martes, 4 de octubre de 2011

RAFO LEÓN: "YA NO AGUANTO LAS CUCUFATERÍAS POLÍTICAMENTE CORRECTAS"

Entrevista realizada por: Gerardo Saravia / Patricia Wiesse
Fuente: Revista Ideele


A Rafo León ya no le importa el qué dirán: es aggiornado sin culpas. Los viajes le han cambiado la percepción y también la vida. No ha podido superar su aversión a los militares, pero aun así le reconoce algunos méritos al nuevo Gobierno. Su análisis político incluye una mirada de país diferente y bastante personal.

–Hay un sector que sigue atacando a Humala y arma grandes escándalos mediáticos por todo.
–A mí más bien me sorprende cómo después de tanta virulencia en las redes esto ha bajado mucho, incluso cualitativamente, en términos de agresividad e insultos. Ahora la gente que interviene pareciera que intenta ser un poco más reflexiva. Atacan a Humala y a Nadine, pero no con la violencia que uno hubiera esperado. En otra circunstancia, a esa Primera Dama la hubieran pulverizado.

–Según tú, ¿a qué se debe esa suerte de luna de miel?
–Quizá todos esperábamos un fusilamiento al militar mucho más rápido, y eso no está ocurriendo. Yo creo que esta tregua obedece a varios factores. Primero, a que después de dos campañas muy próximas, la municipal y la general, la gente ha quedado un poco desgastada. Por otra parte, tengo la impresión de que Humala ha salido porque tenía que salir; es como un axioma. El sistema como tal y el sistema psíquico del elector promedio no estaban para aguantar más un régimen intermedio, dubitativo, sin liderazgo, desconfiable en esencia, con temas de corrupción. Creo que estas elecciones han dado el resultado que debieron dar. Y de pronto nos encontramos con este Humala que, de forma balbuceante y a la vez muy firme, arma un Gabinete interesante, aparentemente consensual. No se genera lo que muchos temíamos, que era un reclamo sin tregua y violentísimo por parte del sur andino, y que para la derecha, más que imaginación, era un deseo.

Ahora: ocurren cosas en el camino, cuestionables: ves a Alexis, al ‘Comeoro’. Sin embargo, la capacidad del Gobierno es inmediata y es la que uno esperaría, y está produciendo que otras bancadas, para no quedarse atrás, hagan lo mismo, como los fujimoristas con el proxeneta.

–Ahora parece tan natural que haya ganado Humala, pero hace un año tú aseguraste que ganaría Toledo.
–Un alto porcentaje pensábamos eso. Yo creo que pensábamos que ganaba Toledo y que incluso votaríamos por él, y cuando Toledo se dio cuenta de eso se puso el aguijón él mismo. Una profecía autocumplida. Hay un punto que me interesa mucho: el dinamismo de los cambios que estamos viviendo en general y a los cuales tenemos que adaptarnos. Hay un rezago de nosotros mismos que no nos permite aceptar los cambios que nosotros mismos hemos producido.

–Tú no crees que quisieron hacer de Humala un diablo con cachos y lo hicieron tan poderoso para que no gane, que les salió el tiro por la culata. Finalmente no era tan malo como parecía.
–Creo que las figuras políticas, por la presión de la televisión y las redes sociales, están volviéndose construcciones de la gente más que realidades en sí mismos. Cierto sector de la sociedad construye un Humala, y ese Humala va orientando su comportamiento público según esa construcción. Ante ese Frankenstein que construye la derecha, el propio Humala comienza a sacarse los cachos y lo empiezan a ver menos diabólico. Por otro lado, tienes la construcción que de él ha venido haciendo el elector más tradicional, y ahí él va a tener que modelarse. Yo a veces tengo el temor de que, dependiendo de la construcción que se haga de él, él termine siguiendo un ‘kirchnerismo’.

–¿De dónde viene tu sospecha?
–Si te atienes a los sectores en los que está interviniendo de manera directa y muy negativa, como es el sector diplomático, tú te preguntas por qué la Cancillería se convierte en una perita en dulce y empieza a remover embajadores, muchos de ellos respetabilísimos. ¿Por qué mete el dedo en el ventilador en un momento como éste, en un sector tan delicado como la diplomacia, que lo único que le puede producir son anticuerpos? Porque yo sí creo que para un proyecto subregional, heterodoxo —para decirlo con elegancia— la diplomacia es esencial. Si quieres establecer lazos muy fuertes con ciertos gobiernos que se van a quedar mucho tiempo y quieres legitimar eso, tienes que contar con una diplomacia alineadísima con un solo discurso, con una capacidad de relación y de lobby que la diplomacia peruana tradicional no tiene, porque es más bien cortesana, señorial.

–En la segunda vuelta no pudiste votar por Humala.
–Para mí la posibilidad de Keiko era inviable; no había manera. Así que iba a votar por Humala en la segunda vuelta, pero no pude. Ahí podemos entrar al terreno personal. Yo soy hijo de militar y en mi familia hay muchos militares. Creo que el militar tiene un límite. Pero bueno, pensemos alguna vez en la vida que los rasgos de personalidad del presidente no terminen definiendo la política nacional y que, de repente, por la propia presión, sea capaz de armar un equipo que lo neutralice, y esto es lo que de alguna manera está ocurriendo.

–Está haciendo cosas que Toledo no se atrevió a hacer.
–Hace un intento de mantener equilibrios inviables. Celebro su capacidad de malabarista. Ahí la mano de Lerner es interesante. A mí me ha sorprendido el cambio de Abugattas: ha resultado más eficiente de lo que parecía. ¡Ese tipo ha hecho psicoanálisis tres veces al día! Cuando yo veo a Mocha García Naranjo no solo satisfecha sino entusiasmada con la idea de que a su ministerio le estén quitando todas las áreas importantes —¡a ella!—, significa que hay allí una lógica que quizá no la estemos conociendo pero que puede construir un buen camino.

–¿Cómo ves la situación en el Puno aimara?
–Ahí el 70% la actividad económica es ilegal. Tienes cosas muy enraizadas en el tiempo, como el contrabando que se ha dejado crecer y crecer. Tienes al narcotráfico, cada vez más fuerte: como sede de producción de hoja de coca, como puntos de cocina y como lugares de salida que con el puerto de Ilo va a ser más. Tienes plata sucia que entra por la madera de la selva y tienes la minería informal. Con un coctel así, a esa población no le conviene la presencia de nada, ni del Estado ni de la empresa ni de nadie que ingrese a delimitar o a ordenar. Además, no es un solo grupo que maneja esta economía mafiosa: son mafias enemistadas entre ellas; de ahí que Aduviri representa a un sector, y las autoridades mafiosas a otros. Creo que ahí va a estar el nudo más difícil el año que viene.

–¿Tú no crees que hay un legítimo reclamo de “no a la minería”, porque algunas comunidades quieren mantenerse como agropecuarias?
–Es que no es sí o no. Hay un historiador politólogo de la India que me encanta, Partha Chatterjee, que no sé por qué no lo traen para asesorar. Es uno de los que más ha estudiado los grandes cambios en la economía de la India, un país no mafioso como el Perú. Él sostiene que en países hiperpoblados y con agricultura limitada, como es el Perú, y con enormes bolsones de pobreza, es inevitable que se cree un sistema paralegal. Por eso propone analizar las dinámicas de estos sectores paralegales y ver hasta dónde estas personas, ante ciertas oportunidades que no sean inalcanzables, estarían dispuestas a negociar con lo legal y crear una tercera manera.

–Muchos han comenzado a satanizar a los aimaras, como si todos fueran marginales.
–Es estúpido decir que los aimaras son delincuentes, a pesar de que lo son. Es decir, esa señora que debajo de las polleras pasa coca es una delincuente, pero no lo es. Chatterjee dice que estas personas saben que lo que están haciendo está fuera de la ley, que podrían ir presos; sin embargo, lo justifican por el tema del derecho al trabajo, a la vida, a continuar. Cómo negocias, como Estado formal, con una especie de Estado amorfo, no formal, próximo al delincuencial, mafioso y que maneja cantidades de dinero mayores que las de tu presupuesto anual. No es tan sencillo.

–¿Leíste la carta de la empresaria Marta Giraldo? ¿Coincides con las ideas que ella plantea?
–Con algunas. Con la descripción, claro que coincido: es lo que yo veo. Yo he visto la ‘culebra’ dos veces, una entrando por Moquegua y otra vez más al norte. Cien camiones con un ‘pata’ arriba con una AKM y con estas liebres, esas 4x4 que están haciéndoles la guardia con gente armada hasta los dientes, los jueves y los sábados, de Juliaca a Huancané. Ya sabes que la carretera está bloqueada, y un policía sabe que si va allí destacado va a cuadruplicar su sueldo.

–La percepción que tenemos después de haber estado en Puno hace poco es que lo que plantea Giraldo en su carta es muy parcializado. Es una parte. Algunos analistas locales sostienen que el contrabando perdió durante la huelga.
–No es que yo sostenga que el contrabando sea la fuerza que manipuló esto. Digo que en esa zona de frontera, conectada con las áreas de producción de coca, con las regiones de derivación del blanqueo de la madera, y con las zonas de minería informal de oro, que está a 2 mil dólares la onza, hay un poder paralelo que se va a resistir a formalizarse porque ya no es solo informal sino también delincuencial. Y detrás de cualquier hecho importante tú vas a encontrar ese poder paralelo. ¿Por qué mataron al alcalde de Ilave? Fue por el control de los camales. El señor intentó construir un camal donde el beneficio de los animales estaba en manos de una pequeña mafia y sobrevaloró el precio. Insistió en su proyecto y ‘le dieron vuelta’. Siempre hay detrás otra explicación que tiene que ver con ese otro lado. Hay una paralegalidad permanente con la cual se tiene que negociar.
El sistema como tal y el sistema psíquico del elector promedio no estaban para aguantar más un régimen intermedio, dubitativo, sin liderazgo, desconfiable en esencia, con temas de corrupción. Creo que estas elecciones han dado el resultado que debieron dar.

–¿Como en el caso de los productores de coca?
–Por eso a mí me parece que la propuesta de Soberón no está mal. Esto no puede ser visto de una manera cardenalicia. A veces hay que hacer ciertas alianzas que parecen perversas, sabiendo que habrá que romperlas cuando la cosa se ponga más jodida. Pero no puedes controlar ese huracán con un abanico.

–Como la minería en Madre de Dios.
–En un artículo escribí el caso de un chico que conocí en el puente Huancamayo. Me vio y se bajó la capucha, muy hostil. Le dije: –No seas huevón, no tengas miedo. ¿De dónde eres? –De Puno. –¿Cuántos años tienes? –18. –¿Sabes que tienes la vida comprada, que no vas a vivir más de seis años? –¿Por qué? –Bueno, porque estás respirando mercurio y cianuro y porque no usas condón. ¿Cuánto ganas? –100 dólares diarios. –¿Mandarás a tu familia? –Lo que queda.
Todo se lo chupan en los bares. El problema es que en agricultura ganan 25 soles al día. Entonces, tú no puedes pretender competir contra esa minería. Vas a tener que aprender a negociar. El drama es qué negociar: ¿porciones de Amazonía, que se controle el tráfico de menores para que las chicas de los bares no sean menores de edad?

–Siempre la cadena se rompe por el lado más débil. No se ataca a los peces gordos, como en el narcotráfico. La política antidrogas siempre ha dejado a los grandes narcotraficantes, a los que no se toca.
–Claro. ¿A quién reprimes: al chico que en unos años va a estar muerto, al concesionario que es el gran mafioso, al que vende el insumo? ¿Y quién vende el insumo? ¡El insumo viene de la minería formal del norte! No quiero dármelas de profeta, pero viajo y he dicho hace diez años que la gobernabilidad del Perú va a depender del tipo de relación que se establezca entre la extracción de los recursos naturales, la población y el sector privado. El paradigma México lo tenemos acá. Estamos en riesgo de caer en el dominio de una actividad económica delincuencial potencialmente violentísima. Miremos Trujillo, Chiclayo.

–En este marco, tú tienes una posición más bien dual frente a la ley de consulta a los pueblos indígenas.
–Yo creo que es interesante; lo que pasa es que no quedan del todo claras dos cosas, Primero, hasta dónde es vinculante: puedes estar sobreprometiendo. Segundo, y eso es lo que le va a costar más a Humala, cuán retroactiva puede ser ésta. Qué pasa con más de la mitad de los doscientos y veintitantos conflictos que son con enormes empresas mineras o gasíferas.

Vida sana
–¿Te has vuelto fan de la onda naturista?

–Desde que uso harina de coca ya no se me cae el pelo; bueno, lo que me queda. Las uñas me las tengo que cortar cada cuatro días, se me han fortalecido las encías. Empiezo cuando dejé de usar perfume. Yo trabajaba en agencias de publicidad, antes de empezar a viajar profesionalmente. Iba a trabajar a la agencia en jeans, pero me echaba cantidades de perfume, y además uno de Hermes, carísimo. No entendía esa cosa tan disociada en mí. Hasta que me dije que tenía que ser un poco más coherente y dejé de comprar el perfume, y eso empezó a hacerme ver otras cosas. Me hizo ponerle distancia al exceso de alcohol. Fue un momento de tránsito en los 80. Esto agarra solidez cuando nacen mis nietos.

–¿Pero sigues fumando?
–No desde que nacieron los nietos.

–Tu concepción ambientalista se relaciona con tu nueva forma de ver el mundo y la política.
–Yo soy muy mal analista político, pero sí creo que por mi trabajo puedo hablar de política desde otro campo. Tú me preguntas por la cuestión ambientalista. Una razón básica por las que yo continúo viajando con mucho placer —me puedo cansar de armar y desarmar maletas, pero el placer no baja— es porque, además de detestar Lima, sigo encontrando doce años después al personaje.

–¿Quién es el personaje?
–Suele ser una persona más adulta que joven, muy conocedora de su región, muy comprometida pero no en términos retóricos; sabe mucho de la naturaleza, de la historia, prácticas tradicionales para la conservación natural; son como pequeños Atlas de cada lugar, con vocación de servicio; muchos son maestros jubilados, muchos son de zonas que fueron violentas y se quedaron. Ellos tienen un potencial extraordinario y no ocupan el lugar que les corresponde, y yo creo que podrían ser —bajo otros moldes— la renovación de la casta política de la que estamos tan cansados.

–Cambiando de tema, ¿tú sientes que te has aggiornado?
–Muchísimo. Yo pertenezco a una generación muy marcada por la izquierda cristiana y ‘clasemediera’, y que se ha mantenido vinculada cultural y políticamente hasta hace muy poco. Por ejemplo, el grupo de Monos y Monadas.

–Con los que sientes gran afinidad.
–Yo siento una enorme afinidad con mucha gente de mi generación, todavía. Sin embargo, por la influencia de Paulo Freire, por la culpa cristiana, muchos estábamos convencidos —y quizá Susana Villarán sea el exponente máximo— de que los pobres per se eran buenos. Hay un poco de ese espíritu en IDL también. Creo que quien más lecciones políticas me ha dado es Laura Bozzo. Ella me demostró que los pobres no solo no son buenos sino que son tan hijos de puta como nosotros.

–El aggiornamiento era en referencia a tu paso por la publicidad, PromPerú. ¿Crees en la Marca Perú?
–Yo sí creo en la Marca Perú. En este mundo no todo son ideas, paradigmas, inclusión-exclusión. Yo he aprendido en estos años mucho sobre turismo: estudio, leo. Es una técnica, un sector económico que tiene reglas, el segundo más dinámico del mundo, el mercado más desarrollado del mundo. Y me angustia mucho que este sector esté tan mal manejado en el Perú.
Precisamente, uno de los núcleos duros del mal manejo es el monoproducto Machu Picchu. Entonces, para librarte de eso necesitas estrategias complejas y múltiples; una de ellas es posicionarte ante el mundo con una identidad que te permita diversificar la oferta. Desde que trabajé con Beatriz Boza había este intento, pero nunca se tomó muy en serio. Toledo hizo la estupidez de crear la marca The land of the Incas, como si nos faltara ser más incas. Y lo que hizo fue fortalecer a sus amigotes que llevan turistas a Cusco.

–Algunos dicen que él y Eliane Karp tienen propiedades allá.
–Pero la botaron con todo, y propiedades que había comprado a través de ‘testas’, a ella y a Diez Canseco. Habían comprado y después los comuneros les dijeron: “Saben qué, señores, la venta fue ilegal. Muy bonito mientras fue Primera Dama, pero ahora que no lo es, váyase”. Por eso el proyecto francés se truncó, porque al caer ella, cayó la cooperación francesa.

–Volviendo a la Marca Perú.
–Conocí a la empresa que ganó la licitación: era gente que entendía muy bien el caso peruano, mucho mejor que cualquiera que se diga conocedor del turismo acá en el Perú. Y le presenté al entonces ministro Ferreyros a Isabella Falco, que es una ‘trome’ en esos temas, y entró como gerenta.
El proceso me parece que está bastante bien conducido. Había que trabajar con la hilera enorme de empresas que están adhiriéndose a la marca, pero también con las microempresas. Ya el polo con la marca se produce de manera informal.

–La vicepresidenta Marisol Espinoza fue crítica con la marca y dijo que es muy elitista por la imagen que se muestra del país. ¿Los representantes son los representantes?
–Puede que sí, puede que no. ¿Qué representación sienten que no está ahí? No está la selva; eso sí fue un error. Me parecería sumamente racista pretender que porque acá hay indígenas y artesanos que hacen maravillas con sus manitos y que son bien pobres y nadie los reconoce, le niegues la posibilidad al país de tener una relación con el mundo a través de su imagen y competir de igual a igual con los otros países en turismo o en captación de inversiones.
Me parecería una autocastración con la que nunca estaría de acuerdo, y no porque me haya aggiornado. Es una falacia. Es el caso de Susana Baca, no me jodan. “Como yo canto muy bonito y soy buenita, soy Ministra de Cultura”. ¡A ver, resuelve el atoro con las entradas a Machu Picchu que está en tu Ministerio!

–¿Alguien no debió estar como embajador?
–Sí, Dina Páucar. Yo no sabía que iba a estar. Me la encontré desayunando en el hotel y me dijo que se regresaba al día siguiente porque tenía que ir a cantar al mitin de Keiko. Yo me quedé mudo, pero pensé: “Concha tu madre, ¿y esto le dijiste a PromPerú al momento de asumir el cargo de embajadora?”. Eso sí pudo haber sido una bomba de tiempo. Después creo que le han ‘puesto el pare’, porque no la sacan ya mucho. ¡Ya basta, ya no aguanto las cucufaterías políticamente correctas!

–Tú que antes podías tener prejuicios frente a determinados actores, como que te sientes más libre, menos cuidadoso del qué dirán.
–Tengo la cabeza un poco más abierta. Por ejemplo, si no conociera la Interoceánica al dedillo podría haberme adherido a los movimientos surgidos en Brasil en contra de la construcción de carreteras en mitad de la Amazonía. Pero tuve la oportunidad de conocer a la gente de Odebrecht, a quienes también les conozco sus chicharrones, que son grandes. Sin embargo, la Fundación con la que he trabajado me parece muy sensata, sus proyectos son muy interesantes. ¿Qué tiene que ver eso con el gran marco corrupto de Odebrecht? Ésa es otra historia. Si tengo oportunidad de hacer una guía de primera para la gente que hace turismo en la Interoceánica, ¿no la voy a hacer porque hay gente que dice que hacer carreteras es colaborar con la minería informal? Con ese criterio fue una brutalidad hacer la Marginal de la Selva.

Sus personajes
–¿Dónde alucinarías ahora a Caín y Abel? Como en el bolero, ¿en el hospital, la cárcel, la iglesia, el cementerio… o haciendo una consultoría para una minera?

No, no. Caín y Abel invertían el modelo: Caín podría estar de predicador evangélico y Abel sí podría haber patinado feo. Estaría en promiscuidad sexual y decadencia. La idea de la clase media empobrecida a la que ellos pertenecían no tiene nada que ver con los segmentos actuales. Ellos eran una familia empobrecida de Lince y cuyo papá vendía enciclopedias. Ahora la pobreza de la clase media venida a menos no es ésa; ahora Caín y Abel tendrían que estar trabajando.

–La China, ¿cómo ve a Humala y a Nadine?
–Bueno, Susana de la Puente dijo que Humala es uno de los hombres más churros del Perú. Con Nadine hay dos cosas: la rivalidad innata que existe entre mujeres —perdón por el machismo—, y, segundo, esa cosa típica limeña tradicional que es decir sin decir. La China, si estuviera sentada acá, toda ella, porque una parte está acá, diría: “Mira, Humala, pucha… pero además es regio. Pero ella, qué quieres que te diga…”. Suficiente: si eres capaz de entender eso, perteneces; si no, eres de otro código postal.

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