Por: Verònika Calderòn Rojas
Han trascurrido casi quince años y aún hoy cuando muy de vez en cuando me encuentro con Susana, recibo un gran abrazo y un poco en broma, un poco en serio me pregunta, ¿cómo estas madre?. Hace casi 15 años fui tutora de Susana cuando estaba en primer ciclo en la universidad y sé que colaboré un poquito para que decidiera pelar con la tristeza que le originaba estar alejada de casa, sin sus padres y lograra permanecer finalmente en Trujillo hasta culminar su carrera profesional.
Adaptarse a un nuevo ambiente, a exigencias más elevadas o a personas con estilos y experiencias distintas no para todos es sencillo, ni cursa con naturalidad, máxime cuando se es prácticamente adolescente y muy probablemente se está lidiando con sus propios “rollos” internos. Tomemos en cuenta que ,desde hace ya algún tiempo, la edad de ingreso a la universidad es muy temprana; puede uno encontrarse con estudiantes incluso de dieciséis años y, creo que para nadie es desconocida la trascendencia y significado que esta etapa del ciclo evolutivo tiene en el continuo de la vida; pero tampoco desconocemos la vorágine de estímulos: buenos, malos, convenientes, inconvenientes, provechosos o inútiles a que están expuestas sus jóvenes y muy probablemente inmaduras estructuras psicológicas.
Otra arista del problema es, con quien quiere y puede hablar un joven cuando se enfrenta a dudas o conflictos .La primera alternativa seguramente será acudir a un coetáneo, que puede ayudar pero que también podría confundirlo más. Es en este contexto, es que cabe resaltar la relevancia que tiene, el que las instituciones de educación superior estructuren un sistema de apoyo al estudiante, dentro del cual uno de sus elementos fundamentales será la organización de la tutoría universitaria; entendida no en el tradicional y ya conocido rol de orientar casi exclusivamente en lo académico sino con un fuerte énfasis, según mi experiencia, en cuanto a lo socio afectivo .Para ello, obviamente, la fase central de este proceso es la selección adecuada del personal a cargo de la acción tutorial. No basta con asignársele horas a un docente con excelente desempeño en lo pedagógico y profesional, debemos encontrar una mixtura entre aquello y características personales tales como :contar con habilidades para la comunicación, ya que intervendrá en una relación humana, mentalidad abierta (capaz de sintonizar con los alumnos), empatía, aceptación incondicional; en suma, hablamos de lograr que el estudiante, sobre todo en los primeros ciclos en la universidad, cuente con alguien con disposición a colaborar con él en este proceso de adaptación y en la a veces dura construcción inicial adulta, del camino hacia el bienestar y por qué no, hacia la siempre ansiada felicidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario