Entrevista a Alberto Vergara. Politólogo con estudios en la
Universidad Católica del Perú. Doctorado en Ciencias Políticas por la
Universidad de Montreal. Ha publicado varios libros de análisis político
y ha coordinado el último número de Journal of Democracy sobre la democracia en
América Latina.
Desde Washington DC, Alberto
Vergara hace un alto en sus labores académicas y revisa la coyuntura
política. Hablamos por teléfono el último jueves, un día antes de conocerse el
nuevo gabinete ministerial. La conversación fluyó sobre los políticos peruanos,
pero también sobre hacia dónde vamos como país.
Tú que vives afuera ¿cómo se vio la remontada de Kuczynski sobre Keiko
Fujimori casi en el último día?
Con gran sorpresa. Una semana
antes nadie creía que se podía remontar los cuatro, cinco puntos que decían las
encuestas que le llevaba Keiko Fujimori. Creo que el único que lo vio fue
Alfredo Torres cuando dos semanas antes dijo que podía haber un efecto retardado
de la denuncia de la DEA. Afuera y adentro casi todo el mundo estaba convencido
de que era muy difícil que PPK gane. Yo nunca creí que le pudiera ganar a
Keiko, la verdad.
En alguna de tus columnas decías que el candidato PPK debía ponerse el
alma, al final se pusieron el alma los electores.
Sí, es evidente que la victoria
de PPK es el triunfo de una gran coalición espontánea, desordenada, para
impedir que ganase Keiko, afirmando valores democráticos. Es una coalición que
surge, una vez más, porque ha sucedido antes, ante situaciones límite. El
beneficiario fue Kuczynski, que al final le puso ganas. En esta coalición todos
pusieron de su parte: muchísimos electores que sin gran emoción por PPK tenían
la convicción de rechazar una serie de cuestiones que representaba el
fujimorismo. Verónika Mendoza comiéndose el sapo de salir a apoyar a PPK, pero
lo hizo principistamente, en una apuesta que ganó. Y los medios jugaron un
papel importante, El Comercio, Canal 4, al darle cabida a denuncias
fundamentales.
PPK no tiene mayoría congresal, ni un partido consolidado y su contacto
con la gente es lejano. Trabajar esa cercanía con la población es un reto para
un hombre de su edad...
No le queda otra. Y no lo está
haciendo mal. Ha viajado, está entrando en contacto con la sociedad. Tiene un
estilo campechano que sirve. Hay que ver su gabinete para ver si le da
importancia a esa construcción de legitimidad popular que es fundamental,
porque ha sido elegido con déficit de legitimidad. No entusiasmó a nadie
durante la campaña. Superó escollos gracias a razones fortuitas: se cayó
Guzmán, no se retiró Goyo, los electores de Barnechea se movieron hacia él. La
denuncia de la investigación de la DEA sobre Ramírez fue clave. Sus mejores
aliados estuvieron fuera de su voluntad y de su estrategia. Tiene que seguir
siendo candidato por un rato. Necesita construir esa popularidad propia para
tener una dosis de autonomía y no ser amenazado por el Congreso. Un Congreso
que este país suele rechazar, además.
El primer ministro será Fernando Zavala y se habla de varios
economistas en el gabinete. ¿Un gabinete de tecnócratas es una buena decisión?
La discusión planteada en
términos de economistas sí o economistas no, me resulta vacía. Los economistas
pueden hacer desastres o también grandes cosas. Sí creo que este gobierno debe
representar en el Perú de hoy una ruptura dentro de la continuidad, un quiebre
al interior del modelo que ha prevalecido en estos años. En los últimos años
hemos tenido gobiernos que son el reflejo de su época. Necesitamos esta vez un
gobierno que modele a su época, que le ponga su sello. Y con esto representar
la voluntad de cambio en el país y curar el gran malestar incubado en estos
años. Ese es su desafío. Un desafío que no es únicamente técnico, es
principalmente político. Mira, en el Perú no conocemos la ruta hacia la
popularidad de presidentes y gobiernos, pero sí sabemos el camino por el cual
resbalan a tasas de popularidad muy bajas: es el gobierno planteado desde el
paradigma tecnocrático de la modernización, el de presentar grandes cifras, el
de los millones, el de cientos de obras, el de metas e indicadores. Necesitas
cambiar ese marco conceptual. Lo cual no es una tarea técnica.
...Este debe ser un gobierno que no sólo se preocupe por el PBI sino
por otros temas
El Perú ya ha sido bien
administrado por un buen tiempo, a ver si comenzamos a gobernarlo. El PBI tiene
que crecer más, sí, pero es solo es una parcela de lo que quieres para el país.
Necesitas un discurso sobre el Estado de Derecho, sobre qué queremos ser como
país. En el Perú el discurso de la modernización está agotado. Es como un
progreso incoloro, sin alma, que alude a vías que podrían tomarse en África o
Asia. El gobierno debería aludir a un país más justo, a un país donde todos
tengamos las mismas posibilidades. Para decirlo con cierta pretensión: con un
sentido de patria, de república. Ahí está la posibilidad de vender un proyecto
compartido en el cual los sectores que la pasan negras en el país tengan algo
más que cifras.
Parece que la tecnocracia y la política, que antes no necesariamente
iban juntas, esta vez se han acercado.
De un lado, por el perfil del
candidato que ha sido elegido no me parece extraño que el de Kuczynski sea
un gobierno de tecnócratas. De otro lado, no veo nada novedoso en esta
tendencia. Junto a Daniel Encinas publicamos una investigación donde
mostrábamos sistemáticamente la ascendencia de tecnócratas y burócratas en el
manejo del Estado y la casi desaparición de los políticos en los Ejecutivos de
las últimas décadas. Curiosamente es en el gobierno de Humala, el temido
populista, cuando esto se hizo aplastante. Entonces no veo nada nuevo. Ahora,
ojo, lo distintivo en el Perú no es la fuerza de los tecnócratas sino la
debilidad de los políticos.
¿Cuál debería ser la agenda urgente de PPK en el gobierno?
Yo hago política comparada y no
políticas públicas, no me corresponde pisar esos terrenos. Pero creo que un
objetivo en términos políticos es desactivar los dos prejuicios que pesan sobre
lo que será este gobierno: que será un gobierno de piloto automático y de
pitucos lobistas. El gobierno tiene que trabajar para que esos dos sentidos
comunes sean radicalmente falsos y eso implica defender siempre el interés
general. El interés general se concreta en las instituciones, en la igualdad
ante la ley. Este es un país en el cual los dos apellidos más comunes de los
muertos de la época del terrorismo son Quispe y Huamán. Eso se llama ausencia
de Estado de derecho y como queda claro en los últimos 15 años, no llega como
añadido del crecimiento económico y su piloto automático. Y en la segunda
dimensión necesitas gente que haga política y que no vivan todos en San Isidro.
Hay señales de que el gobierno lo entiende.
El fujimorismo controla el Congreso. Es una fortaleza y un riesgo,
porque se podría pensar que no dejan avanzar las cosas.
Hay que ponerle perspectiva al
asunto. En el Perú no hay oposición hace 15 años. Para que hubiera oposición,
en el Congreso tendría que haber bancadas con alternativas serias de visión del
país y eso no ha habido. A menos que creamos que los insultos en Twitter, las
carteras de Nadine o los problemas judiciales de García constituyen una
dinámica política entre oficialismo y oposición. Lo que prima son intereses
puntuales que afectan a individuos concretos. Y el fujimorismo entra ahí. Keiko
se equivoca cuando dice que le han dado un mandato para ser oposición. Mandato
tiene el que gana, no el que pierde. No creo que el fujimorismo pueda ser
oposición porque no tiene un proyecto alternativo al de PPK. El fujimorismo
puede hacer una de dos cosas: boicotear o ser comparsa. No veo desde qué
ideario alternativo podría ser oposición.
En Fuerza Popular de sus 73 congresistas solo 11 son militantes y hasta
el 2012 tenía apenas 4 mil militantes inscritos, ¿ese es el partido más
organizado del país?
Puede que sean una organización
un poco más estructurada que otras, pero no más. Keiko Fujimori ha trabajado
mucho y ha conseguido cierta organización, pero lo que han tenido es mucho
dinero para hacer campaña y el apellido del padre. La politóloga Adriana
Urrutia le llama al fujimorismo un “medio partidario”, esa descripción me
parece acertada. También se puede mirar como un partido que sólo tiene
tres gobiernos regionales de veinticinco. Calificaría como partido débil si
hubiera partidos sólidos. Más que partido, tienen un liderazgo importante en
Keiko Fujimori.
¿Cómo debe actuar la izquierda? Serán oposición, pero tienen problemas
internos...
Respecto de la izquierda, la
última elección probó que hacía tiempo que había una generación que debía ser
desterrada. Ahora, pareciera que la izquierda puede estar junta pero no unida.
Habrá que ver cómo manejan los líos internos. Creo que tendrán un papel destacado
en el Congreso y, de otro lado, Verónika Mendoza ha demostrado una capacidad de
liderazgo importante. En la primera vuelta, claramente respecto de un sector
del país, muy fuerte en el sur, mostrando preocupaciones no habituales en la
izquierda como las industrias extractivas, el medio ambiente. Ahora, también
deben ser conscientes que ese rollo les da 18% y en el resto del país genera
miedo. La costa le teme a la Verónika Mendoza de primera vuelta. Ella ha
probado que habla muy bien sureño, habrá que ver si aprende a hablar costeño.
En algún sentido ha comenzado a demostrarlo, casi sin querer, con su apoyo a
PPK en segunda vuelta. No lo hizo desde el discurso antineoliberal, sino
hablando de instituciones, de Estado de Derecho, contra la corrupción, es decir
un lenguaje con el cual sí conectó con un elector nacional. Por ahí podría
estar la forma de acercarse a un nuevo votante.
¿Y te parece que el humalismo ha sido el desastre que algunos sectores
señalan?
Pienso que hay que distinguir
entre gobierno y gobernante, lo cual vale para todos los gobiernos desde el
2001. Humala parecía destinado a ser un personaje de (Augusto) Roa Bastos, de
(Gabriel) García Márquez y, en realidad, ha terminado siendo un personaje de
Ribeyro. Me pregunto, ¿para qué quería ser presidente?
Apareció con un discurso antisistema y nada se concretó
Así es. Pero si lo comparamos con
las otras opciones del 2011, nadie hubiera hecho un mejor gobierno que este,
todos habrían sido similares. En este gobierno se han hecho cosas importantes, reformas
en educación, el acercamiento del Estado a los maestros, las reformas en el
servicio civil y Servir, la profundización de reformas en salud, la expansión
de programas sociales y la seriedad técnica con que se les maneja. Tienes un
grupo de iniciativas importantes a continuar. También me parece innegable que
estos aspectos responden a agendas tecnocráticas muchas veces internacionales,
autónomas, que nada tienen que ver con Humala ni con su programa de gobierno.
Ahora, para mí el déficit principal de Humala no está en ningún aspecto
particular de política pública, salvo en el de seguridad ciudadana. El gran
déficit que deja es que ha profundizado la desconfianza de los peruanos en la
democracia. Humala nunca justificó su transformación. Debió explicar por qué
fue un presidente tan distinto de lo que la gente había visto en campaña. Tenía
la responsabilidad de dar razones, porque sin razones no hay democracia. La
ausencia de razones es el mundo de la arbitrariedad. No asumió su
responsabilidad, no respondió ante sus electores, ante la población más
desconfiada y vulnerable, que lo apoyó en dos elecciones seguidas.
Camino al Bicentenario, aparte de esperar desarrollo económico, se debe
exigir desarrollo institucional
Creo que Kuczynski, Fernando
Zavala y la gente que asumirá el poder, saben perfectamente que cuando viajan
al primer mundo, ese primer mundo no lo es únicamente porque el PBI creció
enormemente. Y también saben que si vas a algunos países del África o a
Vietnam, vas a ver tasas altísimas de crecimiento sin desarrollo alguno. Ojalá
comprendan que el esfuerzo institucional no es cuestión de reducir trámites. Yo
creo que PPK, Zavala y muchos de ellos tienen el vuelo internacional que
no tiene otra parte de la derecha peruana de darse cuenta de estas cosas. O eso
quiero creer. La insatisfacción de los peruanos solo decae en estos años en que
la economía solo crece. No hay que ser Einstein para darse cuenta que los
problemas no están en el manejo de la economía. It’s not the economy, stupid!
Es paradójico que Kuczynski, a quien consideraban el 'gringo' de los
candidatos, el del pasaporte norteamericano, sea el presidente del Bicentenario
Bueno, yo no le daría importancia
a lo de 'gringo' o el pasaporte. Creo que Kuczynski tiene las condiciones para
esforzarse por hacer el mejor gobierno posible de aquí al Bicentenario. Que le
deje al próximo presidente un país en mejores condiciones, que la inseguridad
no termine de desplegarse por todo el país, que detenga el deterioro
institucional progresivo que hemos tenido en los últimos quince años. Que en
cinco años no tengamos que analizar otro gobierno en que el presidente importó
poco. Hay la oportunidad de hacer las cosas bien. No soy un fatalista.
FUENTE: La Republica. Publicado el 17 de Julio del 2016.
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