ü Si se modifica la
norma muchas empresas peruanas dejarían de exportar y se pondría en riego
puestos de trabajo formales.
El régimen laboral para la
exportación no tradicional (Decreto Ley N° 22342) genera alrededor de 80 mil
puestos de trabajo y permite a las empresas que exportan productos con valor
agregado planificar su producción de manera adecuada y real, por lo que es un
verdadero promotor del comercio exterior y la generación de empleo formal,
señaló el presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Juan Varilias
Velásquez.
Detalló que esta modalidad
responde a la necesidad de las empresas del sector de planificar la producción
en función de los pedidos del exterior, los cuales son fluctuantes en su
frecuencia y su monto a lo largo del año. “Esta inestabilidad en las ventas
hace imposible que el exportador peruano pueda mantener un número constante de
trabajadores”, refirió.
Cabe indicar que desde la crisis
económica financiera del 2008, los clientes incrementaron la frecuencia de sus
pedidos, pero disminuyeron los montos de los mismos, esto con el objetivo de
mantener un stock cero y reducir sus costos financieros.
“La importancia de los contratos
de exportación no tradicional radica en que el exportador puede contratar
trabajadores en función de los pedidos que recibe del extranjero. De este modo
emplea trabajadores por el tiempo necesario para cumplir determinado pedido”,
indicó.
Riesgo de informalizar
Según la Gerencia de Estudios
Económicos de ADEX, los sectores confecciones y
metalmecánica (principales usuarios de este régimen),
generan 90,000 puestos de trabajo formales, de los cuales el
88% son a través de los contratos de exportación no tradicional. De estos
números se concluye que los contratos laborales para la exportación no
tradicional constituyen el factor principal de formalización.
Bajo estas condiciones, si se
elimina este tipo de contratos laborales, se correría un serio riesgo de
informalizar el empleo a niveles mucho más altos que los actuales. Además, se
atentaría contra la estabilidad y el desarrollo del sector exportador peruano.
Si se deroga la norma, los
exportadores reducirían significativamente sus envíos, varios de ellos dejarían
de exportar y se dedicarían al mercado interno o se instalarían fuera del país.
“Es muy difícil que una empresa pueda asumir el riesgo de contratar
trabajadores para atender un pedido y después quedarse con una carga laboral
alta que podría obligarla a cerrar”, concluyó Varilias.
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