
Por: Enrique Plasencia
El slogan del Fondo Editorial de la UNSM reza: La universidad es lo que publica. Siempre creí que había mucha razón en ello. Mucho más cuando veía que en mi Alma Mater, la Universidad Nacional de Trujillo, por ejemplo, mis profesores sabios y perfectos nunca pensaban que publicar un libro era parte de la vida universitaria.
Y, siguiendo con estos triste ejemplos me viene a la mente el ilustre Daniel González, formador de generaciones vigorosas y viriles que nunca vieron en sus manos, siquiera, un folletito salido de la pluma del docente más sabihondo y atinado. Nos hacía leer a borbotones y desarrollar unos monumentales trabajos de “investigación” que pasaban a formar parte de una inefable colección de anillados listos para incrementar el trabajo de los señores de la limpieza. Talvez por ello mi universidad de origen se jacta de ser la primera universidad del norte el Perú.
Por eso, resulta grato, gratísimo, tener noticias de publicaciones en otros lugares y bajo otros conceptos de desarrollo.
Tengo en mis manos, ahora mismo, un ejemplar de Cajachismos de Homero Bazán Zurita editado y publicado por la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo de Cajamarca que, desde todo punto de vista, reúne todas las condiciones para ser un imprescindible en cualquier biblioteca: presentación, calidad material y, sobretodo, contenido impecable.
No niego que la emoción invade mi corazón cajamarquino, pero siendo estrictamente justo, debo decir que me enorgullece tremendamente saber que en el interior hay centros de estudio que redondean su prédica educativa dando a luz las producciones de sus miembros que, en última instancia, resulta siendo el producto directo del quehacer educativo.
Gracias a este libro los cajamarquinos podemos deleitarnos viendo en letras de molde nuestros vocablos oriundos. Y los no cajamarquinos pueden acercarse a una cultura tan variada y enorme como fascinante y telúrica.
Pero ahí no queda la cosa. También tengo a la vista Mitos del Derrumbe del Socialismo Soviético en la Ideología Neoliberal, del Dr. Camilo Valqui Cachi, cajamarquino como el Cumbe y docente investigador en una prestigiosa universidad mexicana. Asimismo, Episteme: La otra mirada, una visión crítica de la salud y el desarrollo en América Latina, de la Dra. Doris Castañeda, profesora de UPAGU y he visto en algún lado, ahora que lo recuerdo, algún ejemplar sobre la historia de la educación en Cajamarca.
Con este inicio (en tan sólo diez años de vida institucional), la UPAGU da muestras de una excepcional visión de futuro y un muy grande esfuerzo para trasladar hasta el pueblo lo que sus docentes investigadores brindan con indudable sabiduría a sus alumnos en las aulas. Eso vale tanto como cien veces el oro del rescate del Inca Atahualpa. La cultura no tiene precio.
Y la dedicación tampoco.
Me quedo, sí, con el sinsabor de no saber dónde mis amigos pueden adquirir los ejemplares de los libros que menciono. Eso sí, estoy seguro que en los próximos días UPAGU subsanará el olvido.
Y para terminar con la frase de inicio, debo decir que publicar es, cajachísticamente hablando, como ashalar[1] al hombre que estamos formando.
[1] Ashalar. Quitar la mala hierba de la sementera. Deshierbar.
Y, siguiendo con estos triste ejemplos me viene a la mente el ilustre Daniel González, formador de generaciones vigorosas y viriles que nunca vieron en sus manos, siquiera, un folletito salido de la pluma del docente más sabihondo y atinado. Nos hacía leer a borbotones y desarrollar unos monumentales trabajos de “investigación” que pasaban a formar parte de una inefable colección de anillados listos para incrementar el trabajo de los señores de la limpieza. Talvez por ello mi universidad de origen se jacta de ser la primera universidad del norte el Perú.
Por eso, resulta grato, gratísimo, tener noticias de publicaciones en otros lugares y bajo otros conceptos de desarrollo.
Tengo en mis manos, ahora mismo, un ejemplar de Cajachismos de Homero Bazán Zurita editado y publicado por la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo de Cajamarca que, desde todo punto de vista, reúne todas las condiciones para ser un imprescindible en cualquier biblioteca: presentación, calidad material y, sobretodo, contenido impecable.
No niego que la emoción invade mi corazón cajamarquino, pero siendo estrictamente justo, debo decir que me enorgullece tremendamente saber que en el interior hay centros de estudio que redondean su prédica educativa dando a luz las producciones de sus miembros que, en última instancia, resulta siendo el producto directo del quehacer educativo.
Gracias a este libro los cajamarquinos podemos deleitarnos viendo en letras de molde nuestros vocablos oriundos. Y los no cajamarquinos pueden acercarse a una cultura tan variada y enorme como fascinante y telúrica.
Pero ahí no queda la cosa. También tengo a la vista Mitos del Derrumbe del Socialismo Soviético en la Ideología Neoliberal, del Dr. Camilo Valqui Cachi, cajamarquino como el Cumbe y docente investigador en una prestigiosa universidad mexicana. Asimismo, Episteme: La otra mirada, una visión crítica de la salud y el desarrollo en América Latina, de la Dra. Doris Castañeda, profesora de UPAGU y he visto en algún lado, ahora que lo recuerdo, algún ejemplar sobre la historia de la educación en Cajamarca.
Con este inicio (en tan sólo diez años de vida institucional), la UPAGU da muestras de una excepcional visión de futuro y un muy grande esfuerzo para trasladar hasta el pueblo lo que sus docentes investigadores brindan con indudable sabiduría a sus alumnos en las aulas. Eso vale tanto como cien veces el oro del rescate del Inca Atahualpa. La cultura no tiene precio.
Y la dedicación tampoco.
Me quedo, sí, con el sinsabor de no saber dónde mis amigos pueden adquirir los ejemplares de los libros que menciono. Eso sí, estoy seguro que en los próximos días UPAGU subsanará el olvido.
Y para terminar con la frase de inicio, debo decir que publicar es, cajachísticamente hablando, como ashalar[1] al hombre que estamos formando.
[1] Ashalar. Quitar la mala hierba de la sementera. Deshierbar.
2 comentarios:
Gracias al autor por esas sentidas y sinceras palabras que no hacen sino incrementar nuestra inquietud por seguir siendo artífices del desarrollo y la cultura en Cajamarca. Los libros mencionados los pueden encontrar en el local central de la UPAGU en Cajamarca en el Jr. José Sabogal 913.
MANUEL BECERRA - UPAGU - CAJAMARCA
Felicitaciones al Directorio y Autoridades Universitarias de la UPAGU, por haber constituido un Fondo Editorial que FORTALECE la CULTURA en el norte del Perú.
Gracias a Trujillo Di y al profesor Kike Plasencia por su apertura a la investigación del interior del país.
Atte.
Bethoven Medina
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