¿Y si Vincent Van Gogh le hubiera rendido un homenaje más o menos solapado a Leonardo Da Vinci? ¿Y si en su obra Terraza de café por la noche se escondiera una alusión a La última cena?
Es una de sus obras más conocidas, y es además parte de la gran serie de más de 300 obras que Van Gogh pintó inspirado en Arlés, el pueblo de Francia en el que se instaló en 1888 y en el que lo visitó su amigo y colega Paul Gauguin.
Según lo que el investigador Jared Baxter expresó al Huffington Post, hay indicios en esa pintura que podrían vincularla con La última cena de Da Vinci, creada entre 1495 y 1497 y expuesta en Milán. Para empezar, explica Baxter, en la zona central se cuenta a doce personas y, en el medio, a una figura que se destaca. Un poco por estar parado y otro poco por la luz que Van Gogh le hace caer a través del color, y que Baxter define como un “halo”.
A la vez, se trata de una obra en la que pueden contarse varias cruces: una aparece, por ejemplo, al fondo de las mesas. Otra, hacia la derecha de la pintura, se forma en una de las ventanas.
La religión estuvo muy presente en la vida del genio holandés: su padre, Theodorus van Gogh, era pastor. Su tío era teólogo y catecista, y ayudó a Vincent en sus intentos por dedicarse a la prédica, en los que falló varias veces antes de dedicarse enteramente al arte.
Incluso en una de las tantas cartas que Van Gogh le escribió a su hermano Theo, especialmente referida a Terraza de café por la noche, decía: “Tengo una necesidad tremenda de, debo decir la palabra, religión”.
En su libro Van Gogh y Gauguin: La búsqueda del arte sagrado, la profesora Debora Silverman escribio que hacia 1888 –coincide con su instalación en Arlés– la obra del holandés viró hacia un “realismo sagrado”.
Es que, de hecho, según las observaciones de Baxter, hay otra alusión a La última cena en Interior del restorán Carrel en Arlés, un paisaje con el que Van Gogh insistió varias veces.: para Baxter, la disposición en la mesa con la aparición de una figura que se destaca y también la presencia de vino son guiños a la obra de Leonardo.
Un admirador confeso de Rembrandt, de quien apreció especialmente su simbolismo, tal vez Van Gogh puso en práctica esa idea para rendir otro gran homenaje.
Fuente: Clarín
Fuente: Clarín
0 comentarios:
Publicar un comentario