Por: Juan Manuel Salinas Guerra
jsalinas@peruprensa.org
Finalmente, la empresa agroindustrial Casa Grande S.A.A., se acogió a la amnistía tributaria aprobada mediante Ordenanza Municipal Nº 008-2007-MDCG, pagando 1 millón 525 mil 516.71 nuevos soles de cuota inicial y firmando una carta fianza por 2 millones 288 mil 275.07 nuevos soles que garantiza el pago total de la deuda objeto de fraccionamiento. La azucarera también se ha comprometido a donar a la municipalidad importantes bienes inmuebles -incluido el local donde actualmente despacha la corporación edil-, los que permitirán al municipio la ejecución de obras de infraestructura que permitan elevar el nivel de vida de los casagrandinos.
Si a esto le agregamos que, según el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, en la provincia de Ascope la municipalidad distrital de Casa Grande, con un Presupuesto Institucional Modificado de 12 millones 956 mil 028 nuevos soles, es la comuna que mayores recursos recibe, creemos que están dadas las condiciones para que el emblemático distrito azucarero inicie un auspicioso camino a su desarrollo sostenible.
Por primera vez en toda la historia de Casa Grande el foco de la atención ya no es la empresa. Con los recursos económicos mencionados líneas arriba y los espacios que recibirá de parte de la empresa, la municipalidad emerge como un actor social llamado a liderar las fuerzas vivas del distrito. Es enorme la responsabilidad que pesa sobre los hombros de las autoridades municipales, en especial del alcalde Ricardo Vásquez Cerquín, quien hasta ahora ha demostrado saber moverse en las procelosas aguas de la conjura y la inquina políticas, las mismas que en algún momento casi hacen abortar las negociaciones con la empresa. Ahora requiere dotes de comunicador, para transmitir su visión de futuro; y concertador, para involucrar a los casagrandinos en la formidable tarea de buscar juntos el desarrollo del distrito.
Tal vez por ser un distrito joven, la mayoría de ciudadanos no perciben su responsabilidad en el sostenimiento de la economía edil. Los altos índices de morosidad en el pago de tributos, -casi el 80%-, así lo demuestran. Se impone la gran tarea de sensibilizar a los contribuyentes para incluirlos en la base tributaria, lo cual no implica crear más cargas para los que vienen cumpliendo con sus obligaciones, sino dar oportunidad a los que por diversas razones no lo hicieron, de acogerse a programas de amnistía y formalización, para que todos, desde la gran empresa hasta el más pequeño de los contribuyentes cumplan con su deber, y esto se facilitará en la medida que la comuna brinde más y mejores servicios, con visión proactiva.
Los grandes problemas del distrito, que afectan a todos, son también tarea de todos. La cobertura de servicios básicos, la seguridad ciudadana, el ordenamiento vial, y el fomento de la educación y la cultura son temas prioritarios para cualquier municipalidad. Casa Grande posee ahora los recursos suficientes para encarar con responsabilidad y optimismo la construcción de un futuro compartido en el que todos pueden ser protagonistas.
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Finalmente, la empresa agroindustrial Casa Grande S.A.A., se acogió a la amnistía tributaria aprobada mediante Ordenanza Municipal Nº 008-2007-MDCG, pagando 1 millón 525 mil 516.71 nuevos soles de cuota inicial y firmando una carta fianza por 2 millones 288 mil 275.07 nuevos soles que garantiza el pago total de la deuda objeto de fraccionamiento. La azucarera también se ha comprometido a donar a la municipalidad importantes bienes inmuebles -incluido el local donde actualmente despacha la corporación edil-, los que permitirán al municipio la ejecución de obras de infraestructura que permitan elevar el nivel de vida de los casagrandinos.
Si a esto le agregamos que, según el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, en la provincia de Ascope la municipalidad distrital de Casa Grande, con un Presupuesto Institucional Modificado de 12 millones 956 mil 028 nuevos soles, es la comuna que mayores recursos recibe, creemos que están dadas las condiciones para que el emblemático distrito azucarero inicie un auspicioso camino a su desarrollo sostenible.
Por primera vez en toda la historia de Casa Grande el foco de la atención ya no es la empresa. Con los recursos económicos mencionados líneas arriba y los espacios que recibirá de parte de la empresa, la municipalidad emerge como un actor social llamado a liderar las fuerzas vivas del distrito. Es enorme la responsabilidad que pesa sobre los hombros de las autoridades municipales, en especial del alcalde Ricardo Vásquez Cerquín, quien hasta ahora ha demostrado saber moverse en las procelosas aguas de la conjura y la inquina políticas, las mismas que en algún momento casi hacen abortar las negociaciones con la empresa. Ahora requiere dotes de comunicador, para transmitir su visión de futuro; y concertador, para involucrar a los casagrandinos en la formidable tarea de buscar juntos el desarrollo del distrito.
Tal vez por ser un distrito joven, la mayoría de ciudadanos no perciben su responsabilidad en el sostenimiento de la economía edil. Los altos índices de morosidad en el pago de tributos, -casi el 80%-, así lo demuestran. Se impone la gran tarea de sensibilizar a los contribuyentes para incluirlos en la base tributaria, lo cual no implica crear más cargas para los que vienen cumpliendo con sus obligaciones, sino dar oportunidad a los que por diversas razones no lo hicieron, de acogerse a programas de amnistía y formalización, para que todos, desde la gran empresa hasta el más pequeño de los contribuyentes cumplan con su deber, y esto se facilitará en la medida que la comuna brinde más y mejores servicios, con visión proactiva.
Los grandes problemas del distrito, que afectan a todos, son también tarea de todos. La cobertura de servicios básicos, la seguridad ciudadana, el ordenamiento vial, y el fomento de la educación y la cultura son temas prioritarios para cualquier municipalidad. Casa Grande posee ahora los recursos suficientes para encarar con responsabilidad y optimismo la construcción de un futuro compartido en el que todos pueden ser protagonistas.
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