La influencia de PERÚ en nuestra historieta es prácticamente desconocida y poco seguida por los que nos dedicamos a investigar este fenómeno sociocultural. Sin embargo, existe precedentes de intentos de originar una corriente creativa en esta área pero no estaban muy cercanos a la realidad peruana y se limitaban a reproducir los patrones moldeados por el comic norteamericano o europeo. Aunque cabrían destacar varios personajes que tuvieron cierto renombre en los primeros intentos de este arte en la región: EL SUPERCHOLO, PACHOCHÍN, SAMPIETRI, CAHABUCA y SERRUCHO entre otros.
Esta situación se vería modificada cuando entra en escena un dibujante con propuestas distintas y más cercanas al Perú; me refiero a Juan Acevedo. Dio inicio a su obra en viñetas a partir de 1969 en las páginas de la revista CARETAS.
Dentro de los muchos personajes creados en esta revista y otras publicaciones, el que más se destacó y es reconocido y apreciado en América Latina (especialmente en Cuba) es EL CUY -nombre que le dan en Perú al Conejillo de Indias (por cierto uno de los platos favoritos de los peruanos).
Su humor inicial tuvo un fuerte tinte político, aunque con los años se ha tornado un personaje mucho más familiar y menos ácido. Pero lo más peculiar de EL CUY es su poco pudor y que sea mostrado su genital de manera absolutamente notoria. También, debemos mencionar que sería la primera historieta de esta nación que se vincula a la realidad y la muestra de manera amena, pero muy crítica a su vez.
En ese tiempo había en el Perú un gobierno militar y estaban prohibidas las publicaciones independientes. “Quise hacer un personaje que representara lo peruano y, tras repasar nuestra fauna, me quedé con el cuy”.
En 1980, el Cuy pasó a El Diario de Marka y allí se convirtió en tira cómica. “A Humberto, el amigo del Cuy, que era un ser humano, lo volví perro. El Cuy se afirmó como un personaje identificado con el movimiento popular”.
“Después el Cuy se enamoró de la Pericotita y tuvieron cuatro cuycitos: Anita, Tito, Cutito y Chutito. Cada uno con su personalidad y destino, aunque esto último lo desarrollé más en la revista “Sí”, hacia 1990”.
De los años 80 también es el Mariscal Videchet, enemigo acérrimo del Cuy, que encarna a los militares de corte fascista que golpearon a los países del Cono Sur en esos años. También Doña Rancia, el Dr. Chancho, Tajo, y después, Senderito y La Muerte.
“Todo eso lo había hecho pensando en un público adulto, pero al ver que el Cuy gustaba mucho a los niños, hice historietas para ellos. El Cuy entonces vivió aventuras en diversas épocas de la historia, siempre del lado de la justicia social y la libertad”.
Sus aventuras, fueron recopiladas en los libros ¡HOLA CUY! (1981) y AVENTURAS DEL CUY (1982).
Juan
Nací en Pueblo Libre, Lima, el 26 de noviembre de 1949. Mi nombre completo es Juan Demetrio Acevedo Fernández de Paredes. Me gusta leer historietas desde niño, y hacerlas también.
En Primaria estuve en muchos colegios. En Secundaria, en dos: La Gran Unidad Escolar Mariano Melgar, de Breña, y el Colegio Militar Francisco Bolognesi, de Arequipa. En cuanto a universidades, mi alma máter es la Pontificia Universidad Católica del Perú (Letras y Artes Plásticas), y mi alma páter es la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Historia del Arte).
Después estuve en muchos periódicos y revistas. Recuerdo con gratitud a todos, aún a los que me botaron o de los que preferí irme (es que yo me esmeraba en mantener mi propia línea en el humor gráfico y la historieta, y eso a veces chocaba con la mentalidad de algunas personas).
También estuve en muchos países. Pero nunca viví, en el sentido de quedarme a vivir, más que en el Perú. Siempre sueño con visitarlos de nuevo.
Conocí a muchas mujeres, a todas las recuerdo bien, pero a algunas mejor, claro. Antes, a los 23, me casé y doce años después me descasé. Tengo dos hijos, Juan Francisco y Gabriel, a los que quiero y admiro mucho.
Hice muchas historietas. El Cuy fue mi personaje con mayor acogida. También se menciona a La Araña No, Luchín González, Túpac Amaru, Paco Yunque, Piolita y aquellos de Pobre Diablo, mi línea más personal. En lo político está Love Story.
Tengo muchos proyectos, pero tendría bastante realizando sólo un par de ellos. Escribo eso y una sonrisa viene a mi rostro.
Después del Cuy, ACEVEDO se dedicó a crear otras historias más directas con la vida e historia peruana, destacándose títulos como TUPAC AMARU (1985) y LOS NIÑOS DE CUALQ (1997).
Esta situación se vería modificada cuando entra en escena un dibujante con propuestas distintas y más cercanas al Perú; me refiero a Juan Acevedo. Dio inicio a su obra en viñetas a partir de 1969 en las páginas de la revista CARETAS.
Dentro de los muchos personajes creados en esta revista y otras publicaciones, el que más se destacó y es reconocido y apreciado en América Latina (especialmente en Cuba) es EL CUY -nombre que le dan en Perú al Conejillo de Indias (por cierto uno de los platos favoritos de los peruanos).
Su humor inicial tuvo un fuerte tinte político, aunque con los años se ha tornado un personaje mucho más familiar y menos ácido. Pero lo más peculiar de EL CUY es su poco pudor y que sea mostrado su genital de manera absolutamente notoria. También, debemos mencionar que sería la primera historieta de esta nación que se vincula a la realidad y la muestra de manera amena, pero muy crítica a su vez.
En ese tiempo había en el Perú un gobierno militar y estaban prohibidas las publicaciones independientes. “Quise hacer un personaje que representara lo peruano y, tras repasar nuestra fauna, me quedé con el cuy”.
En 1980, el Cuy pasó a El Diario de Marka y allí se convirtió en tira cómica. “A Humberto, el amigo del Cuy, que era un ser humano, lo volví perro. El Cuy se afirmó como un personaje identificado con el movimiento popular”.
“Después el Cuy se enamoró de la Pericotita y tuvieron cuatro cuycitos: Anita, Tito, Cutito y Chutito. Cada uno con su personalidad y destino, aunque esto último lo desarrollé más en la revista “Sí”, hacia 1990”.
De los años 80 también es el Mariscal Videchet, enemigo acérrimo del Cuy, que encarna a los militares de corte fascista que golpearon a los países del Cono Sur en esos años. También Doña Rancia, el Dr. Chancho, Tajo, y después, Senderito y La Muerte.
“Todo eso lo había hecho pensando en un público adulto, pero al ver que el Cuy gustaba mucho a los niños, hice historietas para ellos. El Cuy entonces vivió aventuras en diversas épocas de la historia, siempre del lado de la justicia social y la libertad”.
Sus aventuras, fueron recopiladas en los libros ¡HOLA CUY! (1981) y AVENTURAS DEL CUY (1982).
Juan
Nací en Pueblo Libre, Lima, el 26 de noviembre de 1949. Mi nombre completo es Juan Demetrio Acevedo Fernández de Paredes. Me gusta leer historietas desde niño, y hacerlas también.
En Primaria estuve en muchos colegios. En Secundaria, en dos: La Gran Unidad Escolar Mariano Melgar, de Breña, y el Colegio Militar Francisco Bolognesi, de Arequipa. En cuanto a universidades, mi alma máter es la Pontificia Universidad Católica del Perú (Letras y Artes Plásticas), y mi alma páter es la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Historia del Arte).
Después estuve en muchos periódicos y revistas. Recuerdo con gratitud a todos, aún a los que me botaron o de los que preferí irme (es que yo me esmeraba en mantener mi propia línea en el humor gráfico y la historieta, y eso a veces chocaba con la mentalidad de algunas personas).
También estuve en muchos países. Pero nunca viví, en el sentido de quedarme a vivir, más que en el Perú. Siempre sueño con visitarlos de nuevo.
Conocí a muchas mujeres, a todas las recuerdo bien, pero a algunas mejor, claro. Antes, a los 23, me casé y doce años después me descasé. Tengo dos hijos, Juan Francisco y Gabriel, a los que quiero y admiro mucho.
Hice muchas historietas. El Cuy fue mi personaje con mayor acogida. También se menciona a La Araña No, Luchín González, Túpac Amaru, Paco Yunque, Piolita y aquellos de Pobre Diablo, mi línea más personal. En lo político está Love Story.
Tengo muchos proyectos, pero tendría bastante realizando sólo un par de ellos. Escribo eso y una sonrisa viene a mi rostro.
Después del Cuy, ACEVEDO se dedicó a crear otras historias más directas con la vida e historia peruana, destacándose títulos como TUPAC AMARU (1985) y LOS NIÑOS DE CUALQ (1997).
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