lunes, 1 de diciembre de 2014

Día Mundial del Sida: cerremos la brecha

Por Cesar A. Núñez 
Director regional de Onusida para América Latina

El Día Mundial del Sida constituye una oportunidad para movilizar a la comunidad en general y promover un cambio social, con el fin de dar prioridad a las personas más afectadas por el VIH y cerrar la brecha en materia de acceso a servicios de prevención, atención y tratamiento.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/sida (Onusida) ha manifestado recientemente que adoptar un enfoque basado en metas de respuesta rápida –las llamadas 90-90-90–, que promuevan acciones estratégicas en los próximos cinco años, permitirá al mundo ser testigo del fin de la epidemia del sida como amenaza a la salud pública para 2030. Alcanzar estas metas para 2020 implica que el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico; que el 90% de las personas que tengan conocimiento de su estado seropositivo accedan al tratamiento; y que el 90% de quienes tengan acceso al tratamiento logren una represión viral efectiva.
En América Latina, aproximadamente el 45% de los 1.6 millones de personas estimadas que viven con el VIH tienen acceso a la terapia antirretroviral, aunque existe variación entre y dentro de los países. Este año, 26 países de América Latina y el Caribe establecieron nuevas metas regionales para 2020 sobre diagnóstico temprano, tratamiento y detección de carga viral, con el fin de impulsar la reducción de nuevas infecciones, mejorar la calidad de vida de las personas que viven con el VIH y reducir la mortalidad por sida y otras enfermedades asociadas.
Entre los retos pendientes que la epidemia nos plantea en esta región destacamos: mejorar la adherencia al tratamiento, fortalecer los sistemas de suministro de medicamentos, reducir el número de protocolos de tratamiento existentes, simplificar la administración de la terapia y fortalecer los laboratorios clínicos.
Tenemos un breve plazo de cinco años para llegar a las personas que están siendo dejadas de lado y que presentan mayor riesgo de adquirir el VIH, como son los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, las personas trans, las y los trabajadores sexuales, las personas que usan drogas y los jóvenes. Las poblaciones clave y las personas que viven con VIH enfrentan importantes obstáculos que limitan su acceso a los servicios de salud, tales como el estigma y discriminación, la violencia y la inequidad de género.
Es urgente e imperativo reforzar las intervenciones de prevención, sobre todo para poblaciones clave y para jóvenes, las cuales requieren de mayor inversión de parte de los gobiernos e involucramiento de la comunidad.
Los países de América Latina tienen la oportunidad de poner fin a la epidemia de sida para 2030 si se intensifican sus respuestas nacionales, invirtiendo los recursos financieros estratégicamente mediante un esfuerzo conjunto y multisectorial.

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