sábado, 12 de mayo de 2012

VISIONES DE UN GUERRERO MOCANO, MISIÓN DE UN FONDISTA….

Por: Luis Carlos Gómez
luiscarlos3333@yahoo.es

Sentía una voz susurrante cuyo timbre ya creía reconocer.., “vamos hijo, corre, corre, tu puedes…..”apenas lo podía creer, pero ya estaba ahí dando los últimos giros en la pista sintética del estadio ante la algarabía de los asistentes al estruendo de alegrías y al mirar a su frente no lo podía creer tenía delante de el a dos metros, atletas marroquíes, kenianos yetiopianos, batiéndose con él sabía de la fisonomía y el estirpe de los atletas africanos, en su mente tenía el ultimo recuerdo de haberle ganado casi ayer a Goicochea, Enco ,Loreto, Cosio, en la “Llave de la Ciudad, y hoy estaba vivenciando su día en la cima del éxito, ¡Dios cuantas bendiciones…!
Estaban dando y midiendo sus inhalaciones y exhalaciones extremadamente agotado, tenía que dar la vida y una presea dorada, los laureles, el cantar de su himno y su bandera flameando lo esperaban, se imaginaba ser recibido en su país como un héroe, sus padres, Doña Ángela y Don Alejo, sus hermanos, amigos de la infancia, de la universidad, los fondistas….
Era su olimpiada soñada, y faltaban pocas vueltas intentando descubrir donde se ubicaba en el tiempo pudo leer en la pantalla gigante Stadium Olimpyic London 2012, que apenas distinguía, Final Diez Mil metros, había luchado tanto para lograrlo y decíase “ya estoy, vencer y pasar a la historia” y en el momento que sacaba sus últimas fuerzas, las imágenes se desvanecían y su mente se envolvía en un espiral de voces y recuerdos del ayer y la escena era ahora el verde valle y al fondo las estructuras de barro de color tierra, y gente que entrenaba que luchaba, que corría así y la misma que lo guiaba por el entorno de la ciudad, no sentía conocer a nadie pero todos le hacían reverencia y una lengua rara que no entendía, sabía que ahí aprendió a caminar, trotar, correr y ganar, era algo parecido, lo que la había narrado de niño su querida abuela Doña María.
Y nuevamente la voz que lo guiaba en su carril: “Vamos Víctor, corre, corre, tu puedes…..” Se lo decía de niño y en cada atardecer en su pueblito La Quinta La Grande del caserío de Mocan relatándole cada cuento relacionado de las aventuras de ciertos seres mocanos descendientes delos moches y chimúes, le narraba sobre el arte de ligar el barro, de la pirámides truncas de la huaca de las expresiones de la cerámica, del espíritu místico y guerrero de los descendiente de Aiapaec, era un libro abierto de sabiduría.
Jadeante a punto de que el corazón le quería estallar y cada arteria o vena a punto de explotar, todo fue rápido, entre esas dos fuerzas se debatía, sentía que se evaporaba pero su sentido se proyectaba hacia la sentencia la cual se perdía en un carril casi eterno, todo lo intenso lo vivenciado el silencio se quebraría y explotaría ante el sonido de la campana que devolvía a su presente era la señal de la última vuelta, logro mirar su carril y vio sus zapatillas quería inflamarse del roce con la sintética casi reventar por los costados por los callosidades cuyo dolor quería detener su camino, el sudor parecía refrescar, sus labios sequísimos, parecía desfallecer, caer en el umbral y otra vez la voz que lo reanimaba.

“Corre hijo corre”, ahora todos aceleraban el también, sentía la sangre de los guerreros moche, ya se sentía invencible, solo 100 metros del límite, y solo habían cuatro en el tramo final, no lo podía creer están a cien metros de la gloria, miro su cronómetro, pensaba que le estaba fallando, atisbo hacia la pantalla era el mismo; acelero más como un ventarrón en el desierto de su Mocan querido, y ya estaba a la par de los que le antecedían, y que sorpresa, ya no era Enco, Goicochea, Loreto ó Cosio, su encarnizados rivales por vencer estaban como transformados y creyó ver a Hicham El Guerrouj, kenenisa Bekele, Bernard Laagat los máximos exponentes del fondismo mundial, cara a cara, el Mocano acelero como su corazón lleno de sangre estaba a diez metros de romper la cinta final y en su carril una silueta que iba en dirección hacia él, creyó reconocer, era su sabia abuelita Doña Mary, la de los relatos y leyendas que venía con los laureles y una presea dorada refulgente de brillo y la ya célebre melodía corre Víctor corre……..algunas lágrimas de emoción surcaban sus mejillas , ahora en el remate a tres metros ,los africanos quedaban tras de sí , sus pectorales sentían la cinta en su piel y de pronto una voz conocida le decía Víctor, Víctor… ya es la hora……….no sabía si voltear era su padre don Alejo y esa voz como el llamado sentía cada vez, que los acudía y despertaba como energía que serpenteaba el umbral del astral todo había sido una visión, un sueño, en fracciones de segundo se esfumo como su esperanza, solo alcanzo a decir: “La medalla ya la tengo, Papá, que tiempo marque, Su Padre lo miro nada extrañado sabia de su sueños, cuando volvió en si le dijo no es Londres, hijo mío, mide tus pasos, tu tiempo, dale tiempo al tiempo, no te apresures, mira lo que se viene el selectivo para los bolivarianos y de ahí lo demás……”
Víctor, Se sentía amargado, después triste, pensaba, estuvo cerca de la gloria y le conto cada segundo a su progenitor mientras un lamento surcaba por sus pómulos, no se situaba aun en su realidad, pues estaba como ausente, no sabía si ese sueño estaba disfrazado de fantasía o de una visión trascendental, percibía el nuevo día aun somnoliento.
Su realidad era ahora diferente, decía si apenas hace minutos la vida me cambiaba de vida y hoy vuelvo a la realidad, rápidamente se vistió, con las mismas luego de abrazar a su padre, salió raudo a las pampa de su pueblo de Mocan, como buscando una respuesta a esa visión o quizás un sueño, buscando esa paz que le daría calma a su espíritu, intentando entender esa vivencia, quizás corriendo hallaría explicación a lo que paso, solo sabia que ese día de otoño caluroso seria premiado por como el mejor fondista del año, quizás Dania ó Bryan lo entenderían como fondistas que eran, intuía también que era un guerrero mocano…

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