lunes, 3 de enero de 2011

Una pirámide en honor a los moches

César Sifuentes Robles adquirió un terreno de una hectárea a las afueras de Trujillo y así comenzó un sueño: edificar un santuario en honor a los moches

(EL Comercio / Renzo Guerrero de Luna).- Cuenta César Sifuentes Robles que el día que regresó a su querido Moche, luego de radicar mucho tiempo en Estados Unidos, ocurrió algo mágico. Paseando por la campiña, sintió cómo avivaba en su pecho una sensación extraña, como si el espíritu de los antiguos mochicas se apoderara de él. Esa inspiradora mañana del año 2000 cambió su vida.

Adquirió un terreno de una hectárea en la zona y así comenzó un sueño: edificar un santuario en honor a los moches. La energía mística del lugar lo llevó a construir la fachada con detalles propios de esa importante cultura costera preínca. Luego cercó el predio dejando encaminado su recinto místico.
Sus negocios en el sector inmobiliario lo obligaron a retrasar su proyecto. Tras otros seis años, Sifuentes volvió a ocupar ese refugio que tanto lo llamaba en sueños. Adaptó unas piscinas y las convirtió en espacios dedicados a personajes mochicas, como es el caso del Gran Señor o del chamán. También utilizó un rincón para escenificar un entierro mochica, con sus respectivos pagos y demás, y, muy cerca, en medio del terreno, levantó una medialuna que mira hacia una fogata y que es el lugar perfecto para pasar la noche mirando a los apus. A todo esto se suma un trono, un comedor con pinturas mochicas y varios caballitos de totora. El recinto se construyó en dos años.
“Era como si alguien me hubiera guiado para distribuir los espacios. Las piedras son de los cerros cercanos y los adobes los hicimos acá, nosotros mismos, por lo que la energía que se siente aquí no está contaminada con la de otro sitio”, comenta.

LA PIRÁMIDE DE LA PAZ
Tras la construcción de los espacios, César aún creía que faltaba algo. Es así que, junto con Claudia, su compañera en este proyecto, decidieron levantar una enorme pirámide de 10 metros de alto, para la que necesitaron 120 millares de adobes crudos. Una majestuosa edificación que le dio a este lugar eso que durante años estaba buscando: paz.
César cuenta que la pirámide es visitada por gente que hace yoga, por rosacruces y personas de la tercera edad, que ven en este espacio la antena perfecta para recobrar energías. Y es que el sitio posee un magnetismo especial. Imposible no sentir alguna conexión espiritual, más aun en medio de aquella estructura decorada con velas y arena blanca.
“Con la construcción de este proyecto aprendí a ser mejor persona, a valorar más las cosas, a querer mucho más a mis cuatro hijos. Para mí esta es una clínica del alma y así me lo hacen saber aquellos que tienen la oportunidad de visitarnos ”, precisa.
Así nació el Centro Turístico La Pirámide de los Moche, un santuario de paz, salud y armonía con el universo, según versa la tarjeta de presentación. El propio César Sifuentes acompaña a los visitantes y les da una charla sobre el mundo mochica y sobre algunas historias que él mismo creó, siendo este otro aporte importante en su vida: se hizo escritor y ya publicó “El encuentro”, la primera de las leyendas de una trilogía que está terminando de redactar, en la que, obviamente, los personajes son mochicas y vivieron –y quizás lo sigan haciendo– en este recinto místico.

A SU SERVICIO
Para llegar a La Pirámide de los Moche hay que tomar el camino principal a las huacas del Sol y de la Luna y ubicar el inmueble 152. Moche está a 15 minutos en auto desde el centro de Trujillo.
Si quiere obtener información para visitar el lugar, puede llamar a: 044-283760 / 044-949703630.

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