viernes, 28 de diciembre de 2012

Sensatez y sensibilidad

Al cierre: Congreso anula bono de representación.
Por: Augusto Álvarez Rodrich

Se podrá decir que la anulación del aumento del bono de representación, decidida en una sesión de emergencia de la mesa directiva del Congreso que se realizó anoche en la oficina de Víctor Isla, fue consecuencia de la presión popular, pero, en estas cosas, más vale tarde que nunca.

Se podrá decir, incluso, que la anulación del incremento del bono de representación era una medida inevitable, precisamente, para no ahondar más la grave crisis de representación del Congreso, pero, al final, lo que quedará es el gesto de sensatez y sensibilidad por el que optó su mesa directiva.

Se podrá decir que se trató de una medida desesperada ante la vergüenza que sentían algunos congresistas –los pocos a los que aún les queda sangre en la cara– de no poder andar por las calles sin dejar de sentir la mirada inquisidora de la gente, aunque la triste verdad es que a la mayoría de parlamentarios esto les interesa un pepino, pues han llegado a este poder del Estado solo para llenarse los bolsillos de un modo como no podían hacerlo cuando solo tenían su chambita en la actividad privada.

Se podrá decir que, finalmente, tuvo efecto el llamado hecho ayer por el presidente Ollanta Humala –siempre con reacciones tan lentas en estos temas– a los congresistas para que den marcha atrás en este bono de representación que no es otra cosa que un aumento de sueldo camuflado de supuesta buena voluntad de acercarse a la gente.

Se podrá decir hasta que la marcha atrás se debió al bochorno que produjo el que toda esta discusión sobre el bono de representación sacó a la luz otras gollerías –pasajes, viáticos, etcétera– que ya estaban asignados fuera del “extra”.

Se podrá decir que, al final, los congresistas se dieron cuenta de que tienen que pagar –como todos los ciudadanos– los impuestos correspondientes por sus ingresos y no solo –como pretendían– por la mitad de su sueldo total.

Se podrá decir –aunque con poca fe, la verdad– que los congresistas al final reconocieron que usar la plata del público para regalar las camisetas del equipo provincial, la chocolatada de la primera comunión y las calaminas del salón comunal era, por decir lo menos, indebido.

Y se podrá decir que esta decisión deja mal parados a los congresistas que en estos días ofrecieron los argumentos más disparatados y ridículos para defender con uñas y dientes su billete, como el de Martha Chávez, que dice que como los congresistas son poquitos, no es mucha plata.

En fin, se podrá decir lo que se quiera, pero lo cierto es que la posibilidad de que los congresistas se quieran bajar el sueldo, a pesar de todo lo que está ocurriendo, es imposible. 

Así que, feliz Día de los Inocentes, provecho, padres de la plata.

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