POR: UBALDO TEJADA GUERRERO
utguerrero31@gmail.com
John Williamson, creador del término “Consenso de Washington”, hizo un balance de las razones de su fracaso: “Puede tener sentido concentrarse principalmente en las políticas sobre crecimiento en lugares donde el ingreso está distribuido menos desigualmente y donde virtualmente todos son pobres, como en el sur de Asia. Pero esto no es así en América Latina, donde la élite es tan rica en relación con las masas que es inconcebible que los estándares de vida de la persona promedio alcancen a los de los países industrializados solo a través del crecimiento, es decir, sin una reducción de la brecha existente entre ricos y pobres” (“Después del Consenso de Washington: Relanzando el crecimiento y las reformas en América Latina”, compilado por John Williamson y Pedro Pablo Kuczynski. UPC, Lima 2003, pp. 28-29). Pero el Consenso sigue en el Perú, con grandes faenones sin investigar.
Una radical derecha bajo el mando de Alan García, no escucha esas razones, como lo demuestra el Marco Macroeconómico 2011-2013, recién revisado: la presión tributaria se queda estancada hasta el 2013 en alrededor del 15% del PBI, una de las más bajas de América Latina.
El Perú necesita vitalizar las instituciones de la sociedad civil y una redefinición del mercado, el Estado y la sociedad civil, pero seguimos con el neoliberalismo al tope, pensando que las inversiones y el mercado lo resuelven todo.
Con respecto a los microempresarios (son formales 80,000, de un total de 3 millones), recordemos que el DL 1031 de junio del 2010 (que se promulgó con ocasión de la adecuación de las leyes peruanas al TLC con EEUU) dispuso que éstos pudieran acogerse al Seguro Integral de Salud (SIS), sin aumentar el presupuesto del SIS. Un elemento clave para promover la formalización de las microempresas, el reglamento del SIS, hecho imposible, pues quien tiene que hacerlo es el MEF, nada menos que Ismael Benavides, ligado a los intereses de la agroindustria transnacional.
El libro “Corrupt Circles: A History of Unbound Graft in Perú” de Alfonso Quiroz, nos habla que las peores décadas de corrupción para el país, fueron las del 1920, 1970 y 1990, bajo Alberto Fujimori y su brujo oscuro, Vladimiro Montesinos, la corrupción equivalió al 50% del presupuesto del Estado y al 4,5 por ciento del PBI cada año, dicho dinero a retrasado la mitad de su desarrollo al Perú. La mayor parte de la riqueza obtenida por el país ha alimentado los botines y arcas de los grupos sociales dominantes, ello ha sucedido siempre durante toda la República, que obliga a una auditoría de la deuda externa.
El 2 de noviembre del año pasado, el gobierno de Suiza reveló que Montesinos tenía 3 cuentas bancarias en dicho país con 48 millones de dólares. En los días siguientes aparecieron más cuentas multimillonarias, calculándose que tendría en total casi mil millones de dólares repartidos en todo el mundo. A los sentenciados por corrupción se les ha impuesto en total el pago de una reparación civil de S/.23'136.500. De esa suma, los condenados solo han pagado el 1,4%. Matilde Pinchi Pinchi, quien ha entregado un millón de dólares en diversos bienes al Estado Peruano y Samuel y Mendel Winter han pagado hasta ahora 250 mil dólares
El saldo --unos S/.22'805.341-- está en cobranza y la Unidad Financiera Estratégica de la Procuraduría Ad Hoc está buscando las formas de hacer efectivo ese pago.
Sin embargo, muchos de los condenados se han apresurado a "desaparecer" sus bienes, para que no puedan cobrarles. También por la determinación del lucro cesante; es decir, por lo que el Estado dejó de hacer o percibir como consecuencia del dinero desviado. Y es que con ese dinero el Estado pudo haber ganado intereses o invertido en beneficio de un sector necesitado de la población.
utguerrero31@gmail.com
John Williamson, creador del término “Consenso de Washington”, hizo un balance de las razones de su fracaso: “Puede tener sentido concentrarse principalmente en las políticas sobre crecimiento en lugares donde el ingreso está distribuido menos desigualmente y donde virtualmente todos son pobres, como en el sur de Asia. Pero esto no es así en América Latina, donde la élite es tan rica en relación con las masas que es inconcebible que los estándares de vida de la persona promedio alcancen a los de los países industrializados solo a través del crecimiento, es decir, sin una reducción de la brecha existente entre ricos y pobres” (“Después del Consenso de Washington: Relanzando el crecimiento y las reformas en América Latina”, compilado por John Williamson y Pedro Pablo Kuczynski. UPC, Lima 2003, pp. 28-29). Pero el Consenso sigue en el Perú, con grandes faenones sin investigar.
Una radical derecha bajo el mando de Alan García, no escucha esas razones, como lo demuestra el Marco Macroeconómico 2011-2013, recién revisado: la presión tributaria se queda estancada hasta el 2013 en alrededor del 15% del PBI, una de las más bajas de América Latina.
El Perú necesita vitalizar las instituciones de la sociedad civil y una redefinición del mercado, el Estado y la sociedad civil, pero seguimos con el neoliberalismo al tope, pensando que las inversiones y el mercado lo resuelven todo.
Con respecto a los microempresarios (son formales 80,000, de un total de 3 millones), recordemos que el DL 1031 de junio del 2010 (que se promulgó con ocasión de la adecuación de las leyes peruanas al TLC con EEUU) dispuso que éstos pudieran acogerse al Seguro Integral de Salud (SIS), sin aumentar el presupuesto del SIS. Un elemento clave para promover la formalización de las microempresas, el reglamento del SIS, hecho imposible, pues quien tiene que hacerlo es el MEF, nada menos que Ismael Benavides, ligado a los intereses de la agroindustria transnacional.
El libro “Corrupt Circles: A History of Unbound Graft in Perú” de Alfonso Quiroz, nos habla que las peores décadas de corrupción para el país, fueron las del 1920, 1970 y 1990, bajo Alberto Fujimori y su brujo oscuro, Vladimiro Montesinos, la corrupción equivalió al 50% del presupuesto del Estado y al 4,5 por ciento del PBI cada año, dicho dinero a retrasado la mitad de su desarrollo al Perú. La mayor parte de la riqueza obtenida por el país ha alimentado los botines y arcas de los grupos sociales dominantes, ello ha sucedido siempre durante toda la República, que obliga a una auditoría de la deuda externa.
El 2 de noviembre del año pasado, el gobierno de Suiza reveló que Montesinos tenía 3 cuentas bancarias en dicho país con 48 millones de dólares. En los días siguientes aparecieron más cuentas multimillonarias, calculándose que tendría en total casi mil millones de dólares repartidos en todo el mundo. A los sentenciados por corrupción se les ha impuesto en total el pago de una reparación civil de S/.23'136.500. De esa suma, los condenados solo han pagado el 1,4%. Matilde Pinchi Pinchi, quien ha entregado un millón de dólares en diversos bienes al Estado Peruano y Samuel y Mendel Winter han pagado hasta ahora 250 mil dólares
El saldo --unos S/.22'805.341-- está en cobranza y la Unidad Financiera Estratégica de la Procuraduría Ad Hoc está buscando las formas de hacer efectivo ese pago.
Sin embargo, muchos de los condenados se han apresurado a "desaparecer" sus bienes, para que no puedan cobrarles. También por la determinación del lucro cesante; es decir, por lo que el Estado dejó de hacer o percibir como consecuencia del dinero desviado. Y es que con ese dinero el Estado pudo haber ganado intereses o invertido en beneficio de un sector necesitado de la población.
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