La muerte de Armando Villanueva trae a la memoria experiencias, debates, reflexiones, sobre la historia política del Perú en el siglo XX. Era el patriarca del aprismo, algo así como el último mohicano de un aprismo que ya no existe.
Hace algunos años asistí a un acto en el local aprista de Alfonso Ugarte. Si no recuerdo mal, fue en un homenaje a Manuel Arévalo, el mártir aprista asesinado por la dictadura de Óscar R. Benavides. Entonces escuché estas frases de Armando: “El APRA es un partido antiimperialista y tiene que seguir siéndolo. No sé qué pensará mi secretario general acerca de esto”.
El secretario general del APRA era entonces Jorge del Castillo. La frase apuntaba al corazón de la historia. A nadie se le ocurriría en ese momento, y también hoy, suponer que Del Castillo –o Alan García– es antiimperialista.
Ocurre, sin embargo, que, por lo menos en declaraciones doctrinarias, la generación que se incorporó al APRA en los años 30 del siglo pasado creyó que el APRA era un partido antiimperialista y antioligárquico. Con esa idea sufrió prisión, tortura, destierro, asesinato, y hasta se levantó en armas.
En el libro Arrogante montonero, que contiene un largo diálogo de Villanueva con Pablo Macera, se ve, sin embargo, que ya en el discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre en la Plaza de Toros de Acho, el 23 de agosto de 1931, se defiende una versión afeitada de la noción: “no es que seamos enemigos del capital extranjero; es que consideramos absolutamente necesario que el Estado controle el capital extranjero”. El discurso ha sido incluido en el libro citado.
Recuerda Villanueva que para los apristas veteranos el objetivo era el Estado antiimperialista y “para el joven recién llegado, incorporado en la legalidad de 1945 y en la mezcla de entonces y los compromisos limitativos, la situación no era tan clara… ¡Comenzó a verse desde esos días, por no pocos, un aprismo derechizado! No hay que olvidar que el 20 de mayo de 1945 Haya de la Torre se había visto obligado a decir: ‘No hay que quitar riqueza al que la tiene, sino crear riqueza para el que no la tiene’.
Había, pues, que interpretar y explicar… Pero hubo quienes confundieron táctica con objetivo”.
También respecto a los marxistas precisó el líder recién fallecido:
“Cuando se revisa la literatura de Haya de la Torre desde la fundación del partido, encontramos que hay un claro y radical distanciamiento con el comunismo, pero es un planteamiento fundado en doctrina, que parte de una concepción distinta, que refuta la tesis comunista, que demuestra su impracticabilidad en IndoAmérica; no es el anticomunismo conservador y macartista. Sin embargo, en esos años la literatura periodística del APRA y la expresión de algunos dirigentes confundieron también esto”.
En suma, Armando Villanueva vivió la política. No fue un vividor de la política. Como otros.
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