Por: Mirko Lauer
Fuente: Diario La República
Se dejan extrañar los tiempos del vladivideo, inapelable y contundente, donde las cosas estaban o no estaban, y si estaban, estaban a la vista de todos. Luego llegaron los petroaudios, también informativos pero algunos de ellos sujetos a una cierta dosis de interpretación en virtud de un contexto que no está visualmente presente.
Ahora, después de mil vueltas, hemos llegado a la era del archivo digital, que aparece, desaparece, inaparece, o simplemente parece. Es lo que ha sucedido con el caso BTR, donde al final lo que va sabiendo el público es lo que los acusados dicen que les parece que escucharon de unos audios que dan vueltas en el ciberespacio.
La señora Giselle Giannotti declara que los audios en que se menciona a dos políticos, se supone que de manera incriminadora, simplemente han desaparecido. Con la cual hemos rizado el rizo tecnológico y vuelto a la forma más simple de acusación verbal, la que no presenta pruebas, ya que estas convenientemente se han esfumado.
Un diario dice que ella “confirma existencia de audios”, otro dice que los audios desaparecieron, otro cita que los USBs “tenían audios”, otro que ella “ha olvidado su contenido”, otro que “han sido robados”, en otro ella dice que no ha mencionado a ningún político. Como vemos, hay Giannotti para todos los gustos.
Mientras tanto como los archivos perdidos, o manipulados, o recuperados (no se sabe por quiénes), suman cientos, por no decir miles, los medios acogen, anuncian, difunden versiones de todo tipo que duran lo que un lampo sobre la página o la pantalla. En estas circunstancias el sistema judicial se mantiene en balcón, esperando que las cosas se aclaren.
Pero no es precisamente claridad lo que se viene amontonando. Giannotti ahora acusa a miembros de Dinandro de extorsionarla y denuncia amenazas de muerte telefónicas. Con lo cual tenemos una nueva generación de delitos. Petroaudios, BTR, archivos borrados, y ahora extorsión + amenazas. Este es un asunto que sí se esfuerza por mantenerse en los medios.
Giannotti ha dado una clarinada y señalado un camino: ahora también el preso sin sentencia Rómulo León ha decidido levantar su perfil con una entrevista a un diario local, donde parece hacer veladas advertencias a otros políticos apristas. Debemos suponer que el abogado tributario Alberto Químper también podría decir cosas sobre sus prójimos.
Desde la caleta de videos atribuida al coronel Roberto Huamán, pasando por aquellos con los que alzó Alberto Fujimori en su fuga a Japón, más los que dicen tener animadores de TV varios, y ahora los audios, correos y fotos de BTR, ya no hay sitio para tanto destape indestapable, ni para tanta acusación indemostrable.
Fuente: Diario La República
Se dejan extrañar los tiempos del vladivideo, inapelable y contundente, donde las cosas estaban o no estaban, y si estaban, estaban a la vista de todos. Luego llegaron los petroaudios, también informativos pero algunos de ellos sujetos a una cierta dosis de interpretación en virtud de un contexto que no está visualmente presente.
Ahora, después de mil vueltas, hemos llegado a la era del archivo digital, que aparece, desaparece, inaparece, o simplemente parece. Es lo que ha sucedido con el caso BTR, donde al final lo que va sabiendo el público es lo que los acusados dicen que les parece que escucharon de unos audios que dan vueltas en el ciberespacio.
La señora Giselle Giannotti declara que los audios en que se menciona a dos políticos, se supone que de manera incriminadora, simplemente han desaparecido. Con la cual hemos rizado el rizo tecnológico y vuelto a la forma más simple de acusación verbal, la que no presenta pruebas, ya que estas convenientemente se han esfumado.
Un diario dice que ella “confirma existencia de audios”, otro dice que los audios desaparecieron, otro cita que los USBs “tenían audios”, otro que ella “ha olvidado su contenido”, otro que “han sido robados”, en otro ella dice que no ha mencionado a ningún político. Como vemos, hay Giannotti para todos los gustos.
Mientras tanto como los archivos perdidos, o manipulados, o recuperados (no se sabe por quiénes), suman cientos, por no decir miles, los medios acogen, anuncian, difunden versiones de todo tipo que duran lo que un lampo sobre la página o la pantalla. En estas circunstancias el sistema judicial se mantiene en balcón, esperando que las cosas se aclaren.
Pero no es precisamente claridad lo que se viene amontonando. Giannotti ahora acusa a miembros de Dinandro de extorsionarla y denuncia amenazas de muerte telefónicas. Con lo cual tenemos una nueva generación de delitos. Petroaudios, BTR, archivos borrados, y ahora extorsión + amenazas. Este es un asunto que sí se esfuerza por mantenerse en los medios.
Giannotti ha dado una clarinada y señalado un camino: ahora también el preso sin sentencia Rómulo León ha decidido levantar su perfil con una entrevista a un diario local, donde parece hacer veladas advertencias a otros políticos apristas. Debemos suponer que el abogado tributario Alberto Químper también podría decir cosas sobre sus prójimos.
Desde la caleta de videos atribuida al coronel Roberto Huamán, pasando por aquellos con los que alzó Alberto Fujimori en su fuga a Japón, más los que dicen tener animadores de TV varios, y ahora los audios, correos y fotos de BTR, ya no hay sitio para tanto destape indestapable, ni para tanta acusación indemostrable.
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