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Con información y fotos de: http://www.eliootinianomauricci.com/
Nadie es profeta en su propia tierra. Y el poeta, novelista, pintor periodista y abogado Elio Otiniano Mauricci (Trujillo, 1930 – Chiclayo, 2008) es un ejemplo palpable de esta sentencia bíblica, pues siendo trujillano realizó su inmensa obra cultural en tierras chiclayanas, desde donde ha pasado a la posteridad como un artista íntegro.
De los poetas norteños de finales del siglo XX, la figura de Elio Otiniano Mauricci destaca nítidamente, a pesar de que durante su fecunda vida humana se mantuvo silenciosamente, lejos de la estridencia de las primeras planas de los periódicos y de las polémicas ociosas, que muchas veces solamente sirven para exhibir egos y pobres autoestimas.
Creo que don Elio –como solía llamarlo cada vez que conversábamos- también era consciente de que los auténticos artistas están más allá de los pergaminos y oropeles. Y vaya que él sabía perfectamente lo que era haber sido premiado y reconocido en vida, amén de que como periodista fue jefe de redacción del famoso diario El Norte, y como fiscal en lo penal manejo miles de expedientes. Él estuvo más allá de lo temporal.
A más de dos años de su partida a la eternidad lo recordamos como “el poeta” del norte. Pero no sólo frecuentaba a las musas literarias, sino que al contemplar su obra plástica se evidencia un estilo personalísimo, que lo emparenta con otros poetas-pintores peruanos como José María Eguren, César Moro y Jorge Eduardo Eielson. Esta característica lo define, pero a la vez lo distancia de los miembros de su generación literaria. Elio Otiniano es único.
Lo conocí en la década del 90, por intermedio del poeta Juan Félix Cortés, cuando lo entrevisté para el diario “La industria” de Trujillo. Sus finos modales, su voz pausada, su mirada penetrante, su modestia y su amplia cultura me impactaron. Era un hombre sencillo, sin aspavientos ni demagogias. Años más tarde, fue don Elio quien gentilmente me recomendó con la periodista Rosa Chambergo. “Si

NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS…
La ciudad de Trujillo vio nacer al artista Elio Otiniano en 1930, es decir poco tiempo después de la aparición del Grupo Norte o Bohemia de Trujillo, que integraron César Vallejo, Macedonio de la Torre, Alcides Spelucín, Antenor Orrego, entre otros. Trujillo era una ciudad apacible, y el “damero” trujillano estaba rodeado por algunos barrios tradicionales como Mansiche, Buenos Aires, la portada de la Sierra y el camino a Moche. Como todo trujillano de entonces, hizo sus estudios primarios en la Escuela Fiscal 2401 y los secundarios en el antiguo Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo, donde estudiaron otros trujillanos prominentes.
En 1950 Otiniano ingresó a la Universidad Nacional de Trujillo (primera universidad republicana del Perú y que fue fundada por el libertador Simón Bolívar), donde cursó sus estudios en las facultades de Letras y de Derecho. Allí se graduó de abogado. Es interesante señalar un paralelo con otros abogados-literatos: Enrique López Albújar, José León Barandiarán, y en el extranjero Franz Kafka.
“Desde su niñez, manifestó su inclinación por el arte, pues gustaba hacer dibujos de rostros utilizando lápiz y carboncillo, o paisajes diversos usando la acuarela con notoria delicadeza. Llegado a la adolescen

En su juventud, Otiniano no sólo se dedicó a leer y pintar, sino que fue un notable nadador y un jugador de fútbol. Pero la poesía lo marcó desde la adolescencia “en que empezó a escribir sencillos poemas, unos en verso y otros en prosa, en cuadernos que guardaba celosamente como si fueran su mejor tesoro”.
En 1954 gana el concurso literario promovido por la revista trujillana “Saeta”, con un conjunto de composiciones poéticas en prosa titulado “Gemas espirituales”. Aquel año obtuvo la medalla de plata en los Juegos Florales convocados a nivel nacional por el Concejo Provincial de Trujillo con su poemario “Plenitud del ser”, que era en realidad una antología de las poesías que hasta entonces había escrito.
“Plenitud del ser” fue publicado en 1958 por la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), al que el autor agregó dos poemarios inéditos: “Tristezas ígneas” (l950) y “Anillos de eternidad” (1952). Con la aparición de este libro el Departamento de Publicaciones de la UNT iniciaba las ediciones de su “Novena Biblioteca de Literatura Abelardo M. Gamarra”, y aclaraba que era la primera publicación literaria que hacía del estudiantado. Es importante señalar que este libro fue aplaudido por prestigiosos escritores como el mexicano Alfonso Reyes, el argentino Arturo Capdevila y el peruano Alberto Hidalgo.
Alfonso Reyes, lo comentó así: “Gratísima impresión me ha causado su libro Plenitud del Ser. Es usted un poeta auténtico, de relieve, llamado a extender su voz por todos los ámbitos”. Capdevila dijo: “Celebro de corazón la llegada a mi casa de Plenitud del Ser. El testimonio de una gran borrasca del espíritu juvenil es algo dignísimo de conocer. Su libro trae un testimonio de ésos. ¿Para qué decírselo? Desde ahora espero con sumo interés su segundo libro”.
Mientras tanto, el peruano Alberto Hidalgo (muchos lo comparan en altura con Vallejo señaló: “He leído con placer su libro Plenitud del ser. Y saludo en usted a un poeta de porvenir extenso. Quien dice: `Peso tanto con la vida – que de sólo sentirme – la tierra llora como un niño´; `El aire, como un pañuelo de amor, ensancha mis palabras´, y tantas cosas más, no merece sino una montaña de elogios”. Era la partida de bautismo oficial del poeta Elio Otiniano.
No era para menos. La poesía de Elio Otiniano es la celebración de la plenitud e

Siendo estudiante universitario, Otiniano funda la “Sociedad Estudiantil de Investigación Social” y edita la revista “Seis”, donde publica poemas de contenido social y los ilustra con dibujos alegóricos que expresan la realidad convulsionada que se vive en ese entonces. Edita también la revista literaria “Alborada” y colabora en las revistas literarias “El bolivariano”, “Ímpetu”, y la famosa “Cuadernos Trimestrales de Poesía” que dirigía Marco Antonio Corcuera.
El periodismo fue una de sus pasiones. Escribió artículos y crónicas en los diarios “La industria” y “La nación” de Trujillo. Entre los años 1957 y 1958 fue columnista y jefe de redacción del famoso diario “Norte” de Trujillo, cuya dirección la ejercía el poeta huamachuquino Julio Garrido Malaver. En ese diario Otiniano tuvo a su cargo la página literaria dominical.
Como poeta, Elio Otiniano ha pasado a la posteridad y la crítica literaria ha sido unánime en rescatarlo. Su obra ha sido comentada en varios estudios y antologías: "Antología de Poetas de La Libertad" (Cuadernos Trimestrales de Poesía, Lima, 1960); "Diccionario de Literatura Peruana" de Emilia Romero (Lima, 1966); "Poetas Representativos de Lambayeque" de Max Dextre (Lima, 1989); “Antología binacional peruano-chilena `El Canto del vértice infinito´ (Editorial Maribelina, Lima, 1997); "Antología de la narración en el Perú, República, siglo XIX y XX", tomo 3, de José Antonio Bravo (Fondo Editorial de la Universidad Garcilaso de la Vega (Lima, 2001); "Ríos viejos, voces nuevas. Poetas del siglo XX” (Edit. Maribelina, Lima, 2003).
EN TIERRAS DE CHICLAYO
Elio Otiniano arriba a Chiclayo en 1962 para iniciar a su carrera en la judicatura como secretario del Tribunal Correccional de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque. Paralelamente colaboraba con artículos en el diario La Industria, sin dejar hacer literatura y pintura. ¿Cómo hacia el poeta para compartir sus responsabilidades labores y la creación? La respuesta está en su inteligencia y talento. Aquí escribió el poemario “Raíces fulgurantes” (1966), el libro de cuentos “La ventana de alba” (1968), la novela “El iluso” (1968), la prosa poética y social “De pie sobre la tierra” (1977), los poemario “Árbol de resonancias” (1990), “Hermosa dimensión” (1992). “Densidad
También fundó una familia ejemplar, al casarse con doña Micaela Sánchez, con quien estuvo casado 49 años y tuvo cuatro hijos: Elio, Maritza, Giovanni y Silvia.
Como decíamos líneas arriba, Elio Otiniano se mantuvo como un creador total y paralelamente como un hombre de Derecho, ejemplo de hombre justo y sensible. E el campo de la jurisprudencia colaboró con artículos en la revista “El foro” del Colegio de Abogados de Lambayeque. Desde 1962 fue magistrado de carrera en el Poder Judicial y desde 1980 en el Ministerio Público. Llegó a ser Fiscal Superior en lo Penal del Distrito Judicial de Lambayeque hasta fines de 1989, donde sus colegas señalan que “destacó por ser un hombre sencillo, recto y justo, honrado y trabajador”.
En cuanto a su pintura, hay que hacerle justicia: su obra plástica es un aporte a la pintura peruana, porque es un ejercicio de cromatismo, lindando entre la denuncia social, el expresionismo, la abstracción y el arte conceptual. Realizó muchas exposiciones individuales y colectivas.
Foto 1: Elio Otiniano Mauricci (Trujillo, 1930–Chiclayo, 2008) fue un artista de vanguardia en todo el buen sentido de la palabra.
Foto 2: El poeta y pintor Elio Otiniano en su taller de pintura.
Foto 3: “Desocupación y miseria”, óleo de crítica social de Elio Otiniano.
Foto 4: “Paisaje del ensueño”, cuadro expresionista-abstracto de Elio Otiniano.
Fotos 5: Las obras literarias en poesía, prosa poética y narrativa de Elio Otiniano merecen reeditarse para el conocimiento de las nuevas generaciones
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