jueves, 3 de diciembre de 2009

El Servicio de Taxi y sus problemas

Por: JORGE E. SAITO H.
Arquitecto - Especialista en Medio Ambiente e Integración Humana
jesh102004@yahoo.es, jesh10@hotmail.com

El taxi es un “servicio de transporte público” que moviliza un máximo de 04 pasajeros en rutas urbanas relativamente cortas. Al definirse como un servicio, es preciso que sea de calidad y que los usuarios sean exigentes al solicitarlo, y los conductores y vehículos, estén al nivel de estas exigencias. Al definirse como público, es necesario que las autoridades (Gobierno Regional, Gobiernos Locales, Policía Nacional, Indecopi, SUNARP, etc.) de acuerdo a sus competencias, sean responsables de su eficiente control, manejo y administración.
Es evidente que en nuestra ciudad este servicio no cumple los estándares mínimos de calidad exigidos, en consecuencia, no satisface las necesidades de los usuarios. Tenemos un servicio deficiente, sobresaturado de vehículos que no cumplen los requisitos exigidos en las normas como: peso, antigüedad, estado de conservación, etc. La mayoría son vehículos pequeños (como es el caso de los ticos) que se encuentran en mal estado y son conducidos por personas informales, mal educadas, sucias, desinformadas, no identificadas y en algunos casos hasta son delincuentes. Por todo esto y sin exagerar, concluimos que en nuestro país tenemos uno de los peores servicios de taxi del planeta.

Existe infinidad de leyes, normas y reglamentos elaborados por instituciones del gobierno central y por los gobiernos locales (ordenanzas municipales) que pretenden solucionar los múltiples problemas que origina la deficiente administración y manejo de este servicio.

En los últimos años la MPT ha intentado implementar algunas propuestas para solucionar este problema en la ciudad de Trujillo como:
I) Peatonalizar calles en el Centro Histórico de la ciudad para evitar el congestionamiento vehicular y los ruidos originados por las bocinas de taxis.
II) Crear empresas de taxis para organizar a los conductores.
III) Ensanchar las veredas y angostar las calles para disminuir el flujo vehicular.
IV) Ampliar la inscripción de taxis para adquirir la tarjeta de circulación y “formalizar a los informales”. Ninguna de estas medidas ha dado un resultado favorable.

En referencia a la peatonalización de algunas calles, ha sido un error ejecutar esta propuesta sin un estudio técnico integral que considere no solo aspectos de transporte, tránsito y vialidad, sino también aspectos socio-culturales, comerciales, urbanísticos, de infraestructura y servicios, y sobre todo abrir espacios de consulta ciudadana para conocer la opinión de los vecinos. Peatonalizar una calle nos es colocar una tranquera y un vigilante para impedir el paso de vehículos; como se ha comprobado, esto es un atropello que origina muchos problemas y causa conflictos entre autoridades y la población que vive, trabaja y transita diariamente por estas vías, porque son el acceso a sus centros de trabajo y/o viviendas.
Algo importante antes de ejecutar un proyecto de peatonalización de calles, es realizar algunos proyectos pilotos que faciliten información y permita ver el comportamiento de los vecinos, comerciantes, conductores, peatones, comerciantes informales, etc. Todos quieren accesibilidad; los comerciantes, no desean que se afecte sus negocios por el cierre de calles; algunos conductores, necesitan trasladar pasajeros o alguna carga hasta su destino final y no están de acuerdo con el congestionamiento en vías periféricas; los peatones, necesitan seguridad y tranquilidad para caminar; y la ciudanía en general, no desea congestionamiento ni contaminación, pero si reclama el acceso a ciertos servicios de esta parte de la ciudad como establecimientos comerciales, hoteles, mercados, entidades financieras, hospitales, iglesias, etc.

En el año 2003 se realizo por primera vez en la ciudad de Trujillo una interesante campaña de sensibilización para el ordenamiento vehicular que se denomino “Un Día sin Auto en el Centro Histórico de Trujillo”, esta propuesta piloto intentaba sensibilizar a la población y a las autoridades sobre el congestionamiento vehicular en el centro de la ciudad y los problemas que este origina como contaminación ambiental (ruidos y emisiones de gases tóxicos), estrés en conductores y peatones, inseguridad vial, enfermedades en las vías respiratorias en la población, efectos negativos en la economía de la ciudad, entre otros. La campaña tuvo una duración de 24 horas y en ella también se realizo algunos estudios sobre el comportamiento del flujo vehicular para determinar por aproximación la cantidad de vehículos (taxis, vehículos particulares y otros) que ingresan al Centro de la Ciudad. Algo importante fue recibir la opinión de las personas que ingresan y transitan a diario por estas calles. En principio se pensó realizar esta campaña todos los años y por lo menos durante 5 años consecutivos, para de esta manera recabar información, conocer todas las opiniones de la ciudadanía y posteriormente empezar a elaborar un estudio técnico integral sobre una propuesta viable de peatonalización de algunas calles. Lamentablemente esta campaña no tuvo la continuidad que se requiere, por ello en la actualidad no se cuenta con información suficiente que permita conocer la dinámica de esta parte de la ciudad con características urbanas especiales.
Aún no se realiza un estudio técnico sobre el tema y ahora vemos las consecuencias manifiesta en todos los problemas antes mencionados. Nuevamente se está empezando a abrir el tránsito vehicular en algunas calles que hace poco fueron cerradas. Existe mayor congestionamiento de vehículos en vías adyacentes a las calles cerradas y periféricas como la Av. España. Se ha incrementado el comercio informal ambulatorio, los artistas de la calle, los mendigos y pordioseros. Existen problemas de inseguridad ciudadana aún sin resolver. Hay un progresivo y significativo decaimiento de la economía en los negocios de las vías peatonalizadas.
La propuesta de crear Empresas de Taxis es otro error de la actual gestión municipal; pensar que promoviendo la creación de empresas el servicio de taxis se va a ordenar, es absurdo. En principio existe un grave problema que impide la organización de este servicio; un alto porcentaje de vehículos son alquilados, por consiguiente, los conductores no son propietarios. Actualmente los que tienen el poder y control de la empresa son los propietarios de los vehículos, que en su gran mayoría no son conductores, los adquirieron para lucrar, por ello los alquilan en dos turnos y el mantenimiento que les brindan es mínimo. Poco les interesa el ordenamiento de la ciudad, mejorar el servicio y organizar a los conductores.
Estas seudo empresas se forman con dos, tres o un poco más de personas; algunos son dueños de las bases del servicio de radio y otros son propietarios de vehículos que los alquilan. Por consiguiente la mayoría de conductores son solo inquilinos de vehículos (muchos de ellos sin un contrato legal) a quienes se les denomina “afiliados” o “asociados”, no tienen participación legal en la empresa existente o recién creada, en consecuencia, no gozan de ningún beneficio.
Una verdadera empresa de taxis está conformada por los socios que a su vez son los propietarios de los vehículos y responsables del servicio. Ellos tienen la obligación de contratar conductores en calidad de empleados para cumplir un determinado horario, gozando de una remuneración mensual y de los beneficios laborales correspondientes de acuerdo a ley (vacaciones, CTS, seguro social). En este caso los propietarios son los responsables de la empresa, establecen las reglas del servicio y gozan de todos los beneficios económicos que esta les puede dar. Los conductores son solo empleados de la empresa.
En realidad los conductores de taxis son los llamados a organizarse, sean propietarios o no los vehículos, porque ellos son los que trabajan y brindan el servicio y son los que se deben beneficiar en este proceso de organización. La creación de las actuales empresas, como han sido concebidas, no les favorece en nada.
La pregunta es, que se puede hacer ante esta situación y quiénes son los responsables de desarrollar una adecuada propuesta de organización. Es evidente que los responsables son los conductores de taxis y la Municipalidad Provincial de Trujillo y ellos son los que deben buscar la forma de organización más adecuada.
La propuesta de ampliar veredas y estrechar vías, es un tercer error. Si antes no se efectúa un estudio de flujo vehicular y luego se ejecutan algunas acciones como reducir el volumen del tránsito y restringir los estacionamientos en estas vías, esta no es la mejor decisión.
Otro gran error que está cometiendo la actual gestión municipal es facilitar el permiso a más conductores de taxis para obtener la tarjeta de circulación. El argumento de los funcionarios de la Municipalidad es facilitar la formalización a “taxistas informales”; esto es absurdo y a veces parece más una medida política que técnica. La ciudad tiene un servicio muy deficiente que parece imposible de mejorar por la incapacidad para manejar el problema y la falta de una decisión política firme y acertada. Existe una sobresaturación de este servicio y ahora van a incrementar más vehículos para servicio de taxi, inclusive ticos y otros más pequeños que no tienen el peso mínimo establecido en el Reglamento Nacional de Vehículos. Estos vehículos solo se permiten para uso particular y no para uso público debido, entre otras razones, a la cantidad de horas que se usa y a la cantidad de personas que muchas veces transporta cuando se usan como taxi. Esta medida es totalmente absurda y arbitraria, debido a que no existe un estudio de demanda-oferta y saturación del servicio y una verdadera institución organizada de conductores de taxis que pueda frenar este desatino, porque no es favorable para los conductores formales; ellos saben que si la oferta de taxis aumenta, sus posibilidades laborales disminuyen. La propuesta además es ilegal porque incumple lo establecido en el Reglamento Nacional de Vehículos.
Existe en países vecinos algunas experiencias de ordenamiento de este servicio donde los conductores de taxis debidamente organizados han conseguido que las autoridades (Municipalidad, Policía de tránsito, etc.) coordinen con ellos el otorgamiento de estos permisos en consenso y de manera transparente, evitando favoritismos, la saturación de vehículos, fomento de la ilegalidad y el deterioro del servicio. En un escenario como el nuestro es difícil lograr algo similar debido a la desorganización existente y la falta de comunicación entre los actores locales directamente responsables: Gerencia Municipal de Transporte, Policía de Tránsito y empresas de taxis.
En resumen, tenemos un servicio de taxi deficiente que parece imposible de mejorar; tenemos un tránsito vehicular caótico y congestionado; nuestras vías no son las mejores; las autoridades parece que hasta ahora no aciertan con alguna propuesta para solucionar estos problemas (parece que no tienen experiencia y no saben qué hacer o no cuentan con profesionales competentes); y finalmente la población, que es la que sufre día a día las consecuencias de estas deficiencias, está cansada de escuchar ofrecimientos de grandes cambios para su ciudad sin que esto llegue a suceder, resignándose a continuar sufriendo estos atropellos por más tiempo.
Es hora de que las autoridades responsables del manejo de estos servicios desarrollen propuestas técnicas que beneficien a la ciudad y a toda su población. Es el momento de pedir cuentas a los responsables de la existencia de estos malos servicios y de castigar a los que lo promueven. Es momento de hacer un alto en nuestras vidas y preguntarnos como es la ciudad donde queremos vivir; como son los servicios que deseamos tener; que clase autoridades necesitamos elegir para cambiar de una vez por todas todo este desorden; cual es el verdadero rol de la sociedad civil, un rol pasivo con actitud contemplativa y de indiferencia, o un rol activo, con actitud participativa, creativa, comprometida y solidaria. Es el momento de preguntarnos cuál es la herencia que les vamos a dejar a nuestras generaciones futuras, espacios urbanos enfermos, inseguros y contaminados, llenos de basura pestilente, con servicios deficientes, transporte caótico, autoridades indiferentes, injustas, inmorales y corruptas; o verdaderos lugares de convivencia donde se pueda vivir con tranquilidad, en armonía con el medio ambiente; espacios seguros, limpios, sanos; con autoridades solidarias con su gente, comprometidas con el desarrollo, justas y sensibles, creativas y ejecutoras de propuestas que beneficien a todos.
Es un momento de verdadera reflexión, pero también es el momento de la acción organizada, conjunta y solidaria para saber elegir a quienes gobiernan nuestras ciudades.

0 comentarios: