martes, 5 de julio de 2011

AFINANDO LA BRÚJULA

Por Mirko Lauer
Fuente: Diario La República


El viaje de Ollanta Humala a los EEUU, el país desarrollado que primero visita como presidente electo, es de rigor para su manejo interno. Pues a pesar de que EEUU no es el mayor inversionista en el Perú, es el principal socio comercial. Los mensajes desde Washington y Nueva York influyen mucho en el resto del mundo, incluido Perú.
No hay propiamente una agenda bilateral para discutir en la reunión con Hillary Clinton. Pero la visita servirá para reanimar relaciones que entraron en un estado de somnolencia luego de la cascada de wikileaks de la primera mitad del año, obligando a la embajadora en Lima a rebajar considerablemente su perfil.
Los medios vienen haciendo hincapié en el propósito comercial de la visita. Algo así como aparecerse para calmar al mundo de los negocios en el Perú. Es un tipo de diplomacia a dos bandas que ayuda. Pero los reflectores van a estar puestos sobre todo en las medidas que inauguren la política económica del nuevo gobierno, en unas pocas semanas.
Lo que más va a encontrar Humala en Washington y Nueva York serán preguntas sobre cosas como el TLC, las inversiones, el club bolivariano y los posibles cambios constitucionales. Algo ya ha declarado Humala sobre estas cosas, pero será interesante el giro (los alcances) que pueda darles en el hemisferio norte.
Con la llegada de Barack Obama terminó el periodo más áspero de la política de Washington con los integrantes del Alba, que nunca llegó a ser realmente de confrontación. Frente a Hugo Chávez la postura ha venido siendo más bien de contención, y en el caso de los demás países una cierta actitud de estudiada indiferencia.
Humala llega a Washington cuando la parte más intensa de la tormenta bolivariana da la impresión de haber pasado. Cosas como las crisis en el mundo árabe, los diversos problemas de lo gobiernos del Alba, el nuevo papel de Brasilia, o ahora la propia salud de Chávez, son el tipo de fenómeno que viene modificando el panorama.
A estas alturas el presidente electo ha dado más de una señal en el sentido de que quiere jugar en un tablero geopolítico más amplio que la izquierda de la izquierda latinoamericana. Esto significa entre otras cosas evitar las autozancadillas de algunos vecinos y mantener la buena marcha económica del país.
Sin embargo es obvio que los EEUU son hoy para el Perú un mejor socio comercial que geopolítico. Los problemas y las esperanzas de Obama no están en América Latina, donde los países tienen que bailar con su propio pañuelo diplomático. Las giras inaugurales de Humala han sido un claro mensaje en este sentido, pero este último viaje lo es más.

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