Nota: El Diario Ciudadano Trujillo Di? publica la reflexión del padre Max Berendson, activo colaborador de Trujillo Di? y la Iniciativa Ciudadana Trujillo ¡Ahora!, durante la misa exequial de su amada madre, Lilliam Loyer Vda. de Berendson, pues son ejemplo de amor filial y agradecimiento infinito.
La vida está hecha de momentos contradictorios, contrapuestos; sin una visión global cada uno de ellos parece flotar en la nebulosa del sin sentido, de los ¿por qué? sin respuesta creíble o convincente.
Hoy estamos aquí despidiendo a la persona que un día nos dio la bienvenida. Vemos el cuerpo exánime de quien en su interior encontramos la energía vital que nos permitió ver la luz.
Tenemos que cargar a quien en sus brazos solícitos, suaves y fuertes a la vez, encontramos consuelo, apoyo, energía para superar el momento de dolor, confusión, soledad.
Hablamos en nombre de quien nos enseñó a balbucear las primeras palabras Emprendemos una nueva etapa en nuestra vida delante de quien acompañó los primeros pasos tambaleantes.
La vida realmente da vueltas insospechadas, pero así es desde este lado de la historia.
A Dios gracias no es la única realidad existente, como hombres y mujeres de fe, tenemos la posibilidad de mirar el otro lado de la moneda. Hoy le están dando la bienvenida en el cielo todos aquellos que en algún momento despedimos.
Está entrando en una vida que no termina, volviendo al seno divino que la engendró y del cual tomó la fuerza sobrehumana de la que somos testigos privilegiados Recibe el abrazo que nunca termina de su Dios, de su Madre y de todos sus seres queridos. Hoy sus pasos, con sabor a vuelo, libres, festivos, se encaminan al hogar preparado desde la eternidad.
Por eso brotan en nuestro interior emociones confusas y contradictorias, ¿a quién no le gustaría disfrutar de la presencia de Lilliam por muchos años más? Nosotros sus hijos, por más canas que peinemos, necesitamos de su sabiduría; sus amistades extrañarán horrores esa generosidad sin límites que la caracterizó.A la vez, nos tenemos que decir, ¿cómo negarle esa plenitud ganada con lágrimas y sonrisas, con silencio y paciencia, con la palabra y la decisión oportunas?.
Lilliam es una mujer luchadora, jamás podré hablar de ella ni de mi padre en tiempo pasado, no hay distancias para el amor, ni siquiera el de la muerte, por eso es que hoy tenemos que estar de fiesta, aunque no falten las lágrimas naturales.
Por último, nuestra generación pasa a ocupar la primera fila, somos ahora los principales referentes de los nuevos que vienen llegando, si hemos aprendido la lección, les dejaremos tanto o más de lo que Lilliam nos dejó y hoy estamos agradeciendo. Dios nos ilumine.
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