
Trujillo, La Libertad (La Industria).- La Industria realizó un breve recorrido por algunos sectores citadinos y detectó innumerables y desconcertantes cúmulos de desperdicios en medio de las calles.
En la cuadra dos de la avenida Los Incas, doña Lucía Pereda Sagástegui (52) exige, bastante molesta, la presencia de los vehículos del Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo (Segat) que recojan las bolsas plásticas abandonadas con sandías y naranjas en estado de descomposición, botellas descartables vacías y táperes de tecnopor con alimentos putrefactos que hieden el aire y se mezclan con los fétidos olores de desagües destapados a causa de las obras de reconstrucción vial, frente a la piscina Gildemeister.
“La calle apesta y no se puede ni caminar por los montículos de basura en la vereda. El carro no puede recoger los desperdicios porque las pistas están rotas. Además, la gente ha convertido la zona en un botadero informal, aprovechando la remodelación de la avenida”, manifiesta la indignada ama de casa.
En vista de ello, periodistas de La Industria efectuaron un breve recorrido por diversas urbanizaciones y sectores de la ciudad, encontrando diversos puntos salpicados con pestíferos desechos, moscas y fetidez generada por la presencia de dichos botaderos al paso.
Huele a peligro
Uno de ellos, está ubicado en las afueras de la ex-Dirección Ejecutiva de Salud Ambiental (Desa), en la urbanización Santa Leonor, en cuyas afueras se halló pañales sucios, bolsas con fruta y comida descompuesta, guantes quirúrgicos, depósitos de sueros fisiológicos, gasas, hisopos y jeringas usados, además de mascarillas médicas, carteras, sandalias y botellas de vodka vacías. Ello amén de la gran cantidad de moscas que se posaban en los despojos arrojados en plena vía pública.
El escenario en el mercado Portada del Sol, en la prolongación de la avenida Vallejo, era mucho peor, pues los comerciantes de dicho centro de bastos arrojaban agallas de pescado, verduras podridas y bolsas con desechos orgánicos pestilentes. “Siempre echamos la basura ahí y nadie nos dice nada”, indicó una comerciante tratando de justificar su mala actitud.
Pero lo peor de todo se observó en el exhotel California, situado en la avenida España 665, en cuyas veredas exteriores había gran cantidad de desmonte y bazofia como: papeles, cajas de jugo vacías, empaques de galletas, cáscaras de fruta, etc. “Aquí funcionará el hospital municipal y, aunque el gestor Público de Inversión Privada edil prometió que Segat enviaría volquetes para recoger los desechos, hasta hoy (ayer) no lo ha hecho”, comentó el encargado del lugar, quien evitó identificarse.
Frente al complejo Chicago, parte de las áreas verdes estaban repletas de papeles higiénicos usados, basura común y hasta un zapato.
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