Por: León Trahtemberg
Lo que tienen en común miles de estudiantes universitarios en Chile y Estados Unidos, es que los créditos que tomaron para la educación superior les resultan impagables, especialmente para quienes tomaron carreras no vinculadas a las ciencias, para las cuales los empleos y buenas remuneraciones escasean.
Peter J Reilly se pregunta si ocurrirá con la educación superior en Estados Unidos lo mismo que ocurrió con la explosión de las impagables hipotecas del mercado de bienes raíces del 2008. Así como obligó a los consumidores a cambiar rápidamente sus actitudes respecto a la posesión de sus casas, podría cambiar el valor que se le otorga a poseer un grado de estudios superiores cuando estos son impagables y con escasa esperanza de adecuada rentabilidad futura. ("When Will the Education Bubble Explode?" Forbes 02/11/2011)
El efecto inmediato es "no estudies nada que no esté anclado a las ciencias, ingenierías o negocios". El efecto posterior sería "no estudies nada. No se justifica, salvo que tengas familia o auspiciadores que te lo paguen".
¿Podemos imaginar una sociedad así, sin expertos en las áreas sociales y humanísticas y con graduados solamente procedentes de hogares pudientes?
El mundo ha tenido que acomodarse a la existencia de China, la gran manufacturera del mundo, e India, la gran proveedora de servicios a distancia. Ambos con una educación de creciente nivel de competitividad. Como consecuencia de ello, los técnicos y profesionales del primer mundo han ido perdiendo empleos frente a los equivalentes más baratos de China y los países asiáticos, adonde se han instalado las grandes empresas mundiales.
Ese mercado laboral planetario tiende a empujar a la baja las remuneraciones primer-mundistas occidentales, pese a que los costos de la educación superior en esos países están en alza. Eso está llevando cada vez a más estudiantes norteamericanos y europeos a migrar a países con universidades de alto nivel, pero costos más accesibles como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Israel, Rusia, Brasil, Sud África, etc., cuyos costos anuales son inclusive menores que varias de las universidades peruanas más reputadas.
Estudiantes latinoamericanos inteligentes deberían analizar esto antes de seguir inercialmente las preferencias del pasado.
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