jueves, 20 de noviembre de 2014

Construcciones ecológicas y eficientes

Por Richar Centeno Torres 
Casas económicas y ecológicas que aprovechan la energía solar para proveerse de electricidad, edificios verdes altamente eficientes y amigables con el medio ambiente, y ambientes que preservan el calor interior y mantienen la armonía con su entorno, son los principales ejemplos de construcciones que se presentan como la tendencia irreversible para este siglo.
Se trata, sin duda, de los hogares y centros de trabajo y estudio del futuro inmediato, porque de hecho ya están presentes en varias ciudades, en especial en los países desarrollados, donde las legislaciones están impulsando este tipo de construcciones diseñadas con elementos que permiten una baja contaminación, y a la vez, un consumo mínimo de servicios básicos como el agua potable y la energía eléctrica.
En nuestro país se han dado notables avances, sobre todo en la construcción de edificios verdes, en el marco del boom inmobiliario. Ya existen unos 10 edificios con esta categoría y se proyecta que para 2015 serán unos 20.
Si bien la inversión adicional en la construcción de estos edificios –sobre todo de oficinas premium y recientemente algunos de viviendas– es de aproximadamente entre 5% y 10%, el retorno de inversión es más significativo porque en estas construcciones se puede disminuir hasta en 50% el consumo de agua y en 10% el consumo de energía eléctrica.
En el caso de las casas ecológicas, los mejores ejemplos los encontramos por lo general en provincias, donde se aprovecha al máximo la energía solar y se usan en forma responsable y adecuada los materiales con los que se construye, de tal manera que no afecte el entorno ni el medioambiente.
En la capital existen otros esfuerzos en este mismo objetivo ecológico. Se trata de proyectos para impulsar la construcción de techos verdes, con lo que se busca, entre otras cosas, contrarrestar la contaminación del aire. Hay municipios –por ejemplo– que ofrecen descuentos en los pagos de arbitrios a los vecinos que instalen áreas verdes en sus azoteas, muchos de ellos convertidos en depósitos de objetos en desuso.
Otros casos son los proyectos inmobiliarios –de viviendas y oficinas– que aprovechan los techos de los edificios que construyen para implementar en ellos jardines y zonas de esparcimiento, buscando reemplazar las construcciones grises por espacios verdes y ecoeficientes.
Y podemos mencionar más esfuerzos y ejemplos en este objetivo, que de seguro seguirán en aumento, no por una simple moda, sino por una actitud de responsabilidad con nuestro hábitat.

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