sábado, 7 de marzo de 2009

Juana Mendoza: crónica de superación femenina


Por: Cristy Gómez Paniagua
Fundación Ayuda en Acción (Paiján)


Si bien la existencia de un día especial para llamar la atención sobre la situación de desigualdad que vive la mujer en muchos países es importante y necesaria, más lo es la labor diaria de muchas mujeres que en su cotidianeidad luchan por cambiar su situación y la de sus congéneres. Mujeres como Juana Mendoza, que asumen roles de liderazgo para el desarrollo en todos sus sentidos: desde el suyo personal hasta el de su entorno comunitario.
Juana Mendoza, es paijanense de nacimiento y de corazón. Vive con su familia (madre, marido y 5 hijos) en una humilde casa del sector de Miraflores, ubicado en la zona marginal de la ciudad. Estudió hasta la secundaria y empezó enfermería técnica pero no lo terminó. Desde hace más de una década, lucha por el desarrollo de su comunidad en todos los frentes.
Ya era teniente gobernadora cuando el equipo de Ayuda en Acción entró a trabajar en la zona en 1998 y, al enterarse del Programa de Promoción de Hábitos Saludables, enseguida quiso recibir la capacitación técnica necesaria para ser parte del equipo de promotoras comunitarias de Salud.
Buscando alternativas
Diez de ellas se han unido desde 2007 en un proyecto productivo de crianza de patos. La intención de este proyecto es tener una fuente de ingresos que facilite su trabajo de ayuda a la comunidad. “Somos familias de bajos recursos y muchas veces no nos alcanza para poder movilizarnos y servir de ayuda a nuestros vecinos”. Este proyecto sirve para financiar gastos de desplazamiento o medicinas, haciendo que el ayudar a los demás no cueste dinero ni a las promotoras ni a las propias familias que solicitan la ayuda. Nos cuenta que muchas promotoras tenían problemas con el esposo al tener que pedirles dinero para movilizarse como promotoras, haciéndolas desistir en algunos casos.

En 2007 el equipo de AeA La Libertad les donó en fondo rotatorio 50 patos para su crianza, reproducción y venta, además de recibir capacitación específica por parte de Ingenieros y Veterinarios. Juana explica como nació este proyecto: “Queríamos tener un proyecto pero no nos decidíamos; algunas decían tejidos, otras zapatería… pero no teníamos los conocimientos necesarios. Entonces pensamos que era lo que más teníamos a la mano: hemos aprendido en nuestros hogares desde pequeñas la crianza de animales, por tanto era una actividad que no nos requería grandes esfuerzos de capacitación. Elegimos patos porque es lo que menos abunda en la comunidad frente al pollo o el gallo, y sin embargo es uno de los platos favoritos de Paiján junto al cabrito. Ahora los vendemos directamente a los restaurantes, evitando los intermediarios” afirma orgullosa. De hecho, ya iniciaron las conversaciones con la Municipalidad de Paiján para ver la posibilidad de cesión de un terreno amplio donde establecer una auténtica granja para el proyecto.
“Con nuestro proyecto hemos cambiado nuestro modo de vida y lo que quisiera es que muchas mujeres sigan nuestro ejemplo. Muchas veces por desconocimiento uno sigue viviendo en lo mismo, se conforma. Nosotras pensamos diferente, pensamos en cómo cambiar y salir adelante. Estamos decididas a seguir luchando, y eso nos hace tomar decisiones. Pienso que muchas veces nos marginamos a nosotras mismas, cuando escucho a las mujeres: “voy a consultar a mi esposo” y eso no es así, las decisiones las podemos tomar nosotras, y después se la comunicamos a nuestro esposo. ¿Como vamos a conducir una familia, a nuestros hijos de esa manera?” se pregunta. Argumenta que así los hijos serán sólo el reflejo del hombre y los roles seguirán replicándose sin remedio. “Nosotras tenemos que saber tomar decisiones, porque somos nosotras quienes manejamos el hogar”.
Si bien esto último sigue siendo injusto, pues lo ideal es que ambos, padre y madre, compartan el manejo del hogar de una forma equitativa; en sociedades como la nuestra (y en la gran mayoría de sociedades latinoamericanas) donde el cuidado del hogar y de los hijos recae tradicionalmente en la mujer pero bajo la dictadura del hombre, el simple hecho de romper esa dictadura, es ya un gran paso. Que la mujer pueda salir de la esfera doméstica en la que siempre ha estado atrapada y pueda ser líder en su comunidad es el primer y más importante paso. A pesar de que todavía queden muchos más para vencer la desigualdad de género y el machismo.

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