viernes, 24 de febrero de 2012

El agua… sus mitos y realidad técnica

(Por: Guillermo Vidalón del Pino)

En momentos que existe tanta agitación social sobre el tema agua, es bueno tener presente algunos datos. Entre más de 200 países, el Perú ocupa el puesto 8 entre los de mayor disponibilidad de agua. Sin embargo, se emplea menos del 1% (18,972 Mm3) para el consumo humano y todas las actividades productivas que desarrollamos. Entonces, cabe preguntarse ¿por qué tanto problema por el agua?

Primero, porque casi 20 millones de peruanos hemos decidido habitar en la árida y desértica costa, y utilizamos menos del 1% del agua disponible en el país, pero generamos el 80% de la producción nacional. ¿Le sacamos adecuado provecho al agua? A simple vista parecería que sí, pero de los 37,363 MMC en promedio anuales de que dispone la costa, 19,821 MMC van al mar sin ser aprovechados.

A la sazón, la costa no cuenta con un flujo regular de agua a lo largo del año. En el verano, el caudal de sus ríos aumenta hasta alcanzar el mar. La larga y estrecha planicie no presenta mayores contrafuertes, lo que dificulta el almacenamiento de las aguas que desembocan en la vertiente del Pacífico y, por consiguiente su procesamiento para el consumo humano, dado que arrastra muchos sedimentos al discurrir las aguas desde las altas montañas andinas.

¿Es razonable que dichas aguas alcancen el mar sin ser empleadas adecuadamente?, la respuesta es obvia, no. Entonces, ¿qué se debe hacer?, construir una infraestructura hídrica que permita su aprovechamiento y regulación en época de abundancia, para evitar que las avenidas inunden los campos de cultivos y terminen por destruir el precario sistema de captación y de riego implementado por los agricultores de menores ingresos, tal como está ocurriendo en la actualidad en diversas regiones del país.

Segundo, si las condiciones geográficas de la costa dificultan la construcción de todo tipo de reservorios, estos deben construirse allí donde es más factible hacerlo, en los valles alto andinos cuyas aguas discurren hacia el Pacífico. Otra vez, ¿cuál es el problema?, el costo de construcción de estas represas es muy significativo para el siempre escaso erario nacional; sin embargo, una vez determinadas las tasas de retorno de cada proyecto, sí resultan necesarias.

Tercero, si la infraestructura hídrica resulta necesaria, tanto para el consumo poblacional que emplea casi el 6.7% del agua que se utiliza a nivel nacional, como para el desarrollo de la agricultura, que emplea casi el 85.7%; el sector industrial, el 6%; y, la minería, el 1.09%,lo importante será hallar complementariedades entre una y otra actividad económica que permitan el financiamiento y viabilidad de las obras de almacenamiento y, por ende, aprovechamiento de estas aguas, antes de que alcancen el mar.

Cuarto, la minería opera en el 0.69% del territorio nacional, explora (investiga si hay o no minerales) en el 0.63%, emplea el 1.09% del agua utilizada, genera más del 60% de las divisas que ingresan al país, aporta el 14% del Producto Bruto Interno (PBI), contribuye con el 40% del Impuesto a la Renta que recibe el Estado peruano, lo que representó más de S/. 8,000 millones en el 2010; además de realizar aportes directos a favor de las poblaciones de su entorno. Sin el aporte de la minería, difícilmente el Perú hubiese alcanzado hoy la estabilidad macroeconómica en este período en que el mundo se debate en una profunda crisis financiera.

Quinto, ¿qué hacer?, establecer alianzas entre la minería y la agricultura para incrementar la producción de ambos sectores económicos y generar bienestar a la población. El Estado también debe estar presente y comprometerse a que los recursos generados por el desarrollo de nuevos proyectos mineros, así como por la expansión de las actuales operaciones, sean destinados para la ejecución de obras de infraestructura básica y prioritaria para la población, así como de sistemas de almacenamiento, distribución y trasvase de las aguas de épocas de lluvia.

Sexto, simplificar los trámites, autorización y licencias, hacer una prioridad nacional la construcción de represas y a todo sistema complementario, para que en el menor plazo posible podamos contar con esta y evitar que los pobladores dedicados a la agricultura y ganadería sigan viendo pasar el agua en abundancia que además los perjudica, y así minimizar el impacto de la naturaleza en época de avenidas.

Sétimo, la vertiente del Atlántico acumula sus aguas en el imponente río Amazonas, que atraviesa nuestra Amazonía y corta al Brasil paralelo a la línea ecuatorial. Allí tenemos al 30% de la población, distribuida tanto en parte de la sierra como en la selva y que genera el 17% del PBI nacional. En gran medida, los depósitos de minerales importantes se encuentran en la cordillera, por este motivo, su aprovechamiento ambiental y socialmente responsable impactará favorablemente a más del 95% de la población peruana.

Octavo, la vertiente del lago Titicaca, cuyas aguas representan el 0.5% del total de agua disponible (10,172 MMC), donde se asienta el 5% de la población y cuya producción aporta el 3% del PBI nacional, tiene otras potencialidades que, empleadas de manera adecuada, contribuirán a generar mayor bienestar a los pobladores de dicha zona.

Noveno, con esta realidad, donde la contingencia climática suele ocasionar grandes pérdidas a los agricultores, ¿resulta razonable que un grupo minoritario de pobladores se siga oponiendo al desarrollo de proyectos mineros como el caso de Conga, que han previsto incrementar el volumen de agua disponible con reservorios y que además pueden dar los recursos financieros que se necesitan? ¿Por qué recurrir al engaño, haciéndoles creer a campesinos inocentes de Cajamarca, que se quedaran sin agua, si es que se pone en marcha el Proyecto Minero? La única agua que poseen los campesinos de toda la sierra, es en la época de lluvias y por consiguiente para dejarlos sin agua, tendrían que congelar las nubes y esto es una aberración. ¿Por qué el engaño de agua si oro no?

Por otra parte la compañía Southern Perú desea ser un aliado en esta tarea de generar más agua para la agricultura, agua regulada segura y sostenible para que en el futuro, en los próximo 15 a 20 años, vayamos hacia una agricultura de punta, de exportación, de alta eficiencia en el uso del agua.

Evitemos que el agua dulce se pierda innecesariamente en el mar. Evitemos que gente inescrupulosa engañe a nuestros campesinos y los mueva con banderas rojas, las cuales son financiadas de afuera solo para destruir el país. Evitemos los argumentos anti-técnicos y la desunión de los peruanos.

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