Relacionista Público
humbertolanderas@hotmail.com
“Un momentico, si van al mirador de Sebastián de Belalcazar, los acompaño”, nos dice Diego Palta colombiano, que de no haber sido agente de seguridad bien podría exhibir carnet de futbolista. Ocurrió en Popayán al sur de Colombia, en un viaje familiar de vacaciones de fin de año cuando mirábamos a lo lejos el cerro donde se divisa la ciudad blanca descubierta por el adelantado de Pizarro, en 1536.
La muerte de Cano lugarteniente de Reyes, líderes de la FARC, acentuó el accionar de la guerrilla. En la zona montañosa de Suárez, en el valle del Cauca, en la vía que va a Tilúa, la guerrilla detonó una bomba en el terminal de pasajeros, también en el barrio lomas de Granada y en el parque Caldas cerca del distrito 20 del ejército, “la cosa está caliente” tras la muerte de Cano a quién el ejército le dio “como culebra, asegura Diego, padre de 5 hijos, cuya labor es que no estén minadas escuelas, colegios o vías.
Popayán, es capital del departamento del Cauca, patrimonio de la nación colombiana, rinde homenaje a Francisco José de Caldas, mártir de la independencia, conserva la casa donde se alojó Bolívar, Padre de la Patria en 1829 y la de Alexander Von Humboldt en 1801, cuenta con testimonios religiosos y arquitectónicos de valía; sin embargo, la inseguridad preocupa a sus autoridades y vecinos. “No se descuelgue por este lado”, alerta Palta cuando pretendíamos tomar un atajo en busca de nuestra movilidad. Nos trajo un taxi, agradecimos el gesto del ocasional guía que vive en el sector Chama, barrio de gente pobre y humilde que de noche no salen de casa.
De regreso a la rumbera ciudad de Santiago de Cali, más conocida como la “sultana del Valle”, tercera ciudad más antigua de Colombia luego de Santa Martha y Cartagena, nos relaja; la salsa baile emblemático de la también otrora ciudad de los hermanos Rodríguez Orejuela, los capos del desaparecido cartel de Cali, vive la pasión del fútbol con el Deportivo y América de Cali, éste último descendido a segunda; un taxista al notar que somos peruanos, dice que los goles de Cueto y de La Rosa hubieran salvado la tragedia del América.
La feria de Cali, con el desfile de las escuelas de salsas al estilo brasilero atrae hace más de medio siglo a miles de turistas colombianos y extranjeros en pos de vivir la experiencia del son caleño, del aguardiente del valle y la compañía de una buena moza bajo un clima casi caribeño, es imperdonable estar en Cali y no gozar de una noche rumbera en una tasca caleña o pasear en una colorida chiva parrandera con la música de Joe Arroyo, o de un vallenato; es que la música acerca a la cultura é idiosincrasia de su gente con los visitantes.
Cuando abandonamos el salsódromo en la calle 57, nos llena de orgullo escuchar de los propios caleños decir que la comida peruana es la mejor del mundo o que tenemos el mejor zoológico de América superior al caleño con nuestros rinocerontes, elefantes y jirafas a la cabeza; en Loma de la Cruz, conocimos a Willy Ramírez, un chorrillano que por culpa de la salsa y la belleza de la mujer caleña se afincó hace más de dos décadas tras gastarse el pasaje y la alimentación, en una noche de salsa y el olvido del sueño americano de viajar a los EUA. Hoy vende artesanía pero extraña el ceviche, la carapulca y el lomo saltado; sobre el pescado dicen que lo traen congelado de Vietnam, la actividad portuaria en Buenaventura, puerto más cercano a Cali, terminó con la rica fauna del mar y los vestigios arquitectónicos del más importante puerto español de la América antigua en cambio pasean gente de color cuyos ancestros llegaron de África o Angola para el cultivo de la caña de azúcar en Cali, otrora segunda productora del mundo después de Hawai.
Voy a Palmira, a conocer el museo de la caña, la casa de Jorge Isaac, el autor de María; luego Armenia, Pereira, Manizales en el Quindío, el eje cafetero, disfrutar el verdor de sus montañas y la pujanza de estos pueblos tras el terremoto de 1999, después el archipiélago de San Andrés el mar de 7 colores y tras volar Panamá, Costa Rica y Nicaragua, nuestro destino final, sol y playa.
0 comentarios:
Publicar un comentario