Por: Pedro Francke
La última versión del éxito económico nacional es el anuncio de que la clase media en el Perú ya es el 70% de la población. En letra chica, bien pero bien chiquitita, explicitan que para ser de la clase media basta un sueldo de 900 soles. Sin duda, los funcionarios internacionales del BID que vienen al Perú a propagandizar este estudio, nunca han vivido con 900 soles mensuales.
Tampoco se han dado cuenta que la pobreza multidimensional es de 40%, según el estudio de Enrique Vásquez de la Universidad del Pacífico (2011). Porque si dicen que 70% es la clase media, y hay 40% de pobres, habría un 10% de esa “clase media” que es al mismo tiempo pobre. Parece que han acuñado una nueva idea de clase media, la “clase media pobre”. ¿Lo podríamos llamar sector C+E?
No hace falta demasiados estudios para darse cuenta que una familia que se sostiene con mil soles mensuales, no se acerca pero ni a oler lo que podríamos razonablemente llamar clase media en Lima. Pero ya que el sello del BID, el Banco Interamericano de Desarrollo con sede en Washington DC, está sobre el estudio, vale la pena decir que hace apenas 6 meses, el mismo funcionario del BID indicaba que la clase media peruana era no el 70% sino el 60% de la población. Más allá de ese detalle, sin embargo, vale la pena recordar que no existe ningún parámetro concordado ni ninguna medición estandarizada internacionalmente respecto a que es ser de clase media; a diferencia de la pobreza, asunto sobre el cual hay centenas de publicaciones científicas relativas a su medición.
El BID ha pretendido resolver este problema presentando 4 mediciones distintas de la clase media, todas ellas arrojando un resultado similar. ¡Oh, que coincidencia! Disculpen, pero es obvio que los 4 datos coinciden no por casualidad, sino porque de otra manera no lo hubieran publicado.
Un concepto, “clase media”, no definido adecuadamente; que carece de un estándar de medición; y entonces, súbitamente, aparecen 4 formas de medirlo que dan datos similares. Pero cualquiera de ellas, si se le cambia un pequeño parámetro, daría resultados muy distintos. ¿De qué estamos hablando, sino de algo que carece de rigurosidad científica?
Propongamos, por ejemplo, algunas otras definiciones de clase media. Por ejemplo, aquellos que mínimamente tienen un seguro de salud, o suficiente dinero, como para enfrentar un problema de cáncer. Resultado: menos de 30% de los peruanos está en esta categoría.
Clase media, pobre concepto.
MEDIA CLASE
Estos estudios publicitados recientemente sobre la clase media en el Perú tienen muy poco sustento. Pero detrás de ellos hay un fenómeno real: el aumento de ingresos en un sector importante de la sociedad peruana, y la reducción de la pobreza monetaria. El crecimiento económico nacional en los últimos 10 años ha llevado a la creación de empleos formales y el empuje de grupos emprendedores les ha permitido mejorar sus ingresos, aunque los problemas de falta de empleo, de jóvenes sin oportunidades, de pobreza extrema persistente, siguen estando a la vista. Al mismo tiempo, sin embargo, esta movilidad social ha llevado a que el propio concepto de clase media se haya transformado en la mente de los limeños.
Pero hay una pregunta más de fondo: ¿más dinero es suficiente para tener calidad de vida, como proponen estos estudios? Han habido otros cambios y no todos para mejor. Mientras las familias pueden conseguir más ingresos, la crisis de la educación pública, desde la primaria hasta la universidad, lleva a que buena parte de ese sueldo difícilmente ganado deba ir a pagar una pensión de estudios. Para muchas otras familias, un problema de salud, ojalá no de los más graves, tiene que ser enfrentando metiéndose la mano al bolsillo y sacando 1, 2 o una docena de billetes con la cara de Jorge Basadre (los de a 100) para pagar una tomografía, unos remedios caros que deben tomarse todos los días o una operación. ¿Hospital público o seguridad social? Antes eran opciones, hoy es imposible entrar y su calidad es deficiente. Por otro lado, al dinero ganado con dificultad hay que destinar ahora más al transporte, ya sea porque las distancias son mayores, porque el uso del carro que nos califica como clase media demora más y usa más combustible, o porque los taxis indispensables para llegar a tiempo al compromiso de trabajo siguen subiendo de precio. Para algunos más dinero sí, pero más y mejor consumo, no siempre.
¿Más presupuesto familiar a qué costo? Profesionales que por mantenerse en la clase media, no saben lo que es divertirse con los amigos. Empleados que suman y suman horas extras, deseosos de trabajar más y más para poder pagar la tarjeta de crédito. Trabajadores a quienes enyucan unos créditos de consumo que luego se ven obligados a pagar buscándose un cachuelo los domingos que lo deberán pasar alejados de sus hijos.
Más allá de la canasta de consumo, está la calidad de vida. ¿Paseo tranquilo con la pareja? Aguante la respiración que está pasando el micro y vaya solo por calles bien iluminadas, no se arriesgue muy de noche. ¿Unas horas gozando un área verde? Si tiene mucha suerte habrá un parque cerca a su casa, si no, olvídese. ¿Jóvenes con futuro? Con la nueva ley evangélico-fujimorista sus hijas no podrán tener educación sexual ni acceso a anticonceptivos ¿Un poco de ejercicio? Tiene que enfrentarse al tránsito; si quieres andar de bicicleta cualquier rato de aplastan, mejor hazlo encerrado en tu casa. ¿Un buen libro? Ya no se estila.
¿Tiempo libre? Difícil, hay que trabajar muchas horas en una jornada que se extiende y extiende, al mismo tiempo que el tránsito hace las distancias cada vez más largas; así que si puede, vaya leyendo en el micro. O vaya despachando por celular, que en este mundo de cuentapropistas ha devenido en el instrumento de trabajo más utilizado. Más que clase media, hoy es solo media clase.
FUERA DE LA MEDIA
Miles de campesinos organizados en sus rondas suben a la laguna El Perol a defender sus aguas. ¿Clase media que alcanza al 70% de los peruanos? Les debe parecer un chiste.
Obreros que quieren armar un sindicato y no se lo permiten; mientras las trasnacionales de la ropa reclaman que se devuelva este derecho básico, el gobierno de los empresarios se tapa los oídos. ¿70% de clase media? Como para que Ollanta y Nadine sigan cerrando los ojos.
Pescadores artesanales que capturan menos porque las grandes bolicheras se llevan todo para convertirlo en harina y exportarlo, mientras el muelle artesanal sigue cayéndose a pedazos y no hay ninguna infraestructura de frio para aprovechar nuestra riqueza marina. ¿70% de clase media? Sin poder comerse un cebiche.
Cafetaleros que pasaron buenos años, pero ahora están atenazados entre la plaga de la roya y los bajos precios. ¿70% de clase media? Siguen sin salud ni seguridad social.
Niños explotados por la minería informal en Madre de Dios, trata sexual y abusos que crecen en lugares sin ley. ¿70% de clase media? El congresista “comeoro” y sus amigos.
MEDIOCRE
Propagandizar que hoy el 70% de los peruanos es de clase media es uno de los inventos más mediocres del BID, una de las instituciones propulsadoras del Consenso de Washington desde su origen hace 20 años. Promueve una medición exclusivamente económica cuando ya los conceptos de calidad de vida en el mundo, desde las ideas de necesidades básicas, Amartya Sen y los Objetivos del Milenio, mostraron lo absolutamente estrecho y limitado de esa mirada. Establecen unos límites para definir a la clase media, a partir de 900 soles, que no aceptaría ningún limeño preguntado al azar en la calle. Dejan de lado todos los problemas de nuestras ciudades apiñadas de gente. Se olvidan de la educación, la salud y el ambiente. No han visto a las asustadas gentes después de un asalto o un secuestro.
Pobre clase media. Ya no solo sufre en una ciudad que es una selva de cemento. Ahora ya le expropiaron hasta el nombre.
0 comentarios:
Publicar un comentario