Es normal pensar que un obsequio, un viaje, un reconocimiento o un trabajo bien remunerado pueden hacernos felices. Sin embargo, la felicidad va más allá de lo que uno puede creer.
Y es que para ser felices es necesaria la unión de tres factores fundamentales: La familia, un buen lugar para vivir y la aceptación de sí mismo. Al menos, esa es la conclusión de un reciente estudio realizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
En base a esta conclusión, la investigación ha determinado que el departamento de Junín, específicamente la zona del Valle del Mantaro, es el lugar catalogado como el más feliz del país, debido a su alta autoestima local y por saber conjugar la tradición y la modernidad.
Por el contrario Cusco ha sido considerado el departamento menos feliz del Perú, en gran parte por sus normas sociales poco flexibles, según explicó a RPP Noticias el psicólogo social Jorge Yamamoto, autor del estudio.
"En el Cusco existe una sociedad tradicional muy rígida y para tener aceptación social hay que formar parte de las antiguas e importantes familias. A eso hay que añadirle el ingreso del turismo en donde el joven ya no se compara con su vecino sino con el turista", dijo el especialista.
Enfocándonos en Lima, Yamamoto resaltó que si bien los factores de familia y un buen lugar para vivir se mantienen, los altos niveles de discriminación la convierten en otro de los lugares menos felices del país.
Lamentablemente, dijo, Lima es una ciudad muy discriminadora donde existen alrededor de cinco grupos que se marginan uno a otro, por lo que sentirse bien, significa obtener el reconocimiento de alguno de estos grupos.
"El recién llegado deja de ser el señor comunero para convertirse en un migrante de última categoría, es ahí donde aparece el problema de ser aceptado", agregó.
Pese a ello, el Perú ha sido ubicado en el sexto lugar en el índice mundial de felicidad, esto según el Barómetro Global de la Esperanza y Felicidad publicado por la Red Independiente Mundial en Investigación del Mercado.
El Perú puede considerarse un país feliz, las relaciones con la familia y los amigos, el clima e incluso la gastronomía contribuyen al optimismo y la sensación de bienestar.
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