sábado, 10 de enero de 2009

El 2009 no se lee en las estrellas



Por: Javier Darío Restrepo
Bogotá, Colombia
(Terra Magazine)
En Trujillo Di? publicamos este artículo dada la semejanza en la realidad entre Colombia y Perú como países sudamericanos, analizada brillantemente por el maestro del periodismo internacional.



La economía
Debe ser muy débil y el sistema bancario muy insuficiente para que unos constructores de pirámides y un vendedor de tarjetas prepago puedan poner contra la pared la economía nacional, como hoy está sucediendo. El futuro inmediato, por tanto, estará dominado por los factores pirámides y DMG: el gobierno dedicado a devolver una plata que nadie le prestó y a enmendar el entuerto que crearon su pasividad y su falta de visión, lo mismo que su temor reverencial ante una banca que discrimina y explota.
El otro factor determinante de la economía tendrá que ver con ese coletazo de la crisis mundial que se siente en la caída del dólar y de las exportaciones, y la consiguiente multiplicación de los desempleados.
Hecho que, combinado con la beligerancia sindical, dará lugar a situaciones explosivas de paros y protestas.
Cada uno de estos hechos plantea un reto en el manejo de la economía individual y en el diseño y manejo de una política económica. Es un año económico que estará marcado por estos hechos, pero el factor definitivo será lo que haga cada uno como individuo y lo que asuma como conducta colectiva toda la sociedad.

Candidaturas
2009 será un año dominado por la dinámica electoral que pondrá a prueba la consistencia de los políticos y de los partidos. Si al finalizar el año, el panorama político sigue dominado por la figura del presidente Uribe, la responsabilidad de ese hecho no correrá sólo por cuenta de la ambición desmedida del presidente y de su capacidad de manipulación de la opinión y de las instituciones, sino de la incapacidad de la clase política y de la pasividad de la opinión pública. No se necesita leer en las entrañas de un animal sacrificado a los dioses, para saber que un tercer período presidencial de Alvaro Uribe, alentará una vergonzosa dictadura y una revuelta social de imprevisibles proporciones; pero eso sucederá, no porque esté escrito en las estrellas sino por las acciones y omisiones de políticos y ciudadanía.
La paz y la guerra
Se sabe que será un año de graves decisiones en materia de paz. El episodio sangriento con que terminó el 2008 y con que se abrió el 2009 en Gaza, habla con mayor claridad que cualquiera mágica bola de cristal: durante decenios la sangre derramada de israelíes y palestinos ha demostrado que la solución de los conflictos no está en las armas. En Colombia la experiencia de más de 40 años ha persuadido de lo mismo, La arrogante e ilusa pretensión de resolver los problemas políticos o sociales con la victoria de unos y la derrota de los otros, seguirá ensangrentando al país durante 2009 y en los años siguientes, salvo que un inesperado chispazo de sensatez en los bandos enfrentados, lleve el conflicto al campo de la política. No hay dioses ni demonios que nos precipiten a más guerra o a la paz, sino seres humanos capaces torcerle el curso a sus ambiciones y a la historia.
La justicia
La acumulación de procesos sin resolver, la corrupción de jueces y abogados, o la simple incapacidad para enfrentar en derecho los numerosos conflictos diarios, las presiones políticas y gubernamentales sobre las instituciones y autoridades judiciales, son señales suficientes de la continuación y agravamiento de la crisis de la justicia en el 2009.
A estas señales, que son las ordinarias, se agregan las coyunturales de un año en que se tomarán las decisiones que tocan con la reelección y con la suerte de los congresistas cercanos al gobierno y acusados por parapolítica. La intervención del magistrado Ovidio Claros para poner en libertad a Miguel de la Espriella al final del 2008, resulta significativa y premonitoria.
En un año en que deberá renovarse la nómina de la Corte Constitucional, en que deberán posesionarse un nuevo Procurador y un Fiscal General, todo aparece dispuesto mediante el mecanismo de ternas de tres personas distintas y un solo candidato verdadero, para que la justicia marche al ritmo marcado desde la Casa de Nariño. Una justicia así, despojada de la majestad que le confiere su independencia, perderá credibilidad y comenzará a ser otro cuerpo muerto dentro del organismo social. Esta justicia, sin autonomía ni independencia, permitirá el manoseo de la constitución en el proceso reeleccionista y al final del 2009 habrá convertido el proceso de la parapolítica en un mal recuerdo para los congresistas liberados y en una renovada pesadilla para los colombianos.
Podrá suceder lo contrario, pero tendrían que intervenir con acciones enérgicas y providentes los que tienen capacidad para cambiar esa historia: los partidos, el congreso, las cortes, el gobierno, los medios de comunicación, la opinión pública.
No es condena, es un desafío
Estas previsiones sobre la justicia, lo mismo que los demás pronósticos oscuros no tienen el carácter de fatales. El futuro no es una condena, sino un desafío. La voluntad humana puede trazarle cauces a la historia que, como un río, se desliza hacia el futuro.
Las reflexiones de comienzo de año pueden ser orientadoras si se tiene en cuenta con Hegel, que "el tiempo muestra su verdad en el futuro." El hoy es malo, pero el futuro es nuestra posibilidad, porque depende de cada uno. Así como la memoria de fin de año contiene la historia de los meses pasados, en la voluntad de los seres humanos y de la sociedad se asoma el año por venir.

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