martes, 16 de febrero de 2010

EL DERECHO A UN SALARIO JUSTO

Por: Javier Enrique Rodríguez De Bracamonte
javierrdebra@hotmail.com

El culebrón del bono militar – policial, que esperemos no tenga una segunda parte, se convirtió días atrás, en el tema de la semana. Más allá de encontrar la partida presupuestal de donde deba salir ese dinero, el tema de fondo es que las fuerzas armadas y policiales merecen una mayor atención que no solamente debe entenderse como un aumento en sus haberes. Actualmente, a diferencia de otros sectores, ellos mantienen cédula viva, es decir, al pasar al retiro, perciben lo mismo que cuando están en actividad.
Ahora bien, todo el mundo quiere que sus ingresos mensuales se vean incrementados, y está bien; sin embargo, ello debe ir acompañado de la voluntad de justificar ese incremento salarial, a través del cumplimiento real y eficiente del cargo que se desempeña. Por ejemplo, los médicos en realidad trabajan cuatro horas, porque las restantes están destinadas a la “investigación”. Eso es un invento. Las restantes están destinadas al consultorio privado a donde derivan al paciente que atendieron en el hospital. Nadie niega la preparación y la enorme responsabilidad que es depositada en un médico, pero lo mínimo que uno puede exigir es un poco de compromiso de parte del profesional. Lastimosamente, y eso no lo pueden negar – sobre todo quienes peinan canas – es que en nuestro país un grueso número de médicos estudiaron esta carrera, antes que por vocación, por la inmensa necesidad económica que vivieron ¿acaso hasta hoy no se dice: “si quieres plata, estudia medicina, que eso da”? Quizá ahí esté en buena medida la raíz del problema. Lo mismo ocurre con los “docentes” universitarios – no todos, por supuesto -, ¡LOS TRABAJADORES DEL PODER JUDICIAL!, y así como ellos muchos, que en cualquiera que sea el ámbito en el que se desenvuelven muestran serias deficiencias apañadas por la “bendita” estabilidad laboral. La democracia es, y debería serlo, un sistema que nos permita ejercer nuestras libertades, y cuando digo nuestras, me refiero a las de todos, de lo contrario, donde queda aquello de: “los derechos de uno, terminan donde comienzan los derechos de los demás”; no obstante, los sinvergüenzas prefieren sólo repetir: “todos tenemos derecho al trabajo y a la estabilidad laboral”. Claro, tienen derecho a trabajar, pero ¡trabajen! No vayan a la universidad, en el caso de algunos “docentes” y “trabajadores administrativos” a vaciar las cafeterías o a comprar cosméticos o a ¡CHATEAR! Déjense de hablar un poco de sus derechos y acuérdense de sus DEBERES y los DERECHOS, pero de los demás.
Volviendo al primer punto, es urgente que a este postergado sector – hablo del policial y militar – se le valore económicamente, pero además, se le siga capacitando y protegiendo cuando cumplen con su deber, que es el de velar por el orden interno o ante una eventual agresión externa. Vivimos en una vecindad agitada por dictadores y algunas repúblicas armadas hasta por debajo de la lengua – sobre todo una al sur – en la que la moral alta de nuestras fuerzas armadas, aunque parezca un negro chiste, es lo mejor que tenemos. No induzcamos a estos valientes hombres a deshonrar el uniforme, cobrándonos S/. 2.00 por la mica de un duplicado de libreta militar, o los S/. 36.00 por derecho de duplicado, que para hacer “más rápida la cosa” podemos pagar en la misma OR y evitarnos la cola y el tiempo en el banco de la nación; claro está, que aquí no se entrega ningún recibo o algo que se le parezca.
Que tan justa puede ser una sociedad, cuando quienes se juegan el pellejo por nosotros viven a “dos redobles y un repique”, mientras que las “muy capaces” secretarias del congreso – y con minúsculas, no me frieguen – o los 7 o más “asesores” – a veces imaginarios - que “con toda justicia” necesita un congresista, que llegó ahí literalmente sin saber leer ni escribir, ganan jugosísimos salarios, que sólo un festivo congreso puede ofrecer.
Cuidado, que en las universidades existen “alumnos” y “profesores”, pagados, no por los del sur, sino por el “loco del norte”, que viajan a “congresos” y demás tonterías, que precisamente secundan cuanta iniciativa por crear desorden e inestabilidad se suscita…

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