales del Gobierno.
CRIMEN EN ESCENA
A pesar de su aparente debilidad y los crecientes problemas que enfrenta el Gobierno, Chávez sigue siendo el político más popular en el país petrolero y su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuenta con ingentes recursos humanos y materiales para afrontar las cuatro semanas de campaña.
Decenas de miles de "militantes socialistas" realizarán una campaña puerta por puerta para convencer a los indecisos, mientras analistas señalan que un cambio realizado este año a los distritos electorales facilitaría al oficialismo revalidar su mayoría en la cámara.
"Identificaremos dónde está el voto chavista para movilizarlo y donde están los ni-ni (independientes) para orientar nuestra campaña hacia ellos", dijo el martes Aristóbulo Istúriz, jefe de campaña del PSUV.
Sin embargo, pese a que Chávez es un experto en fijar la agenda política y ganar elecciones -sólo ha sido derrotado una vez en 13 votaciones- un tema que parece escapar de su control podría dominar la campaña: el auge de la criminalidad en el país de 28 millones de habitantes.
Venezuela es uno de los países con las tasas de criminalidad más altas del mundo y sólo el año pasado entre 13.000 y 16.000 personas fueron asesinadas por el hampa común según cifras no oficiales, casi tres veces más que en 1998.
Un tribunal prohibió la semana pasada a dos medios opositores publicar fotos sobre crímenes, luego de sacar en sus portadas una instantánea de archivo en la que se veían varios cadáveres apilados en una morgue capitalina de la que varios medios internacionales se hicieron eco.
El Gobierno, que desde hace años no publica estadísticas sobre delitos, acusa a los medios privados, a la "burguesía" y al "imperio estadounidense" de generar sensación de inseguridad y defiende la efectividad de sus planes contra el crimen.
Sondeos muestran que la inseguridad es el principal problema de los venezolanos y consideran que el Gobierno ha fracasado para reducir este flagelo, en contraste con las calificaciones positivas en alimentación, educación y salud.
Además, la administración Chávez está en aprietos para explicar qué sucedió con el hallazgo en junio de decenas de miles de toneladas de comida en descomposición que habían sido importadas por el Estado para distribuirlas en sus populares programas de alimentos subsidiados.
Partidarios y detractores de Chávez se medirán de nuevo en las urnas el 26 de septiembre en un ambiente muy polarizado entre los que defienden al mandatario antiestadounidense como el campeón de los pobres y los que lo acusan de seguir el modelo comunista de su aliado cubano Fidel Castro.
Mientras el oficialismo advierte que una victoria de la "contrarrevolución" eliminaría los programas sociales del Gobierno para los pobres, sus críticos quieren centrar la campaña en las alarmantes cifras de inseguridad y un escándalo de corrupción en una empresa estatal de alimentos.
Durante cinco años, la Asamblea Nacional dominada por el chavismo cambió desde el sistema financiero y educativo hasta la agricultura y las Fuerzas Armadas, aprovechando la ausencia de los partidos de oposición, que se retiraron en bloque de las elecciones del 2005 alegando falta de garantías electorales.
"No pretendemos corregir los errores del capitalismo, rectificar sus asimetrías ni maquillar su rostro. Nuestro deber ineludible es la transformación estructural de todo el sistema económico y social de la nación (...) que comienza por cambiar parte del ordenamiento jurídico", reflexionó el gobernante en su última columna dominical "Las líneas de Chávez".
Además, los comicios serán un barómetro sobre el respaldo de los venezolanos a Chávez de cara a las presidenciales del 2012, cuando el militar retirado de 56 años buscará su tercera reelección desde que llegó al poder hace 11 años.
Aunque es poco probable que ganen la mayoría parlamentaria, los adversarios del líder izquierdista aspiran a lograr al menos un tercio del hemiciclo, suficiente para impedir que el oficialismo apruebe cambios legislativos de gran alcance.
Para ello, la oposición concurrirá con listas unitarias para capitalizar la caída de popularidad de Chávez, que por primera vez en cinco años bajó del 50 por ciento arrastrada por la alta inflación, el racionamiento de luz, el auge del crimen y el decaimiento de los programas sociales del Gobierno.
CRIMEN EN ESCENA
A pesar de su aparente debilidad y los crecientes problemas que enfrenta el Gobierno, Chávez sigue siendo el político más popular en el país petrolero y su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuenta con ingentes recursos humanos y materiales para afrontar las cuatro semanas de campaña.
Decenas de miles de "militantes socialistas" realizarán una campaña puerta por puerta para convencer a los indecisos, mientras analistas señalan que un cambio realizado este año a los distritos electorales facilitaría al oficialismo revalidar su mayoría en la cámara.
"Identificaremos dónde está el voto chavista para movilizarlo y donde están los ni-ni (independientes) para orientar nuestra campaña hacia ellos", dijo el martes Aristóbulo Istúriz, jefe de campaña del PSUV.
Sin embargo, pese a que Chávez es un experto en fijar la agenda política y ganar elecciones -sólo ha sido derrotado una vez en 13 votaciones- un tema que parece escapar de su control podría dominar la campaña: el auge de la criminalidad en el país de 28 millones de habitantes.
Venezuela es uno de los países con las tasas de criminalidad más altas del mundo y sólo el año pasado entre 13.000 y 16.000 personas fueron asesinadas por el hampa común según cifras no oficiales, casi tres veces más que en 1998.
Un tribunal prohibió la semana pasada a dos medios opositores publicar fotos sobre crímenes, luego de sacar en sus portadas una instantánea de archivo en la que se veían varios cadáveres apilados en una morgue capitalina de la que varios medios internacionales se hicieron eco.
El Gobierno, que desde hace años no publica estadísticas sobre delitos, acusa a los medios privados, a la "burguesía" y al "imperio estadounidense" de generar sensación de inseguridad y defiende la efectividad de sus planes contra el crimen.
Sondeos muestran que la inseguridad es el principal problema de los venezolanos y consideran que el Gobierno ha fracasado para reducir este flagelo, en contraste con las calificaciones positivas en alimentación, educación y salud.
Además, la administración Chávez está en aprietos para explicar qué sucedió con el hallazgo en junio de decenas de miles de toneladas de comida en descomposición que habían sido importadas por el Estado para distribuirlas en sus populares programas de alimentos subsidiados.
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