martes, 5 de agosto de 2014

Aburrir al auditorio

Por: Jaime Lértora 

No es necesario recurrir a las estadísticas para comprobar que se hacen diariamente numerosas presentaciones con ayudas audiovisuales (PowerPoint), más de las necesarias y también que la mayoría de ellas son aburridas por lo que terminan en una pérdida de tiempo programada. Los asistentes se encaminan al lugar donde se va a hacer la exposición sin entusiasmo alguno, porque anticipan, debido a experiencias anteriores, que no sacarán agua clara de ese tiempo invertido en escucharla. Pensemos en la liberación que sienten los invitados cuando se enteran de la cancelación de una exposición y preguntémonos el porqué de estas comprobaciones. Para mí la razón es una: preparación. A menor preparación mayor posibilidad de aburrir al auditorio, de cansar al auditorio, de robarle el tiempo a los asistentes. Se por mi experiencia que la mayoría de las exposiciones no se preparan porque ya lo están ¿extraño no? Nada de eso, lo que sucede es que ya están preparadas y se repiten sin importar el auditorio, sin importar el contexto, sin importar el tiempo que se ha dispuesto para la intervención. El resultado es fácilmente predecible: aburrimiento del auditorio.
De una exposición se espera obtener o un beneficio o la solución a algún problema. Para preparar mi exposición será necesario entonces preguntarme en primer lugar ¿Por qué razón ese auditorio al que me voy a dirigir tendría que interesarse en escucharme? Y, en segundo lugar preguntarme también ¿Qué quiero que pase con ellos cuándo termine de hablarles? Con las respuestas a estas interrogantes podré construir un discurso ajustado a lo que el auditorio espera de mí: ejemplos, historias, analogías, propuestas y demás, debidamente ordenadas en una estructura que me permita llegar a mi objetivo en el tiempo que se me ha asignado y con el apoyo de diapositivas con la menor cantidad de texto posible, más imágenes que texto, más visuales, para que me sirvan de refuerzo y que no me resten protagonismo. 
Así, debidamente preparado, estaré más seguro de no aburrir a mi auditorio y que cuando termine mi exposición ellos sepan que ha valido la pena asistir.

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