jueves, 4 de diciembre de 2014

Primera dimensión de la Cultura

Por Guillermo Rebaza Jara
 
“Las ciudades y los espacios locales son un marco privilegiado de la elaboración cultural en constante evolución (…), donde la perspectiva del encuentro de todo aquello que es diferente y distinto (procedencias, visiones, edades, géneros, etnias y clases sociales) hace posible el desarrollo humano integral.” Ciudades y gobiernos locales unidos-Comisión de Cultura. Agenda 21 de la Cultura. Ajuntament de Barcelona, Institut de Cultura.
 “El ballet está de luto… MATARON al Ballet Municipal”. Esto estaba escrito en una de las pancartas que un indignado padre de familia agitaba frente al palacio municipal de Trujillo, hace unos días, tras la insólita decisión de la alcaldesa de dar la estocada final al ballet municipal de Trujillo. Lejos de cargar tintas contra la señora Montenegro, esta medida es en realidad el corolario de ocho años de farragosa gestión municipal, donde la deficiente administración de los recursos y un estado de orfandad cultural –en las altas esferas del poder municipal– confabularon contra uno de los ámbitos que mejor ha identificado a esta ciudad, al menos en el imaginario nacional.
Fundado hace veinticinco años y con un enorme prestigio a su favor, este ballet sobrevive pese a contar con un presupuesto que es casi una dádiva: S/ 1200 nuevos soles para cada una de las temporadas de gala programadas en el año. Si el 2014 se programaron tres, hablamos de S/ 3.600 nuevos soles anuales; a lo que habría que sumar unos S/ 17.000 mensuales, o poco más (suma que ha ido menguando con los despidos), en remuneraciones de la directora, bailarines, coreógrafo, secretaria y técnico de sonido.
Si este “presupuesto” lo comparamos con lo que invierte la Municipalidad Metropolitana de Lima en su ballet, ardemos de envidia. Para la temporada “El lago de los cisnes”, el ballet municipal de Lima ha invertido S/ 88.450 nuevos soles, unas 74 veces más de lo que la municipalidad trujillana desembolsó para la última temporada del ballet municipal de Trujillo. Cierto es que el presupuesto que maneja la MML es varias veces superior al de cualquier otra municipalidad, pero que el gobierno de la segunda (o tercera) ciudad en importancia del país manifieste tamaño desprecio por la cultura es, por lo menos, vergonzoso. 
En tales condiciones, solo el esfuerzo de sus integrantes y el apoyo de particulares han hecho posible que, hasta octubre de este año, sin más dinero que el mencionado, la compañía municipal de ballet de Trujillo haya cumplido con veintisiete presentaciones públicas. ¡Veintisiete! (1)
Cerca del ochenta por ciento de su actividad anual ya venía desarrollándose gracias a una dinámica colectiva ajena a la municipalidad. No era de sorprenderse entonces el desplome que ha sufrido este importante elenco, hoy símbolo del fracaso de la era Acuña en política cultural municipal.
No obstante, también hay que decirlo, el ballet municipal de Trujillo requiere un urgente proceso de reorganización. Está claro que, lejos de desaparecerlo, hay que fortalecer su presencia en el quehacer artístico de la ciudad.

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