A ver, vamos aclarando esto de una vez. Los izquierdistas no somos anti-mineros ni anti-inversión. Nos oponemos, si, a los que maltratan el medio ambiente, a los “empresarios” que son hijos y padres de la corrupción, a quienes en vez de licencia social se compran a la policía.
¿Solo las izquierdas se oponen a inversiones abusivas? ¿Acaso no hemos visto a encopetados miembros de nuestro empresariado nacional oponerse al puerto de Ancón porque les malogra su playa? ¿Es que la empresa Comunicore fue una inversión deseable para el país? ¿No fue el ultraliberal Peru21 quien sacó la denuncia? ¿Apoyamos la impunidad de los inversionistas de la discoteca Utopía donde murieron dieciséis jóvenes inocentes? ¿Entre los que demandan justicia contra ellos no destaca un ex - ministro fujimorista? ¿Defendemos a la fábrica de Luchetti que malograba los pantanos de Villa porque don Andrómedo Luksic arregló con Vladimiro Montesinos? ¿No fue Alberto Andrade, él mismo empresario, quien la cerró valientemente?
¿Es que el medio ambiente, la salud pública, la seguridad y la corrupción importan en Lima pero no en Conga? ¿Son éstas preocupaciones válidas si se trata de familias miraflorinas pero no si son campesinos de Espinar?
Nadie quiere un estatismo ruso-soviético
El muro de Berlín cayó. Pensar una economía sin mercado e inversión privada, sin sistemas financieros y accionistas, está fuera de lugar. Está claro que la iniciativa individual es importante para el desarrollo, y que mucha gente quiere tener el control y recibir los beneficios de su esfuerzo, capacidad e inventiva individual. Por eso, una izquierda moderna tiene que facilitar, promover y apoyar la inversión privada.
La cuestión es que necesitamos inversiones a favor del desarrollo humano y resguardando el ambiente, y no en contra de la calidad de vida. Por eso en Espinar buscamos el diálogo con el gobierno y la empresa minera Xstrata, con el objetivo de que la nueva mina Antapaccay opere pero evitando nuevos daños al ambiente y logrando aportes a favor del progreso económico y social de la provincia.
Necesitamos diversificar nuestra economía, entrar a nuevos negocios y nuevos mercados, aprovechar sosteniblemente nuestra biodiversidad, sacar adelante la agricultura y el turismo, desarrollar la industria, dotarnos de nuevas fuentes de energía renovables. Una política económica alternativa desde las izquierdas debe abrir el camino a estas nuevas actividades económicas; y ser, por ello, promotora de la buena inversión. Para eso, el estado debe promover el acceso a mercados, financiar la innovación y el desarrollo tecnológico, facilitar el crédito, apoyar la capacitación de profesionales y técnicos, organizar las cadenas productivas y mantener un tipo de cambio competitivo.
Necesitamos generar más empleo y mejorar la productividad y las condiciones de trabajo en las pymes y entre los pequeños agricultores y los pescadores artesanales. Eso requiere apoyar más su inversión, privada, cooperativa y comunitaria, con tecnología, organización empresarial y asociatividad. Se puede tener inversión y al mismo tiempo tener derechos laborales, sindicatos fuertes y seguridad social que se respete. El dinero no es un fin en sí mismo, como insistió hace años el Premio Nobel de Economía Amartya Sen. El objetivo es la Calidad de Vida y el Buen vivir, y para eso, queremos buenas inversiones.
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