martes, 9 de septiembre de 2008

El hombre se hizo agricultor para poder embriagarse


El hombre se volvió sedentario y agricultor hace unos 10.000 años, dando pie a la llamada revolución del neolítico, para beber cerveza y embriagarse y no con el fin prioritario de mejorar o asegurar su alimentación.
Así lo afirma el biólogo e historiador natural alemán Josef H. Reichholf en su libro "Por qué los hombres se volvieron sedentarios", en el que explica las causas de la revolución que dio lugar a la formación de pueblos y religiones.
El catedrático de la Universidad Técnica de Múnich considera totalmente errónea la teoría de que la humanidad empezó a cultivar plantas, abandonó la vida nómada y se estableció de manera permanente en un lugar determinado para alimentarse mejor.
"Esa visión habitual confunde causas y consecuencias. Cuando los cazadores y recolectores abandonaron su forma de vida y alimentación tradicional tuvo que darse alguna ventaja inicial", explica el experto, quien subraya que al principio "el cultivo de plantas no trajo consigo ninguna ventaja sobresaliente para la supervivencia".

Añade que las cosechas iniciales eran demasiado reducidas y el cultivo de la tierra muy laborioso, lo que no podía garantizar la supervivencia de un pueblo sólo con la agricultura, y sostiene que el hombre del neolítico continuó cazando y recolectando para subsistir.
El catedrático muniqués asegura que la humanidad siempre ha sentido la necesidad de alcanzar estados de embriaguez con drogas naturales que "transmiten la sensación de trascendencia, del abandono del propio cuerpo".
La cerveza se puede fabricar con grano de cereal salvaje, del que no se pueden hacer grandes cosechas ni alimentar a un pueblo, afirma el biólogo, quien destaca que la cerveza y el vino fomentan el sentido de unidad de un pueblo o una tribu, pero no garantizan su supervivencia.
Igualmente asegura que el pan no empezó a producirse hasta que la humanidad no fue capaz de cosechar cereales en abundancia, lo que no sucedió hasta milenios después de que se empezara a recolectar cereal salvaje para transformarlo en cerveza.
"Además, la facultad de fermentar cerveza no fue algo espontáneo. La humanidad conocía ya con anterioridad la fermentación de la fruta", afirma Reichholf, quien subraya que el hombre primitivo ya sabía hacer vino de uva y otros frutos que recolectaba en la naturaleza. (EFE)

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