Rayo de Luna y Mazo de cobre "esta alianza fue validada con el grabado del perfil del pretendiente en la Montaña sagrada"
Por : Víctor Corcuera Cueva
Serie: Cuentos Nómadas
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Rayo de Luna tenía un Don de presagiar el futuro y esto la había convertido - además de la mujer más bella del Valle- en la próxima sacerdotisa que dirigiría las ceremonias de fertilidad. Su padre le había anunciado la luna anterior que para su cumpleaños vendrían: corredores, jefes militares, gobernantes y sacerdotes de los valles vecinos. Ella, asintió con la cabeza, sabía que aun no podía opinar firmemente, aun no era el momento.
A medida que avanzaban los días su corazón se alteraba, por primera vez no podía saber la razón de este extraño fenómeno emocional. Sintió un extraño estremecimiento cuando su abuela le comento que había visto un foráneo en el barrio de los artesanos.
- ¿Y de qué color es su ropa? Pregunto excitada Rayo de Luna
- Del color de la arena. Respondió angustiada la abuela.
- ¡Entonces es el, abuela, es el! Exclamó la futura sacerdotisa
- Calla niña tonta, sabemos que para que esto suceda, tu padre perdería la cabeza. Comento serena la abuela.
Rayo de Luna volvió a sentir el escalofrió, que años atrás le causo fiebres por haber soñado la llegada de un foráneo que el destino lo convertiría en su esposo pero también en el responsable de la caída del poder absoluto de su padre.
Si la noticia del foráneo no la hizo temblar lo suficiente, la llegada de “Mazo de cobre” la hizo casi desmayarse. “Mazo de cobre” era su pretendiente oficial, adorado por los guerreros y jefes militares de los valles del sur y temido por todos. Su crueldad y destreza en las artes de la guerra eran conocidas por todo el territorio Moche. Era descendiente directo de la Dinastía de los “Señores de La Luna”. El padre de “Mazo de cobre” había ya arreglado una futura alianza con el gobernante del Valle Moche, esta alianza fue validada con el grabado del perfil del pretendiente en la Montaña sagrada.
“Rayo de Luna” solo sentía miedo por él, no lo quería ni amaba. Para ella no le interesaba ni sus hazañas ni sus regalos, su oráculo interno ya le había predicho que el seria el protagonista de una batalla sangrienta jamás vista en el territorio Moche.
Rayo de Luna al saber que “Mazo de cobre” estaba ya en los patios del gran templo, salió corriendo en dirección al Apu, cayó de rodillas frente a la roca sagrada. Mentalmente pediría explicaciones, sin respuestas. El viento del atardecer empezó a soplar, a lo lejos vio la silueta de un hombre y de un perro. Se levanto y finalmente pudo distinguir, se quedo paralizada, el viento dibujaba su fina silueta, pero sus ojos quedaron sumergidos en los del ceramista.
Desde el barrio de artesanos, todos fueron testigos de la escena. El inicio de una nueva era había empezado, pero como en otras, las batallas rituales las precederían.
Continuara...
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