El país puede jactarse de tener buenos escritores, cocineros y artistas, entre otros personajes destacados de diversas disciplinas, pero en lo que respecta al campo de la ciencia es evidente que hay un déficit importante.
Según el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), el Perú solo cuenta con unos 2,000 investigadores, siendo lo ideal contar con unos 20,000. Es decir, tenemos un déficit muy grande de científicos y personal altamente calificado para colaborar con el desarrollo nacional.
Para revertir esta situación, se realizan acciones dirigidas a buscar y promover el talento en ciencia, tecnología e innovación a todo nivel, incluso desde la escuela, y en el ámbito nacional e internacional. Esa es la única manera de salir del fondo de la investigación científica.
Un ejemplo de ello es el reconocimiento y apoyo financiero por más de 89 millones de nuevos soles a los círculos de investigación y centros de excelencia, para que formen profesionales a nivel de maestrías y doctorados, y desarrollen soluciones innovadoras que impulsen la actividad productiva nacional. También hay iniciativas privadas y mixtas (en convenio con el Concytec) que buscan reconocer el talento nacional en investigación e innovación tecnológica.
Una de estas iniciativas tuvo lugar hace unos días y lamentablemente, como es costumbre con este tipo de noticias, no tuvo mayor cobertura en los grandes medios de comunicación, sobre todo la televisión. Se trató del Premio Nacional a la Producción Científica Concytec-Elsevier 2014, que por primera vez se entrega en el país, aunque se viene otorgando en la región y el mundo desde hace 10 años.
Gracias a este premio, se reconoció el trabajo silencioso pero muy importante de seis científicos peruanos de distintas disciplinas, que tuvieron el mayor número de trabajos publicados entre 2009 y 2013 en Scopus, una base de datos bibliográfica de más de 20,000 investigaciones.
Ante el déficit de investigadores en el país, otra opción es atraer el talento internacional a nuestro país para generar una transferencia tecnológica efectiva y aprovechar los conocimientos alcanzados en otras latitudes.
Para ello se requiere, en primer lugar, de un presupuesto adecuado y normas que faciliten su traslado y permanencia en el país, sin trabas burocráticas en migraciones, aduanas, contrataciones y otras dependencias públicas.
Varios países de la región han aplicado con éxito este tipo de acciones y se ha demostrado que son redituables a nivel no solo educativo y científico, sino económico y social.
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