lunes, 2 de junio de 2014

Corrupción emprendedora

Enviado por: Pedro Francke 
La historia de la corrupción ha involucrado a muchos personajes históricos, desde el pago de la primera deuda externa peruana en 1824, atravesando por los caudillos militares y el guano en el siglo XIX. Aunque las pruebas son difíciles de encontrar, lo que uno se entera recorriendo el país es que en vistas a las próximas elecciones hay una pujante “corrupción emprendedora”. 
En muchas localidades lo que se observa son gente con plata que quiere ser candidato, usualmente a alcalde o a presidente regional (los cargos de consejeros o regidores son poco codiciados porque desde ahí no se manejan presupuestos). Esas personas están pensando en hacer su “inversión”: me postulo, gano la alcaldía o el gobierno regional y luego con el “diezmo” y demás formas de corrupción recupero mi dinero con creces. Son inversionistas emprendedores de la corrupción. 
Los más precavidos han planificado su “inversión” desde meses atrás y han optado por buscar la inscripción de su movimiento regional u organización política local. Otros, ya han hecho un “arreglo” con algún partido nacional, que por una importante suma nacional les ha “vendido” el puesto. 
Hay todo un mercado al respecto: por el lado de la demanda en cada localidad hay varios inversionistas interesados en esta empresa de riesgo, mientras por el lado de la oferta hay varios partidos nacionales y movimientos regionales ofreciendo puestos. He escuchado las versiones de que, en Lima, un puesto de candidato distrital en la lista de Castañeda se vende entre 2 y 3 millones de soles, precio alto porque se piensa que es una lista que “jala”. Otras listas tienen precios mucho menores. 
Obviamente, todo esto es absolutamente ilegal, pero sucede masivamente en todo el país. Podemos hacer una analogía. Estos inversionistas-candidatos son como pequeños negociantes que comprar una tienda, esperando colocarse en el mercado – ser elegidos – y así hacer buen negocio. Pero como se ha hecho conocido que hay inversionistas dispuestos a comprar ese tipo de tiendas, ya han surgido los emprendedores más ambiciosos, que no invierten solo en una tienda sino en un centro comercial. 
El negocio del centro comercial no consiste en administrar las tiendas de manera directa, sino en construir el edificio, marketearlo y luego alquilar las tiendas. Pues así como en el Perú antes predominaban las tienditas y hoy prevalecen los “malls”, hoy en la política peruana estamos haciendo el mismo tránsito: hay dueños de partidos o movimientos regionales (una especie de centro comercial) que en este momento están alquilando sus tiendas (puestos en sus listas). 
Esto no es legal, por supuesto, ya que según la ley los partidos deben ser colectividades democráticas y no propiedades privadas, pero es la realidad. Esta mercantilización extrema de la política es tremendamente negativa para el país. Porque luego de elegidos, estos inversionistas tienen una meta central: hacer rentable su inversión enriqueciéndose lo más posible. 
Hay dos formas de hacerlo. La primera es robar rápido lo más posible antes que se acabe su periodo. La segunda es tratar de quedarse en el poder, para lo cual pueden hacer como Álvarez, invirtiendo en comprar medios de comunicación, fiscales, jueces y hasta sicarios. Para eso se necesita haber hecho buena “caja” durante sus años en el poder, y así financiar la campaña de propaganda y asegurarse que pueden comprar un puesto en la lista. Algunos de estos han preferido curarse en salud y tener su propio partido; es decir, para estar seguros que tendrán una tienda, han construido su propio centro comercial, aprovechando además para hacer negocios vendiendo los puestos en el resto del país o región. 
El gran reto de momento es impedir que se consolide este esquema de política mafiosa. Hay que impedir que se instale la política de los “malls” y las listas como negocios privados que venden puestos como otros negocios privados. Debemos reinstalar una política democrática en la que los partidos no sean centros comerciales sino espacios democráticos, donde las decisiones se toman mediante la deliberación colectiva y los candidatos se eligen en elecciones primarias.

0 comentarios: