martes, 16 de agosto de 2011

Movimiento Amplio de Mujeres denunciará las esterilizaciones forzadas

Prepara junto a IDL nuevas evidencias que demuestran este crimen. En Cusco hubo participación de militares y policías para efectuar esta práctica. Vamos a fijar los sitios en que estuvieron, dijo dirigenta del MAM.

(La República).- El Movimiento Amplio de Mujeres- Línea Fundacional ha centrado su labor en la reunión de nuevas evidencias respecto a los dos mil casos de esterilización forzada que se ejecutaron en la provincia cusqueña de Anta, con el fin de presentar una contundente denuncia ante el Ministerio Público.
“Estamos recogiendo nuevos testimonios de mujeres afectadas. Muchas afirman que fueron llevadas a la fuerza y hasta amarradas a sus camas. Esto configura delito de secuestro y también de tortura, porque la experiencia que vivieron así lo indica”, señaló María Esther Mogollón, del Movimiento Amplio de Mujeres.
La representante de esta institución femenina dijo que estos casos ya habían sido denunciados ante la Fiscalía en el año 2003, pero no fueron acogidos.
De ahí que con la asesoría legal de IDL se hayan dedicado a realizar talleres de sensibilización en Anta para recoger los testimonios y las pruebas que necesitan.
María Esther Mogollón refirió que han encontrado evidencias sobre la participación de militares y policías en la aplicación de este programa de esterilizaciones aplicado por el gobierno de Fujimori.

Algunos testimonios expresan lo vivido por estas mujeres.
“La Policía trajo a mi esposo”
“Todos los meses cumplía con mi control de embarazo en el Centro de Salud de Huarocondo. Después que di a luz, la señoritaMecha me conversó sobre la ligadura de trompas... mi esposo no aceptó, mucho menos yo. Me insultaron, me compararon con chanchos y cuyes... que paría como esos animales, me dijeron”, relató Rudecinda Quillahuamán Almanza.
“Fueron a mi casa reiteradas veces y yo me ocultaba –siguió contando–. Me dijeron que no me darían el certificado de nacimiento de mi hijo si no me ligaba. Fueron a traer a mi esposo con policías y le obligaron a firmar; y cuando se negó, le quisieron detener.
La obstetriz me tiró a una camilla, me ataron pies y manos, me inyectaron. Yo seguía despierta, cortaron mi vientre, sentí un dolor fuerte y grité. Me hincaron otra vez. Cuando desperté, mi esposo me estaba vistiendo”.

“Me amarraron pies y manos”
El drama de Serafina Ylla Quispe fue similar: “Las enfermeras me obligaron a controlar mi embarazo –contó–. En los últimos meses me hablaban de ligadura de trompas. Sentía miedo, no sabía qué era. Les dije que daría a luz en casa y me dijeron que pagaría 100 soles”.
“Pensando que me iban a ligar me fui al Hospital del Cusco; para mi mala suerte me encuentro con las enfermeras de Maras que habían llevado a otras mujeres para hacerles ligar. ‘Te escapaste, pero ya caíste. Por fin llegaste con tus pies’, me dijeron. Di a luz y le dijeron a mi esposo que vaya a comprar ropitas para el bebé. Me llevaron a una sala y dijeron que solo duraría 20 minutos, que me ligarían. Fui amarrada de manos y pies. A mi esposo le habían hecho firmar con engaños”, manifestó.

Demostré que fue sin consentimiento
Victoria Vigo, una de las 300 mil mujeres que sufrieron esterilización forzada, ganó un juicio por el daño que le ocasionaron en 1996.
“Tuve un juicio de siete años y ahí demostré que jamás di mi consentimiento. El juez señaló que esta esterilización fue parte de la política del gobierno de Fujimori”, dijo.
“Al momento de dar a luz mi bebé falleció, y a las 19 horas entro en un estado depresivo fuerte por la pérdida y al día siguiente me enteré por un interno que yo estaba esterilizada”, relató Victoria Vigo.
”En mi historia clínica no apareció el hecho y tuve que hacerme exámenes para demostrarlo. Muchas de mis denuncias fueron archivadas, pero luego de 7 años me dieron la razón. Se habían violado mis derechos en una cama de hospital”, anotó.

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