Publicado en: Revista Consumer
Solo ante el peligro. Así se sienten miles de ciudadanos cuando se plantan ante un teclado para acceder a Internet. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en el clásico del cine protagonizado por Gary Cooper, el imperio de la ley se mantiene en el espacio virtual. Lo que hace falta es que quienes naveguen por él se comporten con la misma prudencia con la que se desenvuelven en su vida diaria. Éste es el mensaje tranquilizador que lanza desde su despacho madrileño la abogada Ofelia Tejerina, Defensora del Internauta y letrada especializada en Nuevas Tecnologías.
¿Qué hace una abogada en un territorio sin ley como es Internet?
Eso es lo que me preguntaban todos mis compañeros en la facultad. Me atrajo la curiosidad por algo nuevo que yo entendía que iba a ser el futuro.
La falta de regulación del sector financiero se halla detrás de la crisis económica actual. ¿Internet precisa una regulación o con ella desaparecería su esencia?
Lo que ocurre en Internet ya está regulado: las estafas, las compraventas, las comunicaciones también... pero precisa matices porque el medio cambia.
¿Por qué cree que hay esa sensación de que en Internet el imperio de la ley es menos imperio que en otros ámbitos?
La ausencia de fronteras y la supuesta anonimia de los internautas pueden hacer pensar que no hay ley: yo soy anónimo y no hay fronteras. Además, y es curioso, las personas son muy confiadas cuando acceden a Internet por primera vez, porque no saben cómo funciona. Creen que nadie les ve. Pero no es así, cuando ya empiezas a conocer cómo funciona Internet te das cuenta de que no es tan anónimo y de que, efectivamente, hay fronteras.
Por tanto, no sólo es posible una regulación en Internet, sino que es una realidad.
Exacto. Los matices deben ir siempre enfocados a agilizar la intervención de las autoridades que ya están capacitadas y son competentes para entrar a investigar o a juzgar o controlar lo que sucede en Internet. Por ejemplo, en los juzgados se debería ofrecer formación específica a jueces en materia de Internet y no la hay.
¿Cómo se puede enseñar a manejar y manejarse por Internet?
En cada situación dudosa, hay que intentar actuar como lo haríamos si nos ocurriera en la calle. Por ejemplo, a ti te llama un señor por teléfono, te ofrece un coche, te manda una fotografía por correo ordinario, y te pide que le envíes 8.000 euros, ¿lo harías en la calle? No.
¿Qué partido sacan las empresas de Internet?
Están mejor que la Administración Pública. Tratan de sacar todo el partido que pueden, y en ocasiones de forma imprudente. Se lanzan a promocionar, vender, hacer campañas, crear nuevos modelos de negocio, nuevas expectativas para teletrabajar sin las suficientes garantías, porque lo que les interesa es promover su negocio.
Y los ciudadanos, ¿cómo utilizan Internet?
De forma imprudente, bastante imprudente. Pero precisamente por eso, porque hemos empezado a ser usuarios habituales en los dos últimos años, y estamos en esa fase de confianza total.
¿Los peligros son mayores con Internet porque es más público lo que se hace o lo que se deja de hacer?
No, hay mayores peligros porque somos más imprudentes, porque confiamos más en Internet. No nos paramos a pensar que publicar un blog no es como un diario privado que cualquiera pudiera tener en su casa, con una llavecita... y ahí contamos lo que se nos ocurre, y pensamos que sólo lo leen nuestros amigos y no es cierto.
Usted es defensora del internauta. ¿De qué y de quién hay que defender a los usuarios de la Red?
Primero hay que defender al usuario de sí mismo. Hay que decirle: confías en la red más de lo que confías en la calle. Segundo, hay que informarle de que no puede ir a comprar algo alegremente y luego pedir unas garantías si no se ha informado con antelación de que existen. Yo he comprado de todo en Internet, pero antes de comprar hay que evaluar las garantías, localizar dónde está la empresa, estudiar si te puedes dirigir a ella si hay un problema y si se desconfía de lo que ofrece, se puede consultar en la página de defensor del internauta.
¿Cuáles son los principales fraudes en Internet?
Aparte de los productos comprados y nunca recibidos, los que más nos llegan son los relacionados con la compra-venta de coches, ofertas falsas de trabajo y, por supuesto, los de las cuentas bancarias.
¿Cómo evitarlos?
La prudencia es la clave. Si tú das las llaves de tu casa a alguien, no le puedes decir a nadie que te devuelva lo de dentro, salvo que tengas un seguro contratado, y no creo que los bancos estén ofreciendo seguros para estos temas.
¿La privacidad y la intimidad han muerto con Internet?
Las mata el usuario.
¿Y la verdad? Según un estudio elaborado la Asociación de Internautas, dos de cada tres usuarios de Internet no distinguen entre un bulo y una noticia real.
No ha hecho más que cambiar de plano, del mundo real al mundo virtual. Tú vete a pueblo pequeño y pregunta a cualquier anciano sobre los rumores más divertidos en su pueblo y te podrás partir de la risa. Nos cuesta menos creérnoslo que preguntarlo y averiguarlo.
A las personas que se convierten en protagonistas en Internet sin desearlo, ¿quién las protege?
La ley, son injurias. Todo empieza con un rumor. El rumor de la mermelada de Ricky Martin, ¿empezó en Internet? Yo creo que no, y pasó, y como esos miles.
En Internet, ¿el consumidor es menos David y las grandes empresas son más Goliat?
Sí, en Internet las empresas se aprovechan mucho de esa confianza y ese desconocimiento.
¿Descargar películas y música es piratear?
Venderlas, obtener lucro comercial es piratear. Si no, no es piratear porque el término piratear significa cometer un delito, y el delito es cuando hay lucro comercial. Se podría entrar en una conducta determinada como ilícita civil cuando contrariamos algunos de los artículos de las normativas civiles que ahora mismo rigen la propiedad intelectual.
¿Usted se descarga música?
No, jamás me he descargado nada.
¿Por qué no?
Porque yo estoy conectada a Internet en mi trabajo y en él no puedo hacer eso. También es verdad que conozco personas que lo hacen y que alguna vez me han pasado algo, y si me gusta me voy al concierto. Lo que hay que hacer es tener respeto hacia los demás, yo estoy en contra del top manta, es un abuso.
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