Autor: Fritz Du Bois
Diario Perú 21
Es indignante cómo los gobernantes se aprovechan del poder para darles empleo a sus compañeros o allegados. Es evidente la obsesión por inflar la planilla del Estado con la colocación de cuadros partidarios para que estos puedan ser financiados de por vida por todos los peruanos.
Por eso, la planilla pública es una carga cada vez más pesada. De 10 ciudadanos en edad de trabajo, el Estado cobija a uno de los tres que tienen empleo adecuado, es decir, aquellos que reciben beneficios sociales. Mientras que los siete restantes son informales y están desamparados. La causa de esta absurda situación es la rigidez de leyes laborales que los gobernantes, en lugar de desmantelar, matan por cautelar. Pocos países tienen la desproporción de que dos trabajadores privados, pagando impuestos, financian a un asalariado estatal. Es un sistema insostenible y altamente injusto para la gran mayoría de peruanos, pero los políticos parecen encantados.
Así tenemos que en la Ley de Presupuesto 'alguien’ introdujo de contrabando un torpedo para poder darles el privilegio de ser nombrados a los contratados luego de tres años, lo cual otorgaría empleo permanente, protegido y asegurado a 100 mil 'compañeros’. Felizmente, el presidente ha salido con el pie en alto, confirmando que ese criminal artículo será derogado. Pero los contribuyentes hemos estado a minutos de un costoso asalto y con las justas nos habríamos salvado.
Luego descubrimos que el presidente del Congreso es increíblemente generoso con el dinero de otros e interpreta la legislación a su conveniencia para autorizarse a sí mismo –mediante resolución firmada por él y mantenida en secreto, por supuesto– la facultad de dar aumentos de hasta 50% a su entorno. De esa manera, sus dos secretarias ganan casi igual que un ministro y la auditora del Congreso recibe más que el jefe de Estado. Suponemos que dicha funcionaria, en agradecimiento, no será muy acuciosa en la evaluación de su gestión al mando del Parlamento. Por otro lado, ahora que se ha hecho pública la resolución en cuestión, seguro que será rápidamente derogada como lo fue la del aumento a los congresistas jubilados. ¿Cuántas resoluciones secretas mantiene el Parlamento?
Lamentablemente, mientras exista un mercado laboral tan distorsionado, ingresar a la planilla del Estado seguirá siendo una tentación, y nuestros políticos la seguirán usando como un arma de seducción.
Diario Perú 21
Es indignante cómo los gobernantes se aprovechan del poder para darles empleo a sus compañeros o allegados. Es evidente la obsesión por inflar la planilla del Estado con la colocación de cuadros partidarios para que estos puedan ser financiados de por vida por todos los peruanos.
Por eso, la planilla pública es una carga cada vez más pesada. De 10 ciudadanos en edad de trabajo, el Estado cobija a uno de los tres que tienen empleo adecuado, es decir, aquellos que reciben beneficios sociales. Mientras que los siete restantes son informales y están desamparados. La causa de esta absurda situación es la rigidez de leyes laborales que los gobernantes, en lugar de desmantelar, matan por cautelar. Pocos países tienen la desproporción de que dos trabajadores privados, pagando impuestos, financian a un asalariado estatal. Es un sistema insostenible y altamente injusto para la gran mayoría de peruanos, pero los políticos parecen encantados.
Así tenemos que en la Ley de Presupuesto 'alguien’ introdujo de contrabando un torpedo para poder darles el privilegio de ser nombrados a los contratados luego de tres años, lo cual otorgaría empleo permanente, protegido y asegurado a 100 mil 'compañeros’. Felizmente, el presidente ha salido con el pie en alto, confirmando que ese criminal artículo será derogado. Pero los contribuyentes hemos estado a minutos de un costoso asalto y con las justas nos habríamos salvado.
Luego descubrimos que el presidente del Congreso es increíblemente generoso con el dinero de otros e interpreta la legislación a su conveniencia para autorizarse a sí mismo –mediante resolución firmada por él y mantenida en secreto, por supuesto– la facultad de dar aumentos de hasta 50% a su entorno. De esa manera, sus dos secretarias ganan casi igual que un ministro y la auditora del Congreso recibe más que el jefe de Estado. Suponemos que dicha funcionaria, en agradecimiento, no será muy acuciosa en la evaluación de su gestión al mando del Parlamento. Por otro lado, ahora que se ha hecho pública la resolución en cuestión, seguro que será rápidamente derogada como lo fue la del aumento a los congresistas jubilados. ¿Cuántas resoluciones secretas mantiene el Parlamento?
Lamentablemente, mientras exista un mercado laboral tan distorsionado, ingresar a la planilla del Estado seguirá siendo una tentación, y nuestros políticos la seguirán usando como un arma de seducción.
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