"Que no te traten como mercancía, cuidado con las falsas promesas" es la nueva campaña de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para alertar a los cerca de 2,4 millones de pobladores de todo el mundo que caen en manos de las mafias de tratas de personas, como es el caso peruano, donde miles de compatriotas son sometidos, cada año, a la explotación sexual y laboral.
Este problema afecta fundamentalmente a las mujeres de la selva que son trasladadas a la costa para ser explotadas sexualmente o como trabajadoras domésticas, como se puede comprobar, día a día, mediante una línea de teléfono que permite atender a las víctimas de este negocio que genera grandes ganancias para los encargados de las mafias.
El teléfono de ayuda, tal como explica la responsable de programas de la OIM en Perú, Dolores Cortés, ha recibido cerca de 11.000 llamadas, desde que se puso en marcha en el 2006 y es una fuente importante para luchar contra este delito y para arrojar algo de luz a un problema que hasta hace poco, apenas era reconocido socialmente.
"En Perú este tema ha existido desde siempre, es ancestral y está tolerado socialmente, se acepta que los trabajadores domésticos se convierten en propiedad privada o la enraizada explotación sexual de las mujeres, especialmente en los destinos turísticos", señaló Cortés.
Para Cortés, la solución está en esforzarse en la prevención y aplicación de las sanciones, que llegan a 25 años de prisión, crear una red asistencial para las víctimas y, sobre todo, realizar las denuncias, que se quieren lograr mediante esta campaña.
Este problema afecta fundamentalmente a las mujeres de la selva que son trasladadas a la costa para ser explotadas sexualmente o como trabajadoras domésticas, como se puede comprobar, día a día, mediante una línea de teléfono que permite atender a las víctimas de este negocio que genera grandes ganancias para los encargados de las mafias.
El teléfono de ayuda, tal como explica la responsable de programas de la OIM en Perú, Dolores Cortés, ha recibido cerca de 11.000 llamadas, desde que se puso en marcha en el 2006 y es una fuente importante para luchar contra este delito y para arrojar algo de luz a un problema que hasta hace poco, apenas era reconocido socialmente.
"En Perú este tema ha existido desde siempre, es ancestral y está tolerado socialmente, se acepta que los trabajadores domésticos se convierten en propiedad privada o la enraizada explotación sexual de las mujeres, especialmente en los destinos turísticos", señaló Cortés.
Para Cortés, la solución está en esforzarse en la prevención y aplicación de las sanciones, que llegan a 25 años de prisión, crear una red asistencial para las víctimas y, sobre todo, realizar las denuncias, que se quieren lograr mediante esta campaña.
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