sábado, 2 de octubre de 2010

Ecuador supera sublevación pero no canta victoria

QUITO (Reuters).- Ecuador volvió el viernes a estar bajo las riendas del presidente Rafael Correa tras una sublevación de policías que fue considerada un intento de golpe y condenada internacionalmente, pero el Gobierno dijo que todavía no puede cantar victoria.
Correa fue agredido por policías el jueves, retenido en un hospital y rescatado en un fuego cruzado por militares en lo que empezó como una protesta para frenar un plan del Gobierno que elimina beneficios económicos a las fuerzas de seguridad, pero terminó saliéndose de control y dejó al menos ocho muertos y decenas de heridos.
"Todo esto fue una acción coordinada para crear el caos, una guerra civil, matanzas, desestabilizar al Gobierno. No lo han logrado, pero no es momento de jubilo, es momento de profunda tristeza", expresó Correa visiblemente consternado mientras narraba su rescate y la muerte de uniformados.
"Se quería matar al presidente de la República (...) Hemos demostrado que no vamos a claudicar, no vamos a llegar a esas prácticas que por medio de las armas se lograban conquistas salariales", agregó durante una reunión la noche del viernes con cancilleres sudamericanos que le expresaron el apoyo de sus respectivos Gobiernos.
Los cancilleres llegaron a Quito después de un encuentro especial en Buenos Aires de los presidentes de Argentina, Chile, Colombia, Bolivia, Perú, Uruguay y Venezuela, quienes celebraron la liberación de Correa y manifestaron solidaridad con la democracia en el país andino .
"Todos nosotros los demócratas necesitamos condenar en la forma más vehemente posible este intento de golpe en Ecuador y apoyar sin restricciones al presidente Rafael Correa", dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a la prensa.
La Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una resolución formal de apoyo y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, acordó con Correa, en una conversación telefónica el viernes, seguir trabajando para fortalecer las instituciones y el estado de derecho.

Los mercados internacionales ignoraron a Ecuador, luego de que el jueves nombraron al caos reinante en el país como un elemento perturbador de los precios del petróleo.

ENTRE NORMALIDAD Y LUTO
Aunque el presidente emergió triunfante de la situación en la noche del jueves, todavía enfrenta una lucha política para impulsar las medidas de austeridad que despertaron el descontento de los policías sublevados en Quito y Guayaquil.
"No podemos cantar victoria totalmente, está superada la situación por ahora, pero no podemos confiarnos", dijo el canciller, Ricardo Patiño, a periodistas. "El intento golpista posiblemente tenga unas raíces por ahí, que hay que buscarlas y extraerlas", agregó.
Correa dijo que no habría perdón ni olvido para los involucrados en la revuelta y la Fiscalía inició el viernes investigaciones citando a tres coroneles a declarar y, según medios, quedaron detenidos preventivamente por 24 horas.
El jefe de la policía, Freddy Martínez, renunció. "Un comandante irrespetado, un comandante maltratado, agredido por sus subalternos, no puede quedarse al frente de ellos", dijo y pidió al presidente que revise la ley que detonó la protesta.
Correa designó como reemplazo al policía Fausto Franco, un general de distrito que se desempeñaba como director de Educación de la fuerza, según el sitio web.
Los negocios levantaron el viernes sus persianas en la capital Quito, militares vigilaban el Palacio de Gobierno y poca gente caminaba por las calles, según testigos de Reuters.
Las clases fueron suspendidas el viernes en todo el país y serán reanudadas el lunes, mientras en distintas ciudades militares patrullaban las calles.
El estado de excepción declarado el jueves por cinco días, que consiste en que las fuerzas armadas se hagan cargo de la seguridad interna, continuará vigente.
"No vamos a levantar la medida (el decreto de excepción) porque no podemos ponernos en riesgo", dijo el ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal.
"No pueden repetirse casos como los de ayer (jueves) donde la policía desapareció. Las Fuerzas Armadas estarán actuando conjuntamente con la policía hasta que la situación se normalice plenamente", agregó.
Los choques, que incluyeron ataques a simpatizantes de Correa, dejaron dos policías y seis civiles muertos y 274 heridos, 25 de ellos en estado crítico, según informó en un comunicado el Ministerio de Salud.
Los dos uniformados y un civil murieron en Quito. En tanto, cinco civiles perecieron en Guayaquil en medio de hechos de violencia registrados a lo largo de la jornada.
El Gobierno declaró tres días de luto nacional por las personas que fallecieron en la jornada.

CONTROVERTIDA LEY
La sublevación comenzó cuando policías tomaron el mayor cuartel de la capital en protesta por la ley de austeridad. El presidente fue allí para calmar los ánimos, pero fue abucheado, empujado y golpeado en medio de una lluvia de gas lacrimógeno.
Por eso fue llevado al hospital contiguo, donde fue rodeado por los policías y encerrado hasta que fue sacado por militares en silla de ruedas y con una máscara antigases, tras un tiroteo televisado en vivo que fue corolario de un día de furia.
"El presidente Rafael Correa salió fortalecido en cuanto a su imagen, a su protagonismo", opinó Mauro Cerbino, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
"Lo de ayer habla de algo muy grave y creo que será muy difícil para el Ecuador revertir lo mencionado. El presidente tendrá que trabajar mucho en ello", agregó.
Una de las tareas es depurar a las fuerzas policiales, algo que el mandatario ya adelantó que llevará a cabo, y también a las fuerzas militares, dijo el analista.
Analistas apuestan a que Correa recuperará totalmente el control del atribulado país, pero creen que deberá pagar costos políticos y que tendrá que ceder más control en la Asamblea.
La sublevación policial ocurrió cuando Correa estudiaba disolver la Asamblea, de mayoría oficialista, enfurecido porque los legisladores de su propia fuerza se negaron a apoyar la ley de austeridad para reducir del tamaño del aparato público.
La disolución de la Asamblea permitiría a Correa gobernar por decreto hasta que se convoquen a elecciones generales, según la Constitución aprobada hace dos años. Su decisión tendría que ser avalada por la Corte Constitucional.
Ante la agitación, los legisladores suspendieron una sesión el jueves en la que buscaban discutir nuevamente la ley que elimina los beneficios para policías y militares y que encendió la protesta y que ya tiene una aprobación inicial.
No quedaba claro cuándo podrían volver a tocar el controvertido tema, pero la Asamblea tiene plazo hasta el domingo para estudiarla y modificarla antes de que entre en vigencia el lunes y pueda de nuevo avivar el descontento.
Ecuador, un país en donde fueron depuestos tres presidentes en los últimos 13 años, depende de su riqueza petrolera. Pero sus operaciones de crudo no fueron afectadas por la crisis.

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