SAO PAULO (Reuters).- Brasil está enfrascado en una amarga lucha con los inversores por el valor de su moneda, una batalla que es improbable que gane sin sufrir grandes bajas.
El Gobierno está cada vez más desesperado por detener la apreciación del real, que se ha fortalecido en más del doble contra el dólar desde que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tomó el mando en el 2003 hasta convertirse en una de las monedas más sobrevaloradas del mundo.
La apreciación de la divisa es en parte un reflejo del éxito de Lula en transformar a Brasil en un país atractivo para los inversores extranjeros.
Sin embargo, lo que una vez fue visto como una bendición ahora se ha convertido en una maldición y el ministro de Hacienda, Guido Mantega, advirtió el jueves que el Gobierno tomará las medidas que sean necesarias para impedir que el real siga dañando a los exportadores.
Mientras tanto, el Banco Central ha recurrido a intervenciones múltiples e inusuales en el mercado esta semana para tratar de mantener al real en torno a su actual nivel de 1,72 unidades por dólares, su mayor marca en lo que va este año.
Sin embargo, el Gobierno y la autoridad monetaria de Brasil podrían verse superados en el corto plazo por un conjunto de factores económicos y eventos únicos, como la oferta de acciones por 65.000 millones de dólares planeada por la petrolera estatal brasileña Petrobras este mes.
Analistas afirman que ella podría desatar otros negocios y otra ola de entrada de capital extranjero.
La continuación de la lucha contra la apreciación del real también conlleva costos fiscales potenciales que podrían ser demasiado onerosos en momentos en que el Gobierno ya está aumentando el gasto en anticipación a las elecciones generales del 3 de octubre.
BRASIL, VICTIMA DE SU PROPIO EXITO
La combinación de Brasil de un robusto crecimiento económico de un 7 por ciento anual y una de las tasas de interés más altas del mundo (10,75 por ciento) han convertido al país en un blanco irresistible para inversores extranjeros, en momentos en que casi todo el mundo está dominado por crecimiento débil y rendimientos bajos.
Incluso la amenaza de una recaída de Estados Unidos en la recesión parece haber tenido poco efecto en el real en semanas recientes, dice Michael Woolfolk, estratega cambiario de BNY Mellon en Nueva York.
"El real brasileño está aguantando, es muy duro, muy fuerte. Parece estar cotizando bajo sus propias directrices en vez de por el apetito internacional por el riesgo o la actuación de la economía estadounidense", sostuvo.
Pese a que el Banco Central insiste en que no está tratando de fijar al real en un nivel particular, los economistas apuntan a 1,70 reales por dólar como el punto de quiebre del Gobierno.
El Banco Central de Brasil aumentó al doble su compra de dólares en el mercado de cambios a la vista el mes pasado a través de la compra de 3.042 millones de dólares, su mayor adquisición mensual del año de divisas estadounidenses.
El miércoles y jueves, la autoridad monetaria también recurrió a una segunda compra diaria de dólares en el mercado cambiario, cosa que no hacía desde mayo.
Pese a todo, los inversores apenas se han alterado y el real se apreció tanto el miércoles como el jueves.
Las intervenciones de las autoridades brasileñas también conllevan un alto costo, que se suma a la creciente deuda de Brasil.
La mayor parte de los dólares que compra el Banco Central se mantienen en reservas en bonos del tesoro estadounidense, que actualmente están rindiendo a tasas cercanas a cero.
Mientras tanto, el banco debe pagar tasas de interés mucho más altas en reales.
El Gobierno está cada vez más desesperado por detener la apreciación del real, que se ha fortalecido en más del doble contra el dólar desde que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tomó el mando en el 2003 hasta convertirse en una de las monedas más sobrevaloradas del mundo.
La apreciación de la divisa es en parte un reflejo del éxito de Lula en transformar a Brasil en un país atractivo para los inversores extranjeros.
Sin embargo, lo que una vez fue visto como una bendición ahora se ha convertido en una maldición y el ministro de Hacienda, Guido Mantega, advirtió el jueves que el Gobierno tomará las medidas que sean necesarias para impedir que el real siga dañando a los exportadores.
Mientras tanto, el Banco Central ha recurrido a intervenciones múltiples e inusuales en el mercado esta semana para tratar de mantener al real en torno a su actual nivel de 1,72 unidades por dólares, su mayor marca en lo que va este año.
Sin embargo, el Gobierno y la autoridad monetaria de Brasil podrían verse superados en el corto plazo por un conjunto de factores económicos y eventos únicos, como la oferta de acciones por 65.000 millones de dólares planeada por la petrolera estatal brasileña Petrobras este mes.
Analistas afirman que ella podría desatar otros negocios y otra ola de entrada de capital extranjero.
La continuación de la lucha contra la apreciación del real también conlleva costos fiscales potenciales que podrían ser demasiado onerosos en momentos en que el Gobierno ya está aumentando el gasto en anticipación a las elecciones generales del 3 de octubre.
BRASIL, VICTIMA DE SU PROPIO EXITO
La combinación de Brasil de un robusto crecimiento económico de un 7 por ciento anual y una de las tasas de interés más altas del mundo (10,75 por ciento) han convertido al país en un blanco irresistible para inversores extranjeros, en momentos en que casi todo el mundo está dominado por crecimiento débil y rendimientos bajos.
Incluso la amenaza de una recaída de Estados Unidos en la recesión parece haber tenido poco efecto en el real en semanas recientes, dice Michael Woolfolk, estratega cambiario de BNY Mellon en Nueva York.
"El real brasileño está aguantando, es muy duro, muy fuerte. Parece estar cotizando bajo sus propias directrices en vez de por el apetito internacional por el riesgo o la actuación de la economía estadounidense", sostuvo.
Pese a que el Banco Central insiste en que no está tratando de fijar al real en un nivel particular, los economistas apuntan a 1,70 reales por dólar como el punto de quiebre del Gobierno.
El Banco Central de Brasil aumentó al doble su compra de dólares en el mercado de cambios a la vista el mes pasado a través de la compra de 3.042 millones de dólares, su mayor adquisición mensual del año de divisas estadounidenses.
El miércoles y jueves, la autoridad monetaria también recurrió a una segunda compra diaria de dólares en el mercado cambiario, cosa que no hacía desde mayo.
Pese a todo, los inversores apenas se han alterado y el real se apreció tanto el miércoles como el jueves.
Las intervenciones de las autoridades brasileñas también conllevan un alto costo, que se suma a la creciente deuda de Brasil.
La mayor parte de los dólares que compra el Banco Central se mantienen en reservas en bonos del tesoro estadounidense, que actualmente están rindiendo a tasas cercanas a cero.
Mientras tanto, el banco debe pagar tasas de interés mucho más altas en reales.
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